Consumo navideño

Cómo se aprietan el cinturón las familias de Ibiza esta Navidad

Mientras familias con un solo miembro trabajando o que aún no han percibido el paro no tendrán más remedio que apretarse el cinturón o tirar de tarjeta de crédito estas navidades, otras mantendrán sus gastos de otros años, aunque con ligeros ahorros

Dos mujeres caminan con sendas bolsas por la avenida Bartomeu Roselló de Vila.

Dos mujeres caminan con sendas bolsas por la avenida Bartomeu Roselló de Vila. / Toni Escobar

No están todas las economías domésticas ibicencas como para derrochar en Navidad, el periodo en el que se dispara el espíritu consumista y se tira la casa por la ventana como si no hubiera un mañana. No todos podrán gastar sin miramientos, llenar la mesa en Nochebuena con percebes, cordero y vino de Rioja. Como Nora Gómez y Pepe Silva, por ejemplo, que reducirán «totalmente» sus gastos en estas fechas. Economía de guerra ante la delicada situación que viven, cuentan nada más salir de las oficinas del SOIB en Vila: ella está en paro; él, de baja médica; uno de los hijos, que recientemente acabó la carrera, aún busca trabajo; sólo otro de sus hijos gana un sueldo. «No está la situación para permitirnos muchos dispendios», admite Gómez. Al menos, sus hijos ya son adultos y «comprenden la situación».

Ghazaryan apuesta por el ‘amigo invisible’. | J.M.L.R.

Compras navideñas en el Mercat Nou. / Toni Escobar

Recortarán «en las cenas y en los regalos», aunque «no faltará comida». Suelen celebrar las festividades navideñas con pavo o con una pieza de cerdo, como en Ecuador, pero siempre en casa: «La cosa no está para ir de restaurante». Respecto a los regalos, «no alcanza».

Olga García aún no ha podido cobrar el paro. | J.M.L.R

Olga García aún no ha podido cobrar el paro. | J.M.L.R / José Miguel L.Romero

Para Mariana Viñas será una Navidad como cualquier otra, o eso piensa al iniciar la conversación: las comidas o cenas serán «como siempre», asegura. Lo cual no significa que despilfarren: «No somos malgastadores, no somos de langostas y mariscos». Y en cuanto a los regalos, sus hijos ya son mayores, de manera que no compran tantos juguetes como antes: «Ahora, menos, pero más buenos». En cuanto a viajes durante estas fiestas, «no toca este año». Lo han aplazado a marzo, cuando irán a esquiar. En general, mantendrá su gasto, dice… hasta que recuerda que se acaba de separar: «Lo mismo tendría que pensar en recortar en algo…», dice en cuanto cae en la cuenta.

Compras navideñas en el Mercat Nou. | TONI ESCOBAR

Stefan Ghazaryan apuesta por el 'amigo invisible'. / J.M.L.R.

«Todo ha subido tanto… No tendré más remedio que reducir gastos», confiesa Marisa Benito. Su estrategia será «cocinar más cosas fáciles, pero más buenas y menos caras. Hay que cocinar en vez de comprar caro». Que se resume en un inteligente lema: «Gastaré en más tiempo para gastar menos dinero». Con los regalos, igual: su objetivo es «minimizar» gastos. «No llega el dinero con estas subidas de precios», comenta: «Vivimos al día, no se puede ahorrar ni un duro». En cuanto a la decoración navideña, reutilizará la de siempre: «Ni un euro invertido en eso».

Unos, menos pedidos, otros, más

En el Mercat Nou, Paula Martín (Pescadería Mar-Fish) ha notado cómo la inflación ha dejado tocados a muchos de sus clientes. «Otros años, a estas alturas ya tenía de 20 a 40 pedidos para las navidades. ¿Sabes cuantos tengo ahora? Uno, y si te dijera de qué...», cuenta. «No hay movimiento, no hay dinero». Quizás se deba, opina, «a que los precios son una locura». Y más que lo serán, asegura, en los próximos días, cuando las cigalas que ayer costaban 99 euros el kilo lleguen a cotizarse a 120 euros. Pero el bajón de ventas no sólo ocurre ahora: el negocio «es penoso» desde que terminó la temporada. Y en verano funcionó gracias a que abastece a «cocineros y barcos». «Vale que entonces, en plena temporada, trabajaban, pero ya no es verano, ¿dónde está la gente?», se pregunta.

