Foro Turismo de Ibiza: «¿Quién paga la fiesta de la sostenibilidad?»

El X Foro Turismo de Ibiza acoge ponencias que ponen sobre la mesa la importancia de la sostenibilidad como único medio para que la industria turística pueda funcionar a largo plazo, más allá de su beneficio económico

La pregunta sobrevolaba ayer el X Foro Turismo de Ibiza que acogió el Centro Cultural de Jesús. Finalmente, la lanzó la ponente con un perfil más económico dentro de la mesa redonda ‘Turismo y Recursos Naturales’, Sandra López, directora de división de valoraciones hoteleras en la consultora inmobiliaria Savills: «¿Quién paga la fiesta de la sostenibilidad? Porque al final quien tiene que invertir es el propietario que pone el dinero, ¿cómo lo recupera?».

Su respuesta era práctica, centrada en el campo en el que está especializada, «lo recupera por el lado de ingresos porque el consumidor está cada vez más concienciado y va a primar el establecimiento sostenible en situación de igualdad de precios». Otro beneficio está en la parte de gastos: la sostenibilidad implica un ahorro de suministros y a nivel de financiación facilita el acceso a préstamos a bajo interés o subvenciones.

«¿Quién paga la fiesta de la sostenibilidad?»

«¿Quién paga la fiesta de la sostenibilidad?» / isaac vaquer. santa eulària

Pero la pregunta tiene más reflexión si se plantea en perspectiva. La directora de IbizaPreservation, Inma Saranova, lo destacó: «No sé quién pagará la fiesta de la sostenibilidad, pero sí sabemos quién sufrirá el resultado de no ser sostenibles y seguir la senda actual: todos, incluido el sector turístico», advertía en referencia al consumo excesivo de recursos y a los impactos del cambio climático. «[Si no somos sostenibles] llegará un punto en que no recibamos el mismo número de visitantes o incluso en que dejemos de ser un destino atractivo», alertó.

Saranova planteó este resultado después de dar algunas pinceladas del informe de sostenibilidad de Ibiza de 2022 que presentó hace algunas semanas la fundación que dirige. El crecimiento en todos los indicadores: población, consumo de agua, turistas, generación de residuos... Plantea dudas respecto al límite de la isla en una tendencia que sigue siendo «desarrollista».

Lo que pasa si explota la bomba

De lo que pasa cuando se exceden estos límites sabe mucho Santiago del Álamo, impulsor de la iniciativa legislativa popular en defensa del Mar Menor. Un destino turístico idílico en los años 70 y 80 que ha sufrido «el mayor ecocidio de Europa» y ha generado un enorme declive del turismo. «Las casas ahora se venden por dos duros en esta zona», indicó del Álamo.

La mayor laguna salada de Europa, un paraíso de biodiversidad durante miles de años, ha perdido en apenas unas décadas su valor debido a la eutrofización. Los aportes de nutrientes de la industria agroalimentaria han provocado un crecimiento excesivo de la flora en el fondo que provoca aguas turbias y la desaparición del oxígeno. Algo similar pasa ya en algunas playas de Ibiza debido a vertidos incontrolados.

Allí, todo ha explotado. Del Álamo recordó como un «11S» el 12 de octubre de 2019. «Mucha gente fue al Mar Menor a ver cómo los peces morían y se quedaban flotando por anoxia». Millones de peces aparecieron en las playas muertos. Una escena de plaga bíblica que desató todo el esfuerzo social que ha llevado a que la laguna sea el primer espacio natural con personalidad jurídica.

«Si destruimos los entornos en los que vivimos nos estamos pegando un tiro. Hay que buscar rentabilidad, pero estos problemas superan la medida a través de esas balanzas», lamentó. «La agricultura, si se valora desde una economía lineal, genera beneficios y empleo, pero se ha cargado el Mar Menor y la pérdida es multimillonaria, incalculable».

El moderador, Antonio Beneyto, se encargó de apuntar una encuesta de ATEIF de este mes que desveló que el 46% de los turistas indicaba que lo que más valoraba del destino eran sus playas, «si no cuidamos el mejor bien que tenemos, dejarán de venir. La gente se quiere bañar en un mar limpio y vivo; a una sopita como la del Mar Menor, la gente no va».

Junto al Mar Menor, la reserva marina de Cabo de Palos es el ejemplo contrario. Tras su protección hace diez años se ha generado un entorno que atrae turismo todo el año y que haya más capturas pesqueras que nunca. Su creación generó un gran conflicto con los pescadores por la prohibición de faenar en algunas zonas. Hoy dan las gracias.

«Vienen por lo que somos»

Para presentar otro ejemplo de sostenibilidad, en este caso de país, la embajadora de Costa Rica en España, Adriana Bolaños, celebró ante el público asistente al foro la belleza de su país.

Este pequeño país centroamericano cubre el 99% de la energía que necesita con fuentes renovables. En un territorio un poco más grande que la comunidad autónoma de Aragón se concentra el 6% de toda la biodiversidad mundial.

El esfuerzo para alcanzar esta situación viene de largo, un esfuerzo progresivo. Bolaños señaló dos hitos: la abolición del ejército hace 75 años y la creación de una estrategia de protección de masas boscosas hace 60.

¿Qué tiene que ver la falta de ejército? Es un gasto menos que permite invertir más en Sanidad o Educación. Costa Rica invierte casi el 7% de su PIB en educación y «un pueblo educado sabe tomar decisiones a largo plazo basadas en el conocimiento», destacó.

Todo ello ha llevado a que Costa Rica tenga en el turismo su principal fuente de riqueza. Un país en el que la sostenibilidad es una forma de vida, no un objetivo. «El turista viene por lo que somos, no por la imagen que vendemos», concluyó la embajadora.

Foto de grupo de los III Premios Foro Turismo

Foto de grupo de los III Premios Foro Turismo / Toni Escobar

Premios

Este encuentro también sirvió ayer para conceder los III Premios Foro de Turismo, que galardonaron como Mejor proyecto del año a Ibiza Sabors, como Mejor trayectoria en pro del turismo a Aquarium Cap Blanc, mientras que el premio a Mejor profesional del turismo fue, a título póstumo, para el periodista Jesús Turel.

Suscríbete para seguir leyendo