‘Closing party’ de la legislatura del covid

Desencuentros, comprensión, algunas pullas y carcajadas de los dos presidentes insulares de las Pitiusas y los cinco alcaldes de Ibiza en la comida de fin de mandato organizada por Diario de Ibiza

Marta Torres Molina

Marta Torres Molina

«¡No hemos hablado del covid!», exclama Rafa Ruiz, alcalde de Ibiza. Ya han llegado los cafés a la mesa triangular de la planta noble de Diario de Ibiza, en la que se celebra la tradicional comida de presidentes y alcaldes de final del mandato, y, efectivamente, en las tres horas que llevan ya debatiendo y comentando las altas instancias de las Pitiusas, no ha aparecido el covid. No es el único tema a priori importante que no ha asomado la patita durante el encuentro. Ni una palabra de la ecotasa. Y tampoco, curiosamente, de dos temas que a los partidos en esta precampaña, les gusta sacar a la palestra: el estado de la sanidad pública (unos para defenderla y otros para criticarla) y las imputaciones de unos y otros. De hecho, todos se marcan un Feijóo en la presentación de Vicent Marícomo candidato a la reelección del Consell de Ibiza, pero por partida doble: Marí, imputado por ‘La vida islados’ y Rafa Ruiz por el caso Puertos. Pelillos a la mar. «El silencio de los corderos», como ironiza el alcalde por sorpresa (quien dice por sorpresa dice por renuncia del anterior) de Sant Josep, Ángel Luis Guerrero, al sentarse a la mesa.

Guerrero se estrena en el tradicional encuentro. Lo mismo que Ana Juan, presidenta del Consell de Formentera, que tampoco estuvo en la comida de hace cuatro años, aquella en la que, con toda la legislatura por delante, hablaron más de futuro que de pasado. Eso sí, hay cosas que nunca cambian. Tan típico como estos encuentros en la sede de Diario de Ibiza (presidido este último por Cristina Martín, directora; Joan Serra, subdirector general de Contenidos de Prensa Ibérica; Sebastián Oliver, gerente del diario, y Guillem Nicolau, director comercial) son las pullas de los ayuntamientos al Consell.

Guerrero habla con ‘Carraca’ durante la comida.

Guerrero habla con ‘Carraca’ durante la comida. / Marta Torres Molina

Al presidente insular, Cristina Martín le recuerda que en el pasado decía que o sobraba uno o sobraban los otros. «¡Sigo pensando igual!», comenta, con sorna, Marí, que defiende que la máxima institución de la isla «no se ha puesto nunca el capell de entidad local». Un mini discurso con sabor a defensa de sus cuatro años que acaba con otro clásico de estos encuentros: todos quieren ser Formentera. «Es la situación ideal». «Tenemos lo bueno de un consell y lo bueno de un ayuntamiento, facilita gestionar», reconoce Juan. «¡Tú dirás!», apunta Carmen Ferrer, alcaldesa de Santa Eulària, con cierta envidia. Compartida por el resto de los alcaldes. Marí se sale por la tangente hablando de «arquitectura institucional» y de que en Mallorca y en Madrid «no se entiende la insularidad».

«Pero hablábamos del Consell», trata de arrimar el debate a su sardina Ruiz. «Debe tener una función auxiliadora de los ayuntamientos que no ha cumplido nunca», lanza Guerrero, que incluso califica las relaciones municipaloinsulares de «agotadoras» y de «competición». «¿En Canarias pasa?», pregunta Ruiz, que asegura que los funcionarios del Consell les hacen «la prueba del algodón». «Hasta nos corrigen las faltas», ironiza mientras su homólogo de Sant Josep asiente con la cabeza y habla, incluso, de «dictadura funcionarial». Juan trata de templar los ánimos apuntando que cuando las dos instituciones son del mismo color político hay más «feeling». Ni por ésas. «¡Mira el Cetis!», estalla el primer edil vilero, que confiesa: «No me he sentido peor tratado por Vicent Marí que por Vicent Torres (anterior presidente insular, de su propio partido)».

