Entrevista | Patricia Rodríguez matrona del centro de salud de Sant Josep

Patricia Rodríguez, matrona de Ibiza: «El embarazo es un momento único y muchas mujeres lo viven de puntillas»

El próximo martes la matrona Patricia Rodríguez imparte en Sant Josep el taller ‘Círculo de Maternidad’, destinado a embarazadas 

La matrona Patricia Rodríguez, en el centro de salud de Sant Josep.

La matrona Patricia Rodríguez, en el centro de salud de Sant Josep. / Maria Molina

‘Círculo de maternidad. Transita el embarazo con consciencia’ es el título del taller que el próximo martes (11.30 horas) coordina Patricia Rodríguez, matrona del centro de salud de Sant Josep. Un taller que tiene como objetivo animar a las embarazadas a compartir sus inseguridades, miedos e inquietudes y prepararlas no sólo para el parto sino especialmente para los cambios que implica convertirse en madre. Aún quedan algunas plazas, «poquitas», matiza Rodríguez que confiesa que la suya fue una vocación tardía. Tiene 49 años y comenzó a estudiar para matrona cuando tenía 40. De los 20 a los treintaytantos trabajó como camarera, algo que le encantaba. Luego, tras estudiar para técnico superior de anatomía patológica y citología, comenzó a trabajar en el Instituto de Neurociencia de Alicante, empleo que compaginó con sus estudios de enfermería. En Alicante la cosa «estaba muy mal» y se marchó a Aragón. Cuando preparaba la especialidad no pensó que podría escoger, pero sí, y ahí se planteó ser matrona. «Nunca pensé que tuviera opciones», confiesa la alicantina, que llegó a Eivissa en octubre de 2021, cuando surgió la plaza de Sant Josep. «Me gusta mucho el contacto con la gente. En el laboratorio lo echaba de menos», afirma Rodríguez, que anima a las embarazadas que quieran acudir al taller a solicitarlo a través de las redes o llamando al centro de salud.

¿Qué es un círculo de maternidad?

El círculo lo plantée con la idea de ofrecer a las mujeres embarazas una atención integral en su gestación, algo que complementara las clases de educación maternal y preparación al parto que hacemos y también las consultas de seguimiento del embarazo. Le damos un enfoque integral, abordamos varias cosas.

¿Qué se aborda?

El enfoque es desde una perspectiva horizontal. No es una clase magistral sino más bien compartir, conectar entre nosotras, sobre todo entre ellas, y hacer dinámicas en las que apoyemos la salud emocional de la mujer, la salud mental. Reservamos un tiempo para practicar posiciones facilitadoras del parto, pero lo demás son dinámicas enfocadas a la salud mental y la conexión con ellas mismas y el proceso que están viviendo.

Se habla poco de salud mental durante el embarazo.

El embarazo es una transición. A nivel físico están claros los cambios, los vemos y la mujer los siente, pero a nivel emocional también los hay. Te estás preparando para una maternidad que va a suponer un cambio de roles, de objetivos vitales, y esto puede generar inseguridad, inquietudes, miedos… Si eso no se comparte, se queda ahí, enquistado. La idea es facilitar un espacio seguro donde compartir esos miedos e inquietudes. Aveces, cuando una habla de lo que le está pasando, se da cuenta de que a la de al lado le ocurre lo mismo. Hacemos dinámicas para facilitar ese intercambio.

Imagino que si comentas en casa esos miedos e inquietudes te dicen que no pienses en eso, que el embarazo debería ser un momento feliz, ¿no?

Es que una cosa no quita la otra. Las embarazadas están contentas. Pero al mismo tiempo tienen inseguridad, no saben qué va a pasar y hay cosas que les preocupan. Y cuando hablan sobre esto con gente que no está embarazada sienten que no las entienden. En cada proceso vital te comunicas mejor con tus iguales. ¿Puedes hablarlo con tus amigas? Sí. Pero seguro que te ha pasado que en el grupo cuando unas empiezan a tener hijos y otras no los tienen, cuando las primeras hablan sobre sus hijos pues las otras desconectan. Te sientes más comprendidas cuando hablas con alguien que está pasando por una situación similar. Te reconoces en la otra persona.

No te sientes un bicho raro.

Exacto. Pero en el taller no se habla sólo del embarazo. También sobre el postparto, que es una etapa muy heavy, muy exigente a nivel emocional. Ahí, de hecho, es donde más cosas surgen. La mayoría piensan que en el postparto serán las mujeres más felices del mundo porque ya tendrán a su bebé. No siempre es así y la mujer se desconcierta: «Jolín, ¿por qué me siento así si debería sentirme asá?». Es normal, pero es algo que no se dice porque, ¿cómo van a decir eso? ¿Qué pensarán los demás? Hay que ser conscientes de que cuando nace un bebé…

No todo va a ser tan maravilloso como creen.

Como en una película, no. Tendrás tus momentos. Y eso hay que compartirlo con otras personas.

¿Hablar de estos problemas antes de que lleguen facilita asumirlos?

Bueno, yo no lo llamaría problemas…

Vale, ¿situaciones inesperadas?

Sí, mejor. Es una etapa de muchos cambios. Hay un cambio de rol brutal. Pasas de ser la hija, la hermana, la nieta, a ser la madre de alguien. Esto también le pasa al hombre, evidentemente. Y ese cambio de rol hay que asumirlo. Y luego está la responsabilidad, hay un bebé que depende de ti. Es complicado al principio y hay que hablarlo antes para que no te pille por sorpresa, porque a veces la mujer no entiende qué le pasa. A todo esto se junta todo lo que pasa a nivel físico. Has pasado un parto, estás en el postparto, a veces sientes dolor, no duermes… Si ya de normal cuando no duermes estás regular, imagina con todo esto… Y hay muy poco apoyo por parte de la sociedad.

