Educación busca un acuerdo con hoteleros de las Pitiusas para alojar a los docentes

El Govern evalúa las propuestas que ya han remitido empresas de Ibiza

Clase en un aula de Infantil de un colegio de Eivissa.

Clase en un aula de Infantil de un colegio de Eivissa. / VICENT MARI

La conselleria balear de Educación busca en la amplia planta hotelera de las Pitiusas una solución para la falta de vivienda de los docentes destinados a Ibiza y Formentera. Así lo asegura el nuevo delegado territorial de la conselleria, Juan Álvarez, que ya se ha reunido con empresarios tanto de Ibiza como de Formentera. Hace unas semanas que se entrevistó con hoteleros de Ibiza y esta misma semana ha tenido un encuentro con los de Formentera para plantearles su propuesta.

«Nada más llegar al cargo abordé este tema», comenta Álvarez, que asegura que es consciente de que la vivienda es uno de los obstáculos para completar las plantillas de los centros educativos de las Pitiusas. «En Mallorca ya hay un proyecto para tratar de solucionar el problema de la vivienda. Lo que no veo factible es la opción de construir», indica el delegado, que insiste en que es necesario buscar una solución a más corto plazo: «Se puede plantear, pero necesitamos inmediatez, hay que trabajar sobre lo que ya está construido».

Así, en las últimas semanas el delegado territorial de Educación en las Pitiusas ha mantenido «conversaciones con diferentes cadenas hoteleras» para tratar de llegar a un acuerdo. «Busco apartamentos en los que haya cocina y baño, con luz, agua y, a ser posible, internet», detalla Álvarez, que es consciente de que conseguir el sí de las empresas es sólo el primer escollo de este proyecto, ya que después habrá que buscar «cómo encajar» ese acuerdo a la normativa. Buscar la fórmula para el contrato con el que se regule esta iniciativa. «Nos enfrentamos a un problema de normativa, habrá que hacer pliegos y todo el proceso», reflexiona.

Para la conselleria hay un punto «innegociable»: las fechas en las que los docentes ocuparían esas plazas turísticas. Debe ser del 1 de septiembre, el día en que todo el personal debería estar incorporado a las plantillas de los centros educativos, al 30 de junio, el último día del curso para los docentes. Diez meses al año. «Ahí no hay margen», reitera el delegado, que reconoce que los representantes de algunas de las empresas con las que se ha reunido intentaban recortar ese periodo: «Algunos me decían que sí, pero que hasta abril. No. No me sirve eso, necesitamos hasta el 30 de junio».

Turistas contra docentes

Es decir, diez meses al año. Con menos tiempo los docentes se encontrarían en la misma situación que ahora. Y es que con la ampliación de la temporada turística quienes tienen que desplazarse desde otras islas para trabajar en centros educativos de las Pitiusas se encuentran con que los pisos que antes les alquilaban sin problemas desde mediados de septiembre a mediados de junio, ahora funcionan como turísticos desde que abren las discotecas, en Semana Santa, hasta que las cierran, a mediados de octubre. Según han denunciado los propios docentes, los caseros les echan de los pisos cuando aún falta todo un trimestre, lo que les obliga, en muchos casos, a vivir en condiciones miserables: en sus propios coches, compartiendo habitaciones... Durante años, los docentes eran los inquilinos ideales para quienes tenían viviendas en el mercado de alquiler, ya que los ocupaban desde mediados de septiembre a mediados de junio, y los tres meses restantes, los dedicaban al alquiler turístico. Es decir, entre un mercado y otro tenían el piso ocupado todo el año. Con el alargamiento de la temporada, sin embargo, llegó el final de ese idilio, ya que la temporalidad de ambos usos no coincide. Ante la disyuntiva, la mayoría de los caseros se queda con el alquiler turístico, mucho más rentable, lo que deja a los docentes, en el mejor de los casos, teniendo que buscar alternativas desde el 1 de septiembre a mediados de octubre y desde Semana Santa hasta mediados de junio.

Tras esas reuniones, el delegado de Educación ha recibido «algunas ofertas» de estas empresas hoteleras, unas propuestas que ya ha derivado al Govern para que las analice. «Ya están en Palma, en la conselleria de Vivienda y el vicepresidente, Antoni Costa, está analizando cómo lo encaja», comenta el máximo responsable de la conselleria balear de Educación en las Pitiusas, que hace hincapié en que este proyecto «es una idea, una posible solución». «Hay que hacer algo porque, ahora mismo, no hay nada», señala Álvarez, que reitera que los problemas de vivienda de los docentes desplazados, junto con contar con un presupuesto que permita abordar las infraestructuras necesarias y disponer de personal del Institut Balear d’Infraestructures i Serveis Educatius i Culturals (Ibisec) en la isla son sus tres caballos de batalla.

De la misma manera, el delegado no descarta que la dirección general de Personal Docente tenga que revisar las penalizaciones a los docentes que rechazan una plaza. Muchos de ellos, destinados a las Pitiusas, se plantean renunciar al ver que es imposible encontrar un alojamiento digno durante el curso, pero se ven obligados a decir que sí, aunque ello implique vivir en un coche, para que no les penalicen. Especialmente sangrante es el caso de docentes con familia.

«También el tema de las plazas de difícil cobertura, en las que se ampliaría el salario», indica Juan Álvarez, que confía en que algunas de estas medidas ya puedan estar en marcha el próximo año, para principios de curso.

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