Opinión | Para empezar

El impacto de los cruceros en Ibiza

En unas vacaciones apresuradas hace diez años, en las que decidí el destino a última hora, me embarqué en un crucero por el Mediterráneo. Las visitas a las ciudades eran tan cortas que apenas daba tiempo a nada. Te quedabas siempre con ganas de más. Recuerdo llegar a Túnez por la mañana y a la hora de comer el barco partía hacia otro puerto. Así que el único gasto que hice en Túnez fue la propia excursión que organizaba el crucero. Me gasté cero euros en el país. En otros destinos sí que pude comer o incluso comprar algún imán de nevera. Poco más. El Ayuntamiento de Ibiza ha propuesto ahora con buen criterio limitar la llegada de estos grandes buques a la isla, en la que han llegado a coincidir hasta tres cruceros a la vez en Botafoc. Independientemente del mayor o menor impacto económico que puedan generar los cruceristas, algo que ahora estudiará el Consistorio, la Pimeef y la Cámara de Comercio, los cruceros pueden tener una huella de carbono superior a 12.000 automóviles, según un estudio realizado por investigadores de las universidades de Exeter (Reino Unido) y de Girona. No se puede predicar con un turismo sostenible sin limitar en la mayor medida de los posible la llegada de cruceros. El Mediterráneo lo agradecerá.

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