Opinión

Un castigo excesivo para Ibiza

El Govern balear ha decidido ignorar la petición unánime del presidente del Consell y de todos los alcaldes de Ibiza para que las terrazas de bares y restaurantes puedan abrir de forma ininterrumpida hasta las 22.30 horas todos los días. Las medidas que se aplicarán finalmente, que impiden aún prestar servicio en el interior de los establecimientos y obligan a interrumpir la actividad en las terrazas entre las 17 y las 20 horas, también topan con el rechazo frontal del sector de la restauración, pues dificultan notablemente el funcionamiento y la organización de sus negocios, así como recuperar a trabajadores que están en ERTE (expediente de regulación temporal de empleo). Las terrazas deben cerrar a las cinco de la tarde, y tras el paso de la isla a nivel 2 desde ayer, pueden abrir otra vez en la franja de las 20 hasta las 22.30 horas, pero sólo de lunes a jueves.

Esta intransigencia del Govern no puede justificarse por la situación epidemiológica de la isla, cuya incidencia a 14 días se mantiene por debajo de los 50 casos por cada cien mil habitantes (es decir, en nivel de riesgo bajo) desde el 14 de marzo, y desde ese día este mismo indicador está por debajo de la media de Balears. Por contra, en Menorca y en Formentera (ahora en nivel 1) hace semanas que las restricciones son más leves y es posible utilizar el interior de los establecimientos con un límite de aforo.

Los buenos datos de contención de la pandemia en Ibiza deberían permitir una relajación de las medidas de prevención sanitaria para dar un respiro al sector, del que dependen miles de trabajadores. Tampoco se entiende en Ibiza que el Govern no aplique el semáforo covid para la desescalada, que fijaba unas restricciones en función del nivel en el que se encontrara la isla según los indicadores sanitarios. Este semáforo se usó para establecer duras medidas para frenar el avance de los contagios en un momento crítico, pero en cambio ha sido ignorado para la desescalada. De hecho, la consellera balear de Salud, Patricia Gómez, insiste en que el interior de la restauración es de «alto riesgo», por lo que el sistema de niveles «no sirve» para eliminar restricciones. La propia presidenta, Francina Armengol, declaró en el Parlament balear esta semana que el Govern ya ha descartado el uso de este sistema.

Ahora, la sensación en Ibiza en vista de la evolución de la pandemia es de que el Govern toma decisiones con mucha discrecionalidad y sin una argumentación consistente que avale la diferencia de trato entre las islas. Cuando Mallorca alcanzó el nivel 2 (el que ahora tiene Ibiza) pudo abrir el interior de bares y restaurantes con un 30% de aforo, aunque es verdad que días después se volvieron a cerrar a la vista del incremento de contagios que se estaba registrando. También Formentera, en fase 2, pudo abrir interiores (desde el 15 de marzo) y el horario de cierre de las terrazas era las seis de la tarde. Está claro que el mayor riesgo de contagio se da en interiores, por lo que es comprensible que Salud sea reacia a permitir su reapertura, pero este criterio en todo caso se debería aplicar por igual en todas las islas, no en unas sí y en otras no.

Por lo que respecta a las terrazas, el Govern no ha explicado por qué en Ibiza obliga a cerrarlas a las cinco de la tarde y les permite reabrir de ocho de la tarde a diez y media de la noche. Salud quiere evitar así la práctica del ‘tardeo’ (encuentros para salir de bares por las tardes), que en la isla no está implantado, al contrario que en Mallorca, donde además la incidencia es muy superior a la de Ibiza, tanto a siete días (24,9 frente a 18,9) como a 14 (56,6 frente a 41,2). Por tanto, parece evidente que la medida de obligar a interrumpir la actividad de bares y restaurantes en las terrazas desde las cinco hasta las ocho de la tarde se ha tomado teniendo en cuenta unos hábitos sociales y recreativos propios de Mallorca, que en modo alguno justifican que se trate del mismo modo a Ibiza, penalizada así sin motivo.

Nadie discute la necesidad de mantener las restricciones indispensables para evitar que los contagios vuelvan a dispararse y que podamos poner en riesgo la temporada turística, indispensable para reactivar la economía y garantizar miles de empleos, pero después de meses de sacrificios para minimizar la incidencia del coronavirus y una vez que los resultados acompañan y el riesgo ya es bajo, es imprescindible también avanzar en la desescalada y reactivar los negocios de forma segura, al ritmo que permitan los datos epidemiológicos y con unos criterios similares en todas las islas, sin crear agravios como los que injustamente está provocando el Govern con sus últimas decisiones.

DIARIO DE IBIZA