Un histórico ‘llaüt’ de Ibiza salvado del desguace vuelve al mar

Los alumnos de Can Marines empiezan las prácticas de náutica y pesca a bordo del ‘Antonio José’

La barca, que fue el sustento de tres generaciones de pescadores, estaba condenada a desaparecer

Un momento de las prácticas a bordo del ‘Antonio José’.

J.A.C

Josep Àngel Costa

Josep Àngel Costa

La normativa pesquera fija un requisito de una crueldad tremenda para los pequeños profesionales con dedicación tradicional. Si un armador adquiere un nuevo barco para su faena, está obligado a hacer desaparecer el viejo. Como medida preventiva ante la sobrepesca o el furtivismo, solo se puede poseer una embarcación para cada titular de una licencia profesional.

Con esta ley, la familia Quintals, la última saga de pescadores en activo de sa Cala de Sant Vicent, se veía obligada a perder el que había sido su sustento durante tres generaciones. Daniel Ferrer necesitaba una embarcación más moderna y manejable que el llaüt que botó su abuelo en 1971 con el que era su socio, José Marí. De ahí que, en honor de sus dos armadores, acabara recibiendo el nombre de ‘Antonio José’.

Profesionalmente, era un paso necesario, pero suponía un trauma para Daniel y su padre y hermano, ambos llamados Antonio. Todos ellos se habían faenado vida con el mismo barco. Les quedaba el consuelo de que el abuelo, fallecido el verano de 2022, a los 103 años, jamás llegó a enterarse de que el ‘Antoni José’ ya estaba condenado a desaparecer.

Como tantas otras sagas de pescadores, les tocaba desprenderse de una parte de su vida, hundiendo la barca o llevándola al desguace. Afortunadamente para ellos, el Centro Integral de Formación Profesional de Can Marines se cruzó en la historia.

Mañana en el muelle

En el muelle de pescadores de Santa Eulària, un grupo de jóvenes se enfunda los chalecos salvavidas junto a los 7,5 metros de eslora del ‘Antonio José’. A su lado, el profesor de Pesca y jefe de los estudios náuticos de Can Marines, Juan Carlos Escandell, supervisa sus movimientos. Se le ve especialmente ilusionado, incluso más que sus pupilos.

Como descendiente de varias generaciones de pescadores de sa Penya, Escandell no observa un llaüt como un vehículo material. Además, le inquieta la imagen de todo el patrimonio que se ha perdido por culpa de esta restricción. «Es una normativa muy injusta, porque ha obligado a desmantelar barcos que representaban la esencia de la pesca en Ibiza», lamenta.

Un grupo de alumnos de Can Marines, en el muelle pesquero de Santa Eulària.

Un grupo de alumnos de Can Marines, en el muelle pesquero de Santa Eulària. / V. Marí

El llaüt luce un blanco radiante. Nada que ver con el casco de madera desnuda que tenía justo hace un año, cuando el mestre d’aixa José Luis Torres, de la Náutica Seni, estaba enfrascado en su restauración. Eran los penúltimos pasos de un proceso que surgió casi de casualidad y que se convirtió en realidad gracias a muchos colaboradores.

Las prácticas, al aire libre

Can Marines imparte un grado medio de Navegación y Pesca Litoral y otro superior de Navegación y Pesca de Altura. Los alumnos disponen de un simulador avanzado en un aula y, además, una docena de embarcaciones profesionales se ofrecen para que puedan hacer las prácticas en el tramo final de sus estudios.__

El 'mestre d'aixa' José Luis Torres durante la restauración del barco el año pasado.

El 'mestre d'aixa' José Luis Torres durante la restauración del barco el año pasado. / J. A. Riera

Pero un día, la directora del centro, Pepita Costa, comentó a Escandell que sus estudiantes pasaban demasiadas horas encerrados, mientras que los alumnos de las especialidades agrícolas de Can Marines tienen la suerte de disponer de un huerto. De allí surgió la idea de buscar un barco propio.

El destino puso por medio a otra persona que resultó clave: el inspector de Pesca del Consell de Ibiza Toni Boix. Él conocía el mal trago por el que pasaban los Quintals, resignados ya a desprenderse del ‘Antonio José’.

Solo quedaba contactar con Can Marines para el final feliz, pero la burocracia complicó el desenlace. No era posible de ninguna manera el indulto del ‘Antonio José’ mientras estuviera registrado como barco de pesca (lista tercera) y tampoco se conocían casos similares al que planteaba Can Marines.

La dirección general de Pesca del Govern balear medió ante el Ministerio y, finalmente, se logró un cambio de categoría a la lista octava, la reservada a los barcos que forman parte de los organismos públicos. El coste de la restauración también corrió a cargo del organismo pesquero autonómico, que aportó una subvención de 40.000 euros.

Hora de zarpar

Finalmente, el ‘Antonio José llegó al amarre del Ayuntamiento de Santa Eulària en el muelle pesquero de esta localidad, a escasos minutos de Can Marines. Ahora, la cincuentena de alumnos de grado medio y grado superior de especialidades náuticas ya disponen del barco propio para sus prácticas. Un llaüt que también es historia porque, en su momento, fue obra de uno de los mestres d’aixa más valorados del siglo pasado, Vicent d’en Lluc.

Mientras contempla como sus alumnos se turnan al timón, Escandell tiene un recuerdo especial para el Club Naútico de Ibiza, que cedió el amarre en el que el ‘Antonio José’ recibió su bautizo el pasado verano y permaneció hasta su traslado a Santa Eulària. El es uno de los centenares de vileros que se forjaron allí navegando desde bien niños. «Si nos quitan el Club Náutico, arrancan la raíz de los marineros de Ibiza».

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