Marcos Serra, alcalde de Sant Antoni, mucho menos locuaz que en la comida de hace cuatro años, echa un capote a su presidente y dispara contra Formentera: «Ya me gustaría tener la financiación por cápita que tiene Formentera». «Eso fue mérito de Matas, el voto de Formentera era importante», contextualiza Joan Serra.

Ayuso y Díaz

«Parece que es el peor Consell del mundo, pero es que es un marronazo», se defiende el presidente ibicenco cuando los alcaldes le recriminan la «falta de agilidad» y la demora en temas como el transporte público. Tras lo que Marí saca la esperada depuradora de Vila —«no es para nosotros, es para toda la isla», matiza Ruiz—, que, recuerda, no depende del Consell, sino del Gobierno central: «En Madrid esto les cae muy lejos!».

Precisamente con enviarlo a Madrid bromea Ruiz con el alcalde de Sant Joan, Antoni Marí Carraca, que se retira de la política: «Yo creo que te harán ministro». «No pierdo la esperanza», continúa la chanza el veterano alcalde, a quien le preguntan por su amistad con la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso. «Comí con ella el domingo», explica Marí, que mantiene en férreo secreto cualquier detalle sobre su relación con la madrileña. «Me parece una persona interesante», comparte su compañero de mantel, Guerrero. «A mí me gustaría conocer a Yolanda Díaz», confiesa Ruiz. «¡No será por falta de personas interesantes en tu propio partido!», le chincha Joan Serra. «Sobre gustos...», zanja el socialista que soñaba con conocer a la vicepresidenta.

Ángel Luis Guerrero, Carmen Ferrer, Rafa Ruiz, Vicent Marí, Ana Juan, Marcos Serra y Antoni Marí ‘Carrara’, saliendo de Diario de Ibiza.

Los alcaldes y presidentes se saludan al llegar. / Vicent Marí

Hablando de relaciones externas. La que sueña Ruiz con Díaz seguro que no se parece en nada a la que tiene el alcalde portmanyí con el todopoderoso conseller de Modelo Económico, Turismo y Trabajo, Iago Negueruela. El covid no asalta la mesa hasta después de los cafés, pero al alcalde de Sant Antoni no se le olvida el perímetro que le impuso durante la pandemia. «Nunca supe por qué, lo pedí por activa y por pasiva», comenta antes de referirse al hombre de confianza de la presidenta balear como «el conseller antiturístico». La impresión que espera causarle Ruiz a Díaz seguro que tampoco se parece en nada a la que el anuncio que Marga Prohens, candidata del PP a presidir el Govern hizo en Ibiza (legalizar casas en rústico), causó en Ana Juan: «Miedo».

La lucha por el territorio

Marí y Ferrer se miran, tuercen el gesto y bajan la cabeza unos nanosegundos. Los justos para entender que el comentario no les hace gracia. Tras los alcaldes cual Fuenteovejuna contra el Consell llega el tradicional debate por el territorio entre progresistas y populares. «No es así, no es así, se refiere a cosas de hace 30 o 40 años», justifica el presidente. «Fuera de ordenación son ocho años», se apresura a rebatir Guerrero. «¿Qué hacemos?», continúa el diálogo. «¡Derribar!», contesta el josepí, que niega el argumento del presidente de que se trata únicamente de añadidos hechos por simpáticos lugareños a sus casas (un porche por aquí, una habitación por allí...) sino que muchas veces se trata de casas enteras. Juan recuerda que si no se hace nada con quien construye o amplía sin licencia el mensaje que se manda es el de que cualquiera puede hacer lo que le dé la gana. Que ya se lo legalizarán más tarde.

