Comida de final de mandato

Debate sobre el crecimiento de Ibiza: «Me dan igual las elecciones, en algún momento diremos que no se puede edificar más en la isla»

El alcalde de Ibiza defiende la limitación de la construcción en la isla aunque tenga consecuencias en las urnas y el de Sant Josep adelanta que su nuevo PGOU prevé "un crecimiento prácticamente cero"

Eugenio Rodríguez Martos

Eugenio Rodríguez Martos

Después del debate sobre el problema del futuro del vertedero de Ca na Putxa y la falta de agua en la isla, ni siquiera para cubrir la demanda de la población actual, la presidenta del Consell de Formentera, Ana Juan, lanzó la siguiente pregunta: «¿Por qué hay que seguir creciendo? En Formentera, el 99% del agua que se consume es desalada. Los recursos son finitos. No podemos seguir creciendo», adelantó Juan, en la tradicional comida organizada por Diario de Ibiza con los presidentes de los consells pitiusos y los cinco alcaldes de Ibiza para hacer balance de este mandato.

La directora de Diario de Ibiza, Cristina Martín, se dirige a los representantes políticos. | VICENT MARÍ

La directora de Diario de Ibiza, Cristina Martín, se dirige a los representantes políticos. | VICENT MARÍ / eugenio rodríguez. eivissa

El alcalde de Ibiza, Rafa Ruiz, fue el más categórico de todos: «Me dan igual las repercusiones electorales, pero en algún momento diremos que no se puede construir más en esta isla», dijo, aunque posteriormente, volviendo al problema de la falta de vivienda, apuntó que «si se ha de crecer, que sea sólo con viviendas sociales».

Ángel Luis Guerrero, alcalde de Sant Josep, recordó que el análisis sobre la aplicación del Plan Territorial Insular (PTI) pinta un panorama «terrible». Dicho esto, adelantó que en el nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) en el que trabaja su Ayuntamiento se prevé «reconocer lo que hay [edificado] y desclasificar lo que no está construido [y estaba previsto en las Normas Subsidiarias en vigor]» con la idea de que «el crecimiento sea prácticamente cero».

El presidente del Consell de Ibiza, Vicent Marí, también reconoció que hay que «fijar límites» porque «el crecimiento no puede ser infinito». «Es una locura, hay que regularlo», dijo, aunque tampoco dio más pistas sobre qué planes tiene en su cabeza. Eso sí, Guerrero le sonsacó entre risas al presidente que «no se puede seguir devorando el territorio». «Estamos de acuerdo», admitió Marí.

Los políticos suben las escaleras de la sede de Diario de Ibiza. | VICENT MARÍ

Los políticos suben las escaleras de la sede de Diario de Ibiza. | VICENT MARÍ / eugenio rodríguez. eivissa

Legalización de viviendas

En pleno debate sobre el crecimiento, la presidenta de Formentera soltó otro comentario que abrió otro encendido debate sobre el territorio. «Me dan miedo las declaraciones de Marga Prohens [la candidata del PP a la presidencia del Govern]», dijo Ana Juan, en referencia al anuncio electoral de Prohens sobre la legalización de viviendas ilegales en suelo rústico cuya infracción haya prescrito.

«Volvemos a premiar a los que lo hacen mal», lamentó a bote pronto Guerrero, a lo que el presidente Marí respondió que la medida se dirigiría a «construcciones de hace 30 o 40 años». «No se han de legalizar aberraciones. No habrá una tabla rasa, es algo más sensato. Hablamos de ampliaciones, no son viviendas enteras. ¿Quién no ha hecho un porche o un cuarto de baño [sin permiso] hace años? Son viviendas medio legales. ¿Qué hacemos?», cuestionó el presidente.

«Derribarlo, es lo que toca», respondió el alcalde de Sant Josep, aunque Marí le corrigió: «Con una infracción prescrita, no se pueden demoler». Acto seguido, Guerrero propuso, pues, que se modifique la ley porque, igual que ahora las infracciones urbanísticas en zona protegida no prescriben, tampoco lo hagan en suelo rústico. «Es sólo una frase [que habría que añadir a la ley]», recalcó. No hubo acuerdo. Es más, el presidente Marí recordó al alcalde de Sant Josep que éste pedía la figura de asentamientos en medio rural precisamente para dar cobertura legal a viviendas fuera de ordenación de su municipio. «Nos podemos tirar los trastos a la cabeza pero hay una realidad», insistió Marí, quien, dolido por el golpe de Ana Juan, le recordó que la normativa de Formentera facilita las legalizaciones. «Podéis hacerlo directamente. Lo querríamos también en Eivissa», dijo.

