Diario de Ibiza

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César Navarro

Para empezar

César Navarro

Las cosas del comer

La situación que se encuentran los cruceristas o los usuarios del transporte regular en barco con cualquier punto de la Península o con Mallorca cuando llegan a es Botafoc no es que sea indignante, infumable, patética y tercermundista, es que no tiene cabida a estas alturas del partido. Una isla que vive del turismo y que debe decidir ya cómo inicia la desescalada, esto es, qué rumbo poner para evitar así el colapso general, no se puede permitir un puerto como es Botafoc. Ni un árbol, nada de sombra, ni un taxi o un maldito autobús público. Y una estación marítima de pin y pon. Una carpa cochambrosa para dar la bienvenida por mar al turista. Qué lejos queda la época en la que los visitantes se enamoraban de Vila en ese corto trayecto desde es Daus hasta los muelles de la Marina. Ahora te entran ganas de dar la vuelta o de tirarte al mar. El problema es que si vienes en avión tienes el mismo impacto: una visión horrorosa, triste y patética. Una sucesión de naves industriales que deben provocar más de un ataque de ansiedad a quien ha invertido cuatro sueldos para veranear en Ibiza. Desde la Autoridad Portuaria responden que están punto de inaugurar la nueva estación marítima. Como la hayan construido con el mismo celo que el dique, que se cae a trozos, la llevamos clara.

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