Proyectan un chiringuito bajo un acantilado que se derrumbó en 2019 en Ibiza

La Dirección General de Costas y Litoral ha sacado a información pública una solicitud de autorización para instalar un kiosco-bar en la playa de es Bol Nou. La instalación está prevista en el extremo del tramo de arena que se encuentra más cerca de sa Caleta, ya en el terreno rocoso. En 2019 hubo un importante desprendimiento sobre este punto de la costa, debido a una gota fría en el mes de septiembre, que obligó a cerrar la playa durante varios días. La autorización se pide por cuatro años desde este mismo verano.

La promotora del proyecto solicita instalar una estructura desmontable para poder explotar un chiringuito con terraza que contará con cuatro mesas y 16 sillas, además del espacio de barra. El quiosco, que ocupa una superficie de 20 metros cuadrados, se instalaría sobre la plataforma de piedra natural «sin que pueda haber más obra de fábrica que la necesaria para la fijación en la arena, sin cimentación», especifica el proyecto.

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La instalación «reunirá las condiciones de decoro y limpieza debidas a fin de conseguir un aspecto exterior agradable y estético», apunta. El proyecto básico que se encuentra en exposición pública no muestra el aspecto exterior que podría tener el kiosco, pero en la descripción de la instalación que será de materiales «ligeros pero indeformables», mientras que la terraza estará construida en madera de pino silvestre.

Para contar con suministro eléctrico, la caseta de atención al público tendrá sobre el techo un equipo de placas solares fotovoltaicas con una capacidad de 3 kW con las que se alimentarán el alumbrado, interruptores y enchufes.

Ingresos e impacto

El proyecto incluye un estudio económico financiero en el que se evalúa el beneficio que obtendrá la persona que promueve el proyecto teniendo en cuenta el coste de la instalación.

El coste estimado de la instalación prevista es de 8.828,66 euros, incluyendo todo el chiringuito desmontable y el kit de instalación solar fotovoltaica.

En cuanto a los ingresos, aparentemente será un establecimiento muy asequible para los bañistas que se encuentren por la zona. Se calcula un gasto medio por cliente y día de 12 euros. Con esta base se hace una ponderación aproximada de la ocupación, diferenciando entre temporada alta y temporada baja y el resultado es que los ingresos estimados son de 24.336 euros por temporada, teniendo en cuenta que el negocio estará abierto de mayo a octubre.

Si a esto le descontamos la amortización anual de la instalación (2.207 euros), el coste de los productos de proveedores (9.734 euros), las nóminas del personal (6.000 euros) y los impuestos (1.000 euros), la promotora estima un beneficio que apenas alcanza los 5.500 euros por temporada, es decir, menos de 1.000 euros al mes.

El proyecto también incluye un estudio de impacto ambiental en el que detalla que «no se estima que pueda afectar de forma apreciable» a este espacio que está incluido en la Red Natura 2000.

Señala además que, como «en casi todos los casos» en la costa de Sant Josep, se trata de una zona «con una fuerte presión antrópica en época estival, a causa de una explotación turística sostenida desde hace decenios. Pero, «en cualquier caso, la utilización turística y recreativa de la franja costera es un recurso económico importantísimo para el municipio», lo cual «justifica las instalaciones proyectadas», según el documento.

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