O sea, que eso de que ahí están las endorfinas para ayudarte no es tan cierto como se dice.

Sí, y no sólo las endorfinas. Cuando nace el bebé te da un chute de oxitocina que le ves y te enamoras. ¡Menos mal! Porque ese enamoramiento y ese apego es lo que, de alguna forma, te ayuda a sostenerte después. Pero eso no quita que sea duro. Además, hay que entender el proceso de maternaje y la pareja tiene que apoyar ese maternaje.

¿Pueden ir las parejas al taller?

No, en este en concreto, no. La idea sería que sí, pero tenemos un problema de espacio. Si queremos dar una clase puede venir mucha gente y que escuche, pero para un taller con dinámicas participativas, las plazas son ocho como máximo. No caben más. Lo idea sería tener más espacio y tiempo para que participen las parejas, que también lo pasan mal, desde el principio.

¿Cómo funciona el taller?

La idea sería, en función de la aceptación que tenga, darle continuidad. Son talleres independientes. Hice uno en abril y ahora estamos preparando éste. No es como los de educación maternal, que siguen un programa oficial, hay que hablar de ciertos temas y cuando acaban las sesiones que toca se vuelve empezar y se incorporan nuevas mujeres. Aquí no, hacemos un único taller. Lo ideal sería poderlo hacer en cada tanda de sesiones de educación maternal, pero no está establecido aún que vaya a ser así.

Me llama la atención lo de «transitando el embarazo con consciencia», que se lee en el anuncio.

Sí, porque ahora, que las mujeres seguimos trabajando hasta muy avanzado el embarazo, se vive ese momento, pero muy por encima. Vas a las consultas de la matrona, a las ecografías, al ginecólogo, haces todo lo que tienes que hacer, pero pasas de puntillas por el embarazo. No te concentras en él y es importante hacerlo porque es un momento único. Va a haber un cambio, un avance, en tu vida y es importante que conectes con lo que estás viviendo. Que seas compasiva contigo misma. Las mujeres nos exigimos: «Voy a seguir con mi vida igual, trabajo como antes…». No, es un momento en el que estás dedicada a otra cosa y lo tienes que vivir desde dentro, con tu bebé, desde el principio. No nos paramos a hacer esto. Vas del trabajo a casa, haces todo lo que tienes que hacer y no te paras a pensar en ti, en el embarazo, en ese bebé, en qué estás sintiendo. No piensas en estar un poco tranquila, hacer meditación, relajarte... Hay que vivir ese momento.

Patricia Rodríguez, matrona de Sant Josep, en su consulta

Patricia Rodríguez, matrona de Sant Josep, en su consulta / Maria Molina

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¿Puede tener consecuencias esta forma de vivir el embarazo pasando de puntillas?

Consecuencias graves, no. Pero sí hay beneficios de hacerlo de la otra forma. Aunque luego está cada situación, cada mujer o cada pareja, claro. Las mujeres que viven embarazos más conectados con ellas y con el bebé, las que están más pendientes de sus necesidades como mujer embarazada tienen mejores postpartos. Más tranquilos.

Vaya, que no hay que tener complejos y decir «disculpen las molestias, estoy construyendo una persona».

Así es. Es que consume mucha energía. Durante el primer trimestre tienes un sueño… Ese sueño es fisiológico, de hormonas que te está invitando al descanso. Pero claro, si te coge ese primer trimestre en plena temporada en Eivissa… Una embarazada no es una mujer enferma, claro que no, pero es una situación especial y desde la sociedad debería protegerse un poco más. Tampoco vamos a tener diez hijos.

Proponen hacer tribu. ¿Es importante la tribu en un embarazo?

Superimportante. A los niños los criaban las tribus enteras. Hoy en día, por el estilo de vida, tenemos familias nucleares, la mujer está sola o con su pareja. Y esto también es injusto para la pareja porque se pretende que haga lo que hacía toda una tribu. Cuando creamos tribus entre madres, o parejas, que están pasando por lo mismo, todos colaboran. Está claro que la mujer es la que va a hacer el maternaje, la que va a dar la lactancia y la que se va a encargar del bebé, que sólo quiere los brazos de su madre, y hay que proteger ese maternaje.

¿Cómo?

Pues si van a tu casa a ver al bebé, que te lleven tápers o te echen una mano con las tareas domésticas. Eso de «voy a tu casa, te cuido al bebé y así tú puedes hacer cosas», no.

Que en vez de ropa para el bebé regalen horas de limpieza.

¡Claro! Alguien que te limpie, que te cocine... ¡Qué mejor regalo que llenarte el congelador antes de dar a luz! Llegar a casa y que esté repleto de lentejas y de todo tipo de comida. Cosas que te permitan centrarte en ese bebé.

¿Cuál es el momento ideal del embarazo para este círculo?

Las mujeres vienen a educación maternal a partir de la semana 28 o 30, pero se podría hacer en cualquier momento. Éste es así porque está organizado tras las sesiones de preparación al parto, que se nos quedan cortas.

¿El círculo se acaba con el taller?

Bueno, la idea es que las mujeres forjen lazos entre ellas. Sant Josep es una zona de población diseminada, viven en casitas, en calas, en el campo y no hay contacto como en un barrio. La intención es facilitar ese contacto entre mujeres que están pasando el mismo proceso, que tendrán niños que nacerán más o menos en la mismas fechas, irán al mismo cole, a la misma escoleta… Que puedan comenzar ya a compartir, conocerse y a hacer tribu.

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