El taxi estacional deja sin chóferes al transporte de mercancías y a los autobuses de Ibiza

Las empresas de autobuses aseguran que el coste de dar alojamiento a sus empleados «machaca» sus cuentas de resultados

Servicio de autobuses para recoger a los pasajeros de un crucero.

Servicio de autobuses para recoger a los pasajeros de un crucero. / J.A.Riera

José Miguel L. Romero

José Miguel L. Romero

«¿Que cómo vamos de chóferes? Fatal». José Raya, presidente de los Transportistas de Mercancías de la Pimeef, no lo duda ni un instante cuando es preguntado si en su sector (como en todos) también hay escasez de mano de obra. Da la sensación de que le viene bien que le hagan esa pregunta para desahogarse: «Estamos fatal. Este año, el retraso en las entregas de mercancías va a ser… Se notará a partir de las próximas semanas, cuando los conductores se vayan a cubrir las plazas de los taxis estacionales. Muchos camiones quedarán parados. Es el problema de cada año».

Camiones circulando por una carretera de Eivissa. | VICENT MARÍ

Camiones circulando por una carretera de Eivissa. | VICENT MARÍ / josé miguel l.romero. eivissa

Llegada esta época, buena parte de los camioneros deja en la cuneta, nunca mejor dicho, a los camiones para llevar el volante de un taxi estacional, donde se los rifan y ofrecen sueldos muy sustanciosos, lo suficiente como para decidirse a migrar laboralmente. «Ahora vamos tirando, pero cuando llegue mayo, madre mía», exclama Raya. ¿Qué sucederá en mayo? Retrasos considerables en los repartos porque el transporte de mercancías ya no tendrá suficientes profesionales para distribuir tantos paquetes: «En nuestra empresa de Formentera, de tres chóferes que tenemos se nos van dos. No sabemos cómo lo vamos a hacer. En Ibiza ya se nos han ido dos que tenían el carné C [sirve para llevar vehículos con un peso superior a los 3.500 kilos]. Los hemos sustituido por dos personas que tienen el carné B [automóviles cuya masa máxima autorizada no exceda de 3.500 kilos y con un número máximo de nueve ocupantes, incluido el conductor]. Nos apañamos como podemos, pero es un problema enorme».

Cuesta creer que esos profesionales trabajen en el transporte de mercancías durante todo el invierno y que al llegar la temporada se pasen a otro sector. ¿Y aun así luego les vuelven a contratar al acabar la temporada de verano? «Así es. ¿Y qué podemos hacer si no? Es que no hay otra cosa. Tienes que entrar en el juego que ellos quieren». Son lentejas: o las toman o se quedan sin chóferes.

"Nos machaca vivos"

«El taxi estacional —insiste Raya— nos machaca vivos cada año. El pasado año, a una empresa que tiene 15 camiones y 12 chóferes se le fueron siete conductores. Hizo lo que pudo». ¿Y qué hicieron los clientes? «Se molestan, prueban en otros sitios y como en todos pasa lo mismo…». A tragar con los retrasos: «Lo que se tiene que entregar en 24 horas, se reparte en 48 o 72 horas. En invierno, estamos acostumbrados a que lo que se pide ayer se entrega hoy. Eso se logra cuando hay gente y medios, pero en verano, olvídate, es imposible». Cuenta que llevan así desde el 2021 y que «cada año que pasa se nota más».

La culpa la tiene, cómo no, la vivienda, o más bien que no la haya a precio asequible: «Es el origen de todo este problema. Puedes pagar mucho más salario, pero si la gente no tiene donde vivir o su sueldo ni siquiera es suficiente para pagar un alquiler, no viene a trabajar desde la Península».

