INFRAVIVIENDAS

Los asentamientos de caravanas se expanden en Ibiza con el inicio de la temporada y la falta de vivienda

Los trabajadores que acuden a la isla desde otros lugares con sus vehículos optan por instalarse en estos puntos del extrarradio ante la imposible tarea de encontrar una vivienda asequible

Ángela Torres Riera

Ángela Torres Riera

Empieza la temporada en Ibiza y trabajadores de otros lugares interesados en trabajar en la isla se trasladan estas semanas para buscar vivienda. Muchos se han ido instalando con sus vehículos, y como han podido, en alguno de los asentamientos creados en los alrededores de Vila porque, debido a la experiencia de temporadas pasadas, saben que encontrar una vivienda en la que alojarse durante los veses de verano es un objetivo difícil de alcanzar.

No buscan con ansia ni premura, porque todavía tienen tiempo, pero sí con preocupación. Está complicado, difícil, casi imposible. Muchos de los potenciales trabajadores de hoteles, bares y discotecas que atenderán este verano a los turistas que visitan la isla (principal motor de la economía pitiusa) buscan habitación o casa buceando entre mensajes de Telegram, Facebook y cualquier red social con ofertas de vivienda mientras, por el momento, desayunan apoyados sobre la carrocería de su furgoneta.

El encarecimiento progresivo y generalizado de los alojamientos en la isla ha hecho que cualquier techo bajo el que pernoctar se haya convertido en un bien casi de lujo. Estos trabajadores flotantes se suman a empleados con un contrato anual, que incluso con esa estabilidad, no tienen garantizado ya el acceso a una vivienda digna.

Así lo indica, por ejemplo, el folio que transluce desde el otro lado de la ventana delantera de una caravana estacionada en el aparcamiento disuasorio de sa Joveria. «Personal sanitario» y un número de teléfono se adjuntan a la ficha de trabajo de uno de los profesionales del Hospital Can Misses indicando quién es el inquilino del vehículo. Además de trabajadores, personas con distinta historia viven (o sobreviven) en el terreno de sa Joveria.

La mayoría de ellas se han marchado a lo largo de las dos últimas semanas, casi en estampida, por «miedo» a que la Policía Local de Ibiza les obligara a desalojar la zona después de que 53 de los vehículos estacionados recibieran un aviso por presentar un estado de aparente abandono. «Se han marchado más de la mitad de las caravanas», informa Maria, una de las vecinas que vive con su hija, que asegura que ella no ha visto presencia policial ni a la grúa retirando ningún vehículo.

El Ayuntamiento de Ibiza ya ha anunciado que ampliará su actuación en sa Joveria a otras zonas en las que se están asentando caravanas y se plantea limitar a 72 horas el tiempo máximo de estancia en un aparcamiento disuasorio.

Esta «preocupación» por que les obligaran a irse empujó a la mayoría de los asentados a buscar alternativas. Algunos han optado por un terreno en Sant Antoni donde se cobra 700 euros al mes por la estancia. Muchos otros, por un solar de carácter privado y de grandes dimensiones ubicado en Can Bufí, por cuyo alquiler el propietario pide a los interesados en instalarse con sus caravanas o furgonetas 350 euros sin gastos de luz y agua y 500 en caso de incluirlos.

Maria, que vive en el Camí de sa Pedrera d’en Canyes, situado justo al lado, expresa su descontento con la gente que habita el terreno. «Todos los días hacen ruido e incluso en verano, lanzaron fuegos artificiales. Y esto es una antorcha», valora señalando el campo árido de alrededor. «Yo he puesto ya dos denuncias y la Policía Local está aquí casi todos los días, pero no hacen nada y estamos hartos», termina.

Convivencia heterogénea en el extrarradio

Las personas que residen en vehículos y caravanas en el aparcamiento disuasorio de sa Joveria, entre los que hay desde bomberos hasta personal sanitario, pasando por familias, algunas residentes, se sorprendieron hace unas semanas cuando entraron en el terreno retroexcavadoras y camiones del servicio de limpieza municipal de Eivissa. La Policía Local de Vila había señalado el día anterior con indicativos amarillo fosforito un total de 53 vehículos informando a los propietarios de que los retirarían en caso de presentar señales de abandono y si en dos semanas permanecían aparcados en el mismo sitio. La notificación encendió las alarmas y fue el origen de la huida, durante los últimos días, de la mayoría de las personas que habitaban en el terreno de sa Joveria por «preocupación» a que acudieran a desalojarles. Muchos temían que esto se produjera la mañana de ayer. Desde la administración municipal señalaron, por su parte, que no hay voluntad de cambiar el uso, por el momento, del aparcamiento. 

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