«Nadie ha planteado el discurso de la reducción», deja caer Joan Serra. «La situación es insostenible», afirma Ruiz, que defiende que ahora mismo «todo el mundo es hotel». Un diagnóstico en el que coincide Marí, que defiende que la presión «no es por la oferta reglada, es por la ilegal», un debate que conduce, ¡a los postres! al mastodóntico problema de la vivienda. El alcalde de Ibiza saca pecho. «Somos el único municipio que ha hecho vivienda pública», repite en varias ocasiones, un argumento que el primer edil de Sant Antoni desprecia: «Es un parche. Hacer 50, 60 o cien no arregla nada». Un argumento en el que no le secundan ni los suyos que, aunque con matices, entienden que la vivienda protegida, de alquiler, no de compra, es una de las medidas por las que pasa intentar poner una solución a un problema de dimensiones bíblicas. «Un pirateo a gran escala del que todos participan», define Marí, que deja traslucir que está hasta las presidenciales narices de no contar con un «marco jurídico estable» para poder actuar contra las viviendas turísticas. «Tengo claro que mi hijo, de 23 años, no podrá tener una vivienda si no es la mía», reconoce Guerrero. «Pues yo tengo dos [hijos]», apunta Juan mientras Ferrer muestra cierto cansancio con el tiempo que se demoran las medidas sancionadoras —«multazos y precintos», define el presidente— frente a los piratas de la vivienda: «Es como cuando en una película ves que los cacos van con un bólido y los policías, con un patinete». Aunque, para demora, la que le augura el presidente de Ibiza a la prometida reforma de la E-10 de Vila, quien, ante la cara de entre estupor, desconfianza y de «cuán largo me lo fiáis» de Ruiz, afirma: «En diez años hablamos».

EL MENÚ

Del aguacate al chocolate con La Sweet Catalina

Gazpacho de aguacate; ensalada de sandía, fresas y menta con queso feta; medallones de rape con tapenade, albahaca, tomates asados y papas y coulant de chocolate relleno de cremoso de la pasión con helado de coco y crumble. Éste fue el menú que se sirvió en Diario de Ibiza, diseñado por José Manuel Sánchez, chef de La Sweet Catalina, y servido por Sonia Ciutat.

EL VINO

Tinto y blanco de las bodegas Terramoll

Los asistentes a la comida acompañaron los platos con dos vinos de las Pitiüses, de las bodegas Terramoll, ubicadas en Formentera: como blanco, escogido por casi todos, se sirvió Savina mientras que el tinto, que bebieron sólo el alcalde de Sant Antoni y el gerente de Diario de Ibiza, fue Es Virot.

«La comida, muy buena», afirma Ruiz cuando hace ya un rato que las tazas de café se han vaciado, comparándolo con las comidas del Consell de Alcaldes que celebran habitualmente en el restaurante de Carraca. «Estoy contento porque la próxima os la podré facturar», responde el hasta ahora Rey en el Norte, «relajado», ahora que está ya de retirada de la política. «Está divertido en Sant Joan», señala Guerrero, en referencia al tsunami que ha supuesto la designación del heredero del rey des Amunts. «Con el candidato que lleváis, tenemos que ganar a la fuerza», ironiza el alcalde de Sant Joan, que también dispara contra el candidato de Sa Veu des Poble, Javier Torres: «El de Ciudadanos, que no sé cómo se llama, es el gran desconocido. Eso sí, ahora lleva a la abuela a misa todos los domingos». La mesa estalla en risas. «Vicent Roig [candidato del PP en Sant Josep] también», afirma Guerrero, que propone declarar a Carraca «presidente honorífico» del Consell de Alcaldes, dado que lleva la friolera de seis legislaturas en el cargo. «¡Tú lo que quieres es que os invite!», salta Marí, a quien su compañero de mesa le pide que celebre, al menos, una «closing party» de su carrera política. Algo en condiciones, no como el piscolabis que ofreció él mismo cuando acogió el Consell de Alcaldes: un bocadillo y una botella de agua. «Estábamos en pandemia», justifica el alcalde del municipio que acoge el restaurante más caro del mundo.

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