Costas

Sant Josep prepara alegaciones al chiringuito proyectado en sa Caleta

Una geóloga alerta del riesgo de habilitar cualquier instalación de acceso público junto a un acantilado en el que ya se ha señalizado el riesgo de desprendimiento

Imagen aérea que figura en el proyecto con el punto en el que está proyectado el quiosco de playa señalizado. |

Imagen aérea que figura en el proyecto con el punto en el que está proyectado el quiosco de playa señalizado. |

Isaac Vaquer

Isaac Vaquer

El departamento de Litoral del Ayuntamiento de Sant Josep estudia la solicitud de autorización para instalar un quiosco-bar en la playa de es Bol Nou (sa Caleta) para presentar un expediente con las alegaciones que los técnicos consideren pertinentes. Este expediente deberá pasar por la Junta de Gobierno antes de que se remita a la dirección general de Costas y Litoral.

Restos de desprendimientos sobre la plataforma de piedra en la que se quiere instalar el chiringuito.  | J.A.RIERA

Restos de desprendimientos sobre la plataforma de piedra en la que se quiere instalar el chiringuito. | J.A.RIERA / isaac vaquer

Desde el Consistorio no dieron detalles del sentido del informe que se remitirá, dado que todavía está en elaboración, pero en los últimos meses se trabaja mucho en la seguridad y restricción de acceso a puntos geológicamente delicados de la costa josepina a raíz del derrumbe que se produjo en Porroig el pasado mes de enero.

La composición de los acantilados que rodean es Bol Nou es similar a la de Porroig, muy proclive a desprendimientos por la erosión marina o la caída de lluvias.

Tras el episodio de enero, que destruyó siete casetas varadero, el Ayuntamiento instó a la Demarcación de Costas y a sus técnicos a que estudiasen la restricción del acceso a determinados puntos de algunas de las calas del municipio, como cala d’Hort y es Bol Nou, donde este año se retiró un voladizo del propio acantilado por su peligrosidad.

La instalación que se proyecta ahora se sitúa en un punto de la playa en el que ya hubo un derrumbe hace pocos años.

«No recomendaría en absoluto la instalación de ninguna estructura de uso público bajo un acantilado. Menos cuando ya existen carteles que avisan de que aquello es inestable», señala la geóloga Sunna Farriol, integrante de la Sociedad Geológica de España.

Farriol explica que esa parte del litoral está compuesta por depósitos aluviales trasladados a través del torrente que desemboca en esa zona. «Son gravas con matriz arenosa y a veces más arcillosa, pero esa matriz, al estar en contacto con la erosión marina, se va alterando y los bloques pueden caer muy fácilmente», alerta la geóloga.

Indica que en las fotos aéreas se aprecia la modificación tanto de la cabecera de los taludes como de la propia orilla de la playa, en la que se ven los bloques que van cayendo y que a veces incluso no se detectan porque su caída se produce en invierno. «No se puede determinar la frecuencia a la que cae [el acantilado], pero si hay carteles es por algo y deslizamientos va a haber, sobre todo después de periodos lluviosos», alerta la geóloga, como ya ocurrió tras una gota fría en septiembre de 2019, todavía en temporada turística.

Zona ambientalmente delicada

El proyecto incluye un estudio bionómico y ambiental cuya consideración de impactos cuestionaron frontalmente desde la asociación ecologista GEN-GOB.

En primer lugar, señalaron que se trata de una infraestructura a instalar dentro del Parque Natural de ses Salines que no supone ninguna mejora ambiental para este espacio protegido.

El propio informe reconoce el fuerte impacto antrópico de la costa pero despacha el interés de conservación alegando la importancia como «recurso económico importantísimo» de la franja costera. «El litoral es un sistema muy frágil y en el que hay que reducir al máximo las interacciones», rebaten desde el GEN, «no sería aconsejable autorizar nuevas presiones».

El estudio señala que la instalación del quiosco tendría un impacto positivo «respecto a la protección de la zona colindante a la actividad, al interponerse entre la zona de la playa y la zona previamente delimitada como duna», lo que a su juicio revertiría en una mejora de la situación de la fauna y la vegetación.

«Lo que dice este apartado no se entiende de ninguna manera. No hay ninguna posibilidad de mejora para la flora y la fauna por hacer un chiringuito», reprochan desde el GEN-GOB.

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