En su empresa arrastran, admite, «unos considerables incrementos salariales con el fin de atraer trabajadores y fidelizarlos. Este año, sólo este año, el aumento ha sido más de un 30%. Los sueldos suben cada año. Se intenta retenerlos a base de dinero», pero a veces, ni eso es suficiente. Y admite que «hay quien ofrece barbaridades a los conductores de otras empresas», para ‘robarles’ la plantilla, a cara de perro: «Como en la hostelería, como en todo. Y eso es por el problema de la vivienda».

«No hay mecánicos. Para lo que deberían reparar en una semana, tardan tres»

Dada la competencia que hay en el sector, tampoco pueden repercutir todas esas subidas salariales, a lo sumo «una pequeña parte». También sufren un problema añadido, la escasez de personal en un sector muy ligado al del transporte: el de los talleres. «No hay mecánicos. Para lo que deberían reparar en una semana, tardan tres».

«El problema de la falta de conductores ya empieza a ser endémico. Existe en España y en Balears, pero no con el volumen y la intensidad que hay en Ibiza debido al problema de la vivienda. Es muy grave», admite José María Cardona, vicepresidente de la Federación de Transporte balear y gerente de una de las principales empresas del sector discrecional y de línea de Ibiza. Y, en su caso, no sólo ocurre durante la temporada: «Ya afecta a todo el año. Hay una parte de los conductores que se dedica a otros trabajos, como a conducir taxis o VTC, en verano. Y en invierno, debido a la dificultad de encontrar una vivienda estable, muchos han decidido regresar a sus localidades natales y pasarlo allí con sus familias. Luego, en verano, vuelven para hacer la temporada, en la que las empresas del sector, prácticamente todas, ya les ofrecen alojamiento».

Cardona considera que, básicamente, se produce esa migración laboral porque cobran más: «Existe el rumor en el sector de que una parte del sueldo de más que se gana en otros trabajos como conductor que no están tan regulados como el nuestro se debe a la posibilidad de realizar más horas de trabajo. Las mercancías y el transporte discrecional tienen controles y limitaciones horarias y de descanso que se cumplen a rajatabla. Esos controles no son tan exhaustivos en otros ámbitos», afirma.

Sin bus para la boda

La dificultad de completar sus plantillas les obliga a ajustar sus servicios e, incluso, a renunciar a muchos trabajos: «En el transporte discrecional haces lo que puedes hacer. Y el trabajo que no puedes hacer, lo rechazas. Posiblemente, con un 20% más de conductores se podrían cubrir esas demandas rehusadas». ¿Y qué declinan hacer? «Por ejemplo, enviar un autobús para una boda. Y con los cruceros, en muchos casos jugamos con los horarios para poder combinar servicios o bien optimizamos recursos, cambiando excursiones para poder responder a la demanda, cosa que antes, cuando había sufientes conductores, no se hacía».

Para esta temporada, la empresa de la que es gerente facilitará alojamiento a todos sus chóferes fijos discontinuos, que son unos 60 profesionales. Los propietarios le alquilan sus viviendas porque se trata de una compañía «con prestigio y solvencia». Tienen, en ese sentido, suerte, pues no son pocos los que, temerosos de los impagos, no se fían y prefieren mantenerlas cerradas antes que dejar sus llaves a un postor cualquiera. Pero una cosa es que les alquilen y otra que sus precios sean asequibles: «Ofrecemos ese alojamiento a los conductores, una habitación para cada uno de ellos. Ellos pagan una parte (cada vez más pequeña) y nosotros, el resto, que incluye costes de luz y agua y que suele suponer casi el 70% del alquiler. Cada año, la subida es mayor, más asombrosa y exagerada. Cuando crees que este año te van a pedir 1.000 euros por una habitación, no encuentras nada por menos de 1.200 euros». En ocasiones, cada habitación sale a su empresa por «más de 1.000 euros al mes», gastos incluidos.

Se trata, apunta, de importes que están «machacando las cuentas de resultados de las empresas. Por algún lado saltará. Estos costes no se han tenido en cuenta para los nuevos pliegos del transporte público», pone como ejemplo. Y aviso a navegantes.

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