Plazas turísticas congeladas

Posteriormente, la conversación derivó hacia las plazas turísticas. Marí recordó que, en el proceso de modernización de la planta hotelera, en Ibiza se ha producido una reducción de la capacidad de alojamiento reglado: las 9.000 bajas que actualmente están congeladas por la moratoria del Govern. En total, el presidente indicó que en Ibiza hay 80.000 plazas hoteleras más 20.000 de alojamientos en alquileres vacacionales. «Esta es nuestra capacidad reglada. Si se multiplica por dos obtenemos la oferta real», subrayó.

Guerrero instó al presidente a «eliminar» las plazas de la bolsa (las 9.000), aunque este no dijo que sí ni que no. «Para eso hemos encargado la redacción del PIAT [Plan de Intervención en Ámbitos Turísticos]», se limitó a decir sobre ello Marí. En cambio, el alcalde de Ibiza aventuró que el PIAT dirá que «para adelante», cuando, según su criterio, «la mayoría de la gente de Ibiza pediría que el crecimiento fuera cero».

En este punto el presidente recordó a los alcaldes socialistas que en la nueva modificación puntual del PTI, el actual gobierno del Consell prohíbe el uso turístico en suelo rústico («no sé si lo sabíais», dijo con ironía) y que en urbano, que es competencia municipal, sólo lo han hecho Vila (lo ha previsto en el nuevo PGOU) y Santa Eulària. «En Sant Joan prácticamente», añadió su alcalde, Antoni Marí, Carraca, que no intervino más en el debate sobre la vivienda y el crecimiento de la isla. «Ya lo hemos hecho nosotros. ¿Por que no lo hacéis el resto?», cuestionó Vicent Marí. «Lo hemos prohibido en edificios plurifamiliares y, no te preocupes, que podemos hacerlo también en unifamliares», le respondió Guerrero.

El alcalde de Ibiza, Rafa Ruiz, también introdujo el tema de las caravanas. «Yo tengo el pueblo infestado», advirtió el primer edil de Sant Antoni, Marcos Serra, que recordó que la zona de Cala Gració se había llenado de estos vehículos pero tras la intervención de la Policía Local, se marcharon a Sant Josep. «No desaparecen», lamentó.

Sobre esta cuestión, el presidente Marí, que recordó que «en la isla hay más coches que personas», explicó que la propuesta legislativa presentada por el Consell para limitar, en el próximo mandato, la entrada de vehículos en Ibiza, prevé que no se dejará desembarcar a las caravanas que no cuenten con un lugar autorizado donde pernoctar.

‘Rent a car’ y cruceros

También lamentó la invasión de vehículos de alquiler (9.000 más en julio y agosto), que no sólo saturan las carreteras y restan aparcamientos sino que «no pagan un euro» en la isla (impuesto de circulación), en referencia a «la competencia desleal» que ejercen. «Nos cargaremos nuestra industria. Hay que poner orden con medidas contundentes», subrayó. Una vez más, Guerrero replicó al presidente con otro baño de realidad: «Si con 46 policías locales se pueden combatir pisos turísticos, el balizamiento de las playas, la venta ambulante, las caravanas... que baje Dios y lo haga».

Asimismo, por iniciativa de Rafa Ruiz, también se habló sobre el turismo de cruceros. El alcalde de Ibiza destacó que se trata de «un mal vecino» y cuestionó «qué factor añadido» da a la población. Sorprendido por el comentario, Marcos Serra le preguntó si los restaurantes y comerciantes no están contentos, a lo que Ruiz respondió: «Sí, pero no es como antes». En este sentido, señaló que en uno de los cruceros, que son «ciudades flotantes», hay «hasta 25 restaurantes».

En cambio, la alcaldesa de Santa Eulària, Carmen Ferrer, considera que sí es beneficioso este turismo, aunque debería ser en «cruceros pequeños, que es lo que Ibiza puede recibir». «Sería lo ideal, pero son los que menos vienen», puntualizó Ruiz, que insistió en que, como se ha hecho en Palma, se debe limitar la llegada de cruceros a la vez. Apuesta el alcalde por que no coincida más de un barco.

La presidenta de Formentera también dijo que los cruceros de pequeña eslora son «buenos para la economía local». En cambio, en los grandes, de 5.000 pasajeros, de los que descienden 3.000, por ejemplo, «no aportan nada más que saturación». «Y tampoco pueden disfrutarlo los turistas porque los llevan como un rebaño de ovejas. Les dan media hora para dar una vuelta por el pueblo antes de subir al bus para ir a otro sitio», dijo.

Suscríbete para seguir leyendo