Diario de Ibiza

Diario de Ibiza

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Alicia Reina Escandell

«Houston, tenemos un problema»

«Hay que tomar medidas drásticas que requieren de una estrategia público-privada consensuada que haga coincidir los perfiles y la formación de los desempleados con los perfiles demandados por las empresas»

Esta popular, pero errónea cita de una frase atribuida al astronauta estadounidense de la Nasa, Jack Swigert, durante el accidentado viaje del Apolo 13, después de observar una luz de advertencia junto a un estallido, el 13 de abril de 1970, es más que reveladora y útil para –describir la situación actual en la que se encuentra inmerso el sector turístico. Si bien la frase correcta, que también nos sirve, fue la siguiente: “Bien, Houston, hemos tenido un problema aquí”. Hemos de decir, que sea cual sea la cita original correcta, lo queen estos momentos es innegable es que el problema lo tenemos delante de nuestras narices. Y me refiero al tema de actualidad que, últimamente, está presente en todas las conversaciones y corrillos: la escasez de personal en las islas y en España en general.

Mientras, leo, entre otras noticias similares, titulares como estos: “Se buscan más de 1.000 camareros y cocineros para la campaña de verano es España”, “Trabajo replica a los hosteleros que la falta de camareros se soluciona pagando más”. Titulares que se contraponen con estos otros: “El paro sigue siendo, con diferencia, el gran problema de Córdoba…”, “Escasez de trabajadores junto a millones de parados: las paradoja que revela la curva de Beveridge”. Tras la lectura de estos titulares, la pregunta del millón de dólares, que nos viene a todos a la cabeza es muy sencilla: ¿cómo puede haber escasez de trabajadores si en España hay más de tres millones de parados?

Para responder a esta cuestión, puede resultar útil conocer lo que es la curva de Beveridge. La curva de Beveridge señala el desajuste entre las formación de los trabajadores desempleados y los perfiles que demanda la economía, en este caso el turismo. O lo que es lo mismo, si el mercado y las empresas necesitan cocineros, pero los desempleados tienen un perfil profesional de albañiles, y no se hace nada por revertir esta situación, el parado seguirá siendo parado, y la empresa seguirá sin cubrir las vacantes que necesita cubrir. Esta curva pues, representa la relación inversa entre desempleo y vacantes. Si bien, esta teoría puede explicar, en parte, la situación que estamos viviendo a nivel nacional. El problema, en Baleares, y más concretamente, en Ibiza y Formentera, tiene además otras posibles causas o factores desencadenantes. Por un lado, cabe apuntar entre éstas, que buena parte de los trabajadores de la industria turística, durante la pandemia, han emigrado a otros sectores más atractivos. También puede deberse a la mala imagen de la industria turística que algunos organismos públicos se han empeñado en proyectar. O bien, por un cambio de valores en la sociedad, donde la cultura del esfuerzo ha quedado relegada a un segundo plano. Todo apunta, también, a que el elevado precio de la vivienda destinada a alojar a los temporeros del sector ha tenido también su especial protagonismo en esta cuestión.

En fin, debemos analizar concienzudamente las causas, si deseamos dar con las soluciones idóneas y certeras que acaben con esta lacra que amenaza la supervivencia del sector. La solución no es simple, hay que tomar medidas drásticas que requieren de una estrategia público-privada consensuada que haga coincidir los perfiles y la formación de los desempleados con los perfiles demandados por las empresas. Si hay vacantes por cubrir, no debería de haber desempleados. Ello unido a una campaña de revalorización del turismo sostenible y sus bondades, además del impulso de programas de atracción del talento mediante la captación de profesionales en origen, pueden ser de enorme utilidad. Asimismo, también debería promoverse la creación y la promoción de un programa de construcción de viviendas sociales para alquiler de temporeros, mediante una fórmula mixta público-privada, con el aprovechamiento de edificios públicos infrautilizados.

Analizadas escuetamente las presuntas causas y las posibles soluciones, hemos de observar más allá de los hechos aparentes. Porque el verdadero problema, no es tan simple. El verdadero problema es mucho más profundo y atañe a toda la sociedad. El verdadero problema consiste en una crisis de valores sin precedentes, donde la cultura del esfuerzo ha quedado relegada y reducida a la más mínima expresión. Donde no existe ambición por formarse y profesionalizarse. Donde no hay vocación ni pasión por lo que uno hace. Donde las nuevas generaciones buscan como referentes modelos de conducta que encuentran en las redes sociales donde prima el hedonismo, la superficialidad y la falta de criterio propio. ¿Será la nuestra, una causa perdida?

«Cada vez que nace un valor, la existencia adquiere un nuevo significado; cada vez que uno muere, una parte de ese significado se desvanece»

(Joseph Wood Krutch)

Compartir el artículo

stats