Reconocen la paternidad de un empresario de Ibiza que tuvo una hija con su asistenta
El hombre, al enviudar, mantuvo una larga relación secreta con la madre de la menor, con la que siempre tuvo contacto
El padre ya ha fallecido y han sido sus tres hijos legítimos los que han intentado que no se reconociera esta paternidad
La Audiencia de Palma ha reconocido la paternidad de una mujer que nació como consecuencia de la relación secreta que un empresario de Ibiza mantuvo con su asistenta de hogar. Se da la circunstancia de que el padre ya ha fallecido y han sido sus tres hijos legítimos los que han intentado que no se reconociera esta paternidad, aunque los tribunales no lo han permitido.
Esta relación sentimental secreta es muy antigua. La mujer se trasladó a la isla pitiusa en el año 1972 para trabajar en una casa. Ella, que nació en Andalucía, estuvo seis años trabajando en este domicilio. A los dos años de su llegada nació su hija. Lo hizo en Barcelona y la mujer la inscribió con los apellidos de su marido y el suyo.
El dueño de la casa había quedado viudo en el año 1972, poco antes de la contratación de la asistenta. Cuando esta mujer dejó el trabajo y regresó a su tierra, siguió manteniendo la relación con el padre de su hija. El empresario sabía que había nacido esta niña y siempre mantuvo la relación con ella. Por ejemplo, cuando celebró la primera comunión, él asistió y ocupó un lugar en la iglesia, junto a la madre.
Pocos años después este acaudalado empresario volvió a casarse con otra mujer. La boda se celebró en Madrid. Tras el matrimonio, según declara probado la sentencia, el hombre siguió manteniendo la relación con su hija no reconocida. Asistió a su boda y lo hizo en calidad de padrino. Se carteaba con frecuencia con la joven y en sus escritos se dirigía a ella utilizando el vocablo «hija». Al mismo tiempo, le prestó su ayuda económica cuando la joven adquirió una vivienda en la localidad donde reside.
El empresario tuvo tres hijos con su segunda esposa y a los tres los reconoció. Nunca les contó que tenía una hermana. Se enteraron a su muerte, debido a que en su testamento le dejó una serie de bienes valorados en unos 130.000 euros. Estos bienes se concentraban en acciones de una solvente empresa.
No dañar la imagen social
Los hijos reconocidos del empresario cuestionaron que su hermanastra hubiera tardado tanto tiempo en reclamar el reconocimiento para determinar quién era su verdadero padre.
Pero la mujer explicó que no lo había reclamado antes para no dañar la imagen social que mantenía su padre en Ibiza.
El juez, para confirmar que el empresario era el verdadero padre, ha tenido muy en cuenta la declaración de dos mujeres que eran vecinas de la madre cuando vivió en Ibiza. Dijeron que el hombre acudía con frecuencia a esta vivienda, pero es que además era habitual que fuera él quien acompañara a la niña al colegio, aunque nunca confesó que era su verdadero padre.
Otra testigo también confirmó la estrecha relación que habían mantenido durante años el empresario y su hija, como ella misma pudo confirmar. Recordó la presencia de este hombre en la boda de la mujer y detalló que ella le llamaba siempre «padrino» y él a ella «hija».
También analiza la sentencia la prueba de ADN que se realizó a la mujer. Este análisis no fue concluyente, pero en ningún caso rechazaba que esta mujer fuera la hija del empresario.
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