Un falso incendio en Ibiza y cuatro minutos para salir del hotel

La plantilla del Hotel Vibra Algarb llevó el martes a cabo un simulacro por un hipotético incendio en el edificio, cuya evacuación debe poder realizarse en un máximo de cuatro minutos en caso de un fuego real

Empieza a pitar un chivato tras la recepción del hotel y un empleado se acerca para ver qué sucede. Ha saltado el detector de humo de la habitación 156. Hay que subir a la primera planta. Puede ser una falsa alarma, puede ser una emergencia real. Antes de nada, programa el silbato. Si en un despiste nadie lo desactiva en siete minutos, comenzará a sonar por el establecimiento. El trabajador se dirige a la habitación del posible incendio. Hay fuego, por lo que se llama a las emergencias y se activa el protocolo de desalojo. El edificio debe poder vaciarse en tres o cuatro minutos, como máximo.

Este escenario ficticio ocurre en el Hotel Vibra Algarb, en Platja d’en Bossa, y quien hace saltar el detector es Roberto González,responsable del servicio de protección propio, con un espray. Han avisado al 112 del simulacro para evitar que cualquier vecino o turista confundido ponga en alerta a las emergencias. Gonzalo Riesco, director del hotel, debe autorizar el teórico desalojo. Con su orden, el empleado activa la alarma y empieza a zumbar por el edificio. Casi al instante, desfilan por el vestíbulo decenas de trabajadores. Solo se quedan dentro algunas personas en recepción para gestionar las comunicaciones y el personal de limpieza, que teóricamente evacua todas las habitaciones a razón de dos trabajadoras por pasillo, y sale en último lugar.

Así lo ha indicado el director de emergencias, en este caso el propio Riesco, por ser la persona de mayor responsabilidad en el momento del hipotético incendio. Por su parte, la coordinación de las comunicaciones corre a cargo de Lola Sáenz, técnica de prevención en la cadena hotelera Vibra Hotels.

Explica que, de ocurrir el fuego por la noche o de madrugada, no será posible contactar con el director o subdirector -Mikel Cerezo-, por lo que la decisión deberá adoptarse forzosamente sin ellos. Aunque por la noche hay menos trabajadores, las directrices básicas del «plan de autoprotección» del establecimiento no cambian.

Este documento, que consigna las cuestiones relativas a la prevención y actuación ante emergencias, debe actualizarse cada tres años, cuenta González. En el supuesto de que se hubieran llevado a cabo reformas que comportaran «cambios estructurales» en el hotel, sería necesario confeccionar un nuevo plan antes de que se agote su etapa de vigencia, detalla González.

La Dirección General de Emergencias del Govern es la instancia facultada para aprobar las disposiciones del documento. El plan recoge detalles como la situación y la anchura de las salidas de emergencia o la disposición de los medios de extinción. La ley pide que haya un «extintor cada 15 metros y una boca de incendio cada 25 metros», aunque González asegura que tratan de disponer de más extintores de los que pide la legislación para cubrir las áreas más peligrosas.

En caso de incendio, se entregan los planos del edificio a los servicios de emergencia que lo requieran. Al acudir, comprueban que no ha quedado nadie en el establecimiento tras la primera evacuación llevada a cabo por el personal del hotel, durante la cual no puede descartarse que algunos huéspedes se nieguen a abandonar su habitación o muestren un comportamiento agresivo y, en algunos casos, tengan que ser los bomberos quienes lidien con esta tarea.

Clientes con movilidad reducida

En cualquier incendio, no debe usarse el ascensor por motivos de seguridad obvios. Sin embargo, para alguien en silla de ruedas, esto puede hacer imposible la salida por sus propios medios. El desalojo de una persona con movilidad reducida se trata de realizar entre dos compañeros. De no ser posible contar con una pareja de trabajadores por faltar personal disponible, es muy probable que la persona a cargo del auxilio no pueda levantar al impedido, por lo que se le situaría sobre una manta que le proteja y se le conduciría a rastras, señala González, quien indicó que a este tipo de cliente se le suelen asignar habitaciones en planta baja.

Tampoco deben quedar obstáculos en lugares de tránsito que dificulten la evacuación. Por ejemplo, si el fuego se desata en horario de limpieza, la plantilla de este servicio debe dejar sus carros en la habitación en que estuviera trabajando, recuerda González a los trabajadores congregados frente a la fachada del hotel tras la evacuación por el hipotético fuego, donde aprovecha para recordarles algunas directrices que ya conocen al haber recibido formación al respecto.

Según detalla, se imparten conocimientos específicos al personal con funciones en emergencias. Suelen ser los más veteranos, porque conocen mejor el hotel, argumenta González. En cualquier caso, toda la plantilla recibe formación básica sobre este tipo de emergencias. De momento Riesco, el director del hotel, no ha tenido que gestionar ningún fuego. Afortunadamente, aunque conviene estar preparado.

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