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Tómatelo en serie

Finales polémicos (2): 'Los Soprano', el corte a negro más discutido

David Chase, creador de la serie, evitó caer en cualquier clase de complacencia y quiso que el espectador aprendiera a convivir con la incertidumbre

James Gandolfini (Tony) en la escena final de ’Los Soprano’. / HBO

Algunas series nacen rompiendo moldes y después, más pronto que tarde, se amoldan a las expectativas generadas en torno a sí mismas o incluso pierden su antigua forma. Después está algo (tan raro) como 'Los Soprano'. No fue la serie que inventó la buena televisión, pero su compleja narrativa serializada o su inusual protagonista abrieron nuevos caminos al medio. E incluso a la hora de decir adiós, David Chase, su creador, evitó caer en cualquier clase de complacencia y quiso que el espectador aprendiera a convivir con la incertidumbre. Para siempre. O un largo tiempo al menos

Cuando hablamos del episodio 'Hecho en América' (10 de junio de 2007), escrito y dirigido por Chase, solemos pasar de sus cincuenta y dos primeros minutos para centrarnos en los últimos cuatro y medio. La familia Soprano ha quedado en un diner, el Holsten's, para ser precisos. El complicado patriarca Tony (James Gandolfini) es el primero en llegar. Ojea el pequeño jukebox de su mesa y elige el tema 'Don't stop believin'', de Journey, que empieza a sonar justo cuando su esposa Carmela (Edie Falco) entra por la puerta. La hija de ambos, Meadow (Jamie-Lynn Sigler), está teniendo problemas para aparcar. Entra el hijo, A. J. (Robert Iler), justo detrás de un tipo intrigante que poco después, desde la barra, echará un aparente vistazo a la familia. Este último personaje acaba metiéndose en el baño mientras otros dos hombres entran por la puerta del local. Todos y todo parecen una amenaza. Parece que por fin Meadow va a entrar. Se oye el 'ding-a-ling' de la puerta y Tony levanta la mirada. Corte a negro. 

Siete largos segundos en negro, en silencio, antes de unos créditos también en silencio. (El negro sobre negro debió durar hasta la aparición final del logo de HBO, pero el Sindicato de Directores denegó a Chase una exención de la regla que impide justamente eso). El desconcierto se apodera de los espectadores y miles de ellos deciden llamar a sus proveedores de cable para preguntar qué ha pasado con HBO.

Visiones divergentes 

Las conversaciones fueron encendidas no solo en los días, sino también los años posteriores. ¿Había insultado Chase a su público o, más bien al contrario, había confiado en su capacidad para leer ciertas señales y no necesitar nada explícito? ¿Había señales que leer o en realidad esto era un final abierto? Preguntado de modo más claro: ¿se cargaron a Tony o no? 

Desde el bando de quienes creían que sí, las señales realmente existían. Se solía citar una escena del episodio 'Películas caseras de Los Soprano' en la que Tony y su cuñado Robert (Steve R. Schirripa) hablaban de lo expuesto que estás cuando eres gánster. "Es probable que ni lo oigas cuando pasa, ¿no?", comentaba Bobby Bacala. Conversación recordada, para más inri, en los últimos momentos de 'Cometa azul', episodio justamente anterior a 'Hecho en América'. 

Para quienes confiaban en la supervivencia (por ahora) de Tony Soprano, ese final indicaba simplemente que Tony iba a seguir alerta toda su vida. ¿Y los siete segundos en negro? Puntos suspensivos para rellenar al gusto; no obligadamente con sabores de muerte. 

Las versiones de Chase 

En la entrevista que concedió a 'The Star-Ledger' poco después de emitirse el desenlace, Chase dijo no tener interés en "explicar, defender, reinterpretar, o añadir a lo que está ahí". Y en esa posición se mantuvo a lo largo de los años. La sorpresa llegó a principios de 2019, cuando, entrevistado por Alan Sepinwall y Matt Zoller Seitz para el libro 'The Sopranos Sessions', se refirió al final como "escena de muerte", algo que después corrigió asegurando que no se refería a la escena del Holsten's, sino a otra dejada por el camino. 

Pero en noviembre de 2021 tuvo otro aparente desliz, esta vez en mitad de una conversación con 'The Hollywood Reporter'. Según explicó a Scott Feinberg, durante un tiempo había dado vueltas a una escena en la que Tony conduciría de Nueva Jersey a Nueva York (es decir, al revés que en los icónicos créditos iniciales) y llegaría a una reunión en la que sería ejecutado, pero acabó cambiando de idea tras pasar por delante de un pequeño restaurante en Ocean Park Boulevard. "Y por alguna razón pensé: 'Tony debería morir en un sitio como este'. ¿Por qué? No lo sé".

El enigma parece resuelto, pero también se podría decir que la visión del autor sobre su propia obra no es la única ni necesariamente la más importante. Es decir: si quieres creer que Tony, en algún lugar, sigue vivo y temeroso, estás en tu derecho. Puedes rellenar esos puntos suspensivos a tu gusto. Eso sí, como metáfora de muerte súbita son sobrecogedores

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