«La gente tira de lo mismo cada año, da igual lo caro que esté el cordero, el gallo, la porcella… Tenemos mucho trabajo»

Sin embargo, Juan Carlos Castillo es mucho más optimista, quizás porque no es pescadero, sino carnicero en el Mercat Nou: «La gente tira de lo mismo cada año, da igual lo caro que esté el cordero, el gallo, la porcella… Tenemos mucho trabajo». Vamos, que se lo quitan de las manos. Sólo ve un inconveniente este año: las fechas en que caen la Nochebuena y el Fin de año. «Son domingos, días en que no se abre este mercado. Y esas son siempre jornadas de entrega de los pedidos. Este año habrá que hacer esas entregas un día antes, el sábado 23, con lo que quien pierde y se fastidia es el cliente». Muchos, afirma, alrededor del 80%, ya se han llevado la carne para no tener que pasar ese día por el Mercat Nou: «Y la han congelado».

«Normalizar» la Navidad

No faltará nada en la mesa de Olga García, pero será a costa de tirar de su tarjeta de crédito: «Haces un esfuerzo esos días, pero te quedas a cero». En su caso, tendrá que usar el crédito ‘gracias’ al SEPE, al que acusa de no haberle dado cita para tramitar el paro como fija discontinua: «Pedí la cita hace 20 días, cuando acabé las vacaciones que me correspondían, pero en diciembre no tienen fechas para atenderme, de manera que hasta enero no cobraré». Y como ella, muchas de sus compañeras de los apartamentos en los que trabaja, asegura. Así, sin dinero y «tirando de tarjetas», empezará 2024 «empeñada». Habrá en su mesa de Nochebuena «menos marisco», pero habrá, asegura. También tendrán que «suprimir algunos regalos», admite.

La Grinch de la familia

Leo Sánchez reconoce que es la Grinch de la familia, además de que ejerce el papel de Pepita Grillo: «No voy a favorecer el consumo relacionado con las emociones navideñas. Intento que estas fechas sean como un día cualquiera… con alguna gambita». Su objetivo es «normalizar» los gastos en esta época, «sin extras», sin pasarse «más de la cuenta», para así combatir la presión emocional inducida por la publicidad y por una sociedad que sólo parece hallar la felicidad si consume. Apuesta por «‘gastar’ más en socializar, en estar junto a la familia, aunque acabes discutiendo, y con los amigos». Para eso, indica, no hace falta derrochar: «Todo eso se puede hacer con un gasto normal». Reconoce que defender esta filosofía vital es «nadar contra corriente. Es dificilísimo mantener esta línea, porque de una manera o de otra acaban arrastrándote». Y respecto a los regalos a los adultos, cree que se deben hacer sólo «cuando apetezcan», sin sentirse obligado: «Los regalos emocionales son más importantes: pasar una tarde juntos, ir a un evento...». Los niños quedan aparte en la aplicación de su planteamiento ético: acaba de comprar un juguete a uno de sus nietos en el Lidl.

Otros años seguían en su familia el sistema «todos para todos», es decir, que cada persona regalaba al menos una cosa a cada familiar. Este año han optado por la modalidad ‘amigo invisible’

Pavo, pero sobre todo pescado y arroz con marisco. Es lo que posiblemente cenarán en casa de Stefan Ghazaryan. Para esta ocasión especial, y como ocurre una vez al año, no piensa poner límites en la compra de la comida navideña. Otro asunto son los regalos. Otros años seguían en su familia el sistema «todos para todos», es decir, que cada persona regalaba al menos una cosa a cada familiar. Este año han optado por la modalidad ‘amigo invisible’, que reduce el gasto considerablemente, pues cada uno de ellos sólo hace un regalo. Es su manera de «ahorrar» en tiempos de inflación. El árbol se quedará tal cuál está: «Sólo compramos más guirnaldas o bolas cuando se rompen».

Más fácil lo tiene este año otra mujer (que prefiere no dar el nombre) entrada en los 70 y que acaba de salir del mercado: «No pienso gastarme nada de nada. Mis hijos ya van a su aire. Y yo me estoy pensando irme, como mucho, a comer una hamburguesa al McDonalds». De la Navidad poco quiere saber: «Tengo ganas de que pase. Cada año es siempre la misma historia».

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