Turismo en Ibiza: el último sprint antes de la temporada en Sant Antoni

A pesar del optimismo por la de afluencia de turistas, el problema a la hora de completar plantillas inquieta a los empresarios

Josep Àngel Costa

Josep Àngel Costa

Aunque el grueso de los negocios y establecimientos turísticos de Sant Antoni no levantarán sus persianas hasta mayo, la actividad empieza a brotar en el pueblo con los negocios que se preparan para aprovechar «el empujoncito de la Semana Santa», en palabras de Eduardo Bea, que acaba de poner en marcha una nueva temporada en el souvenir July que, salvo sorpresas, arrancará hoy mismo.

De momento, se ha topado con que habrá que limpiar más a fondo que otros años por el polvo que ha dejado en los ventanales las recientes obras de peatonalización de la calle Sant Mateu. Al igual que todos los empresarios de la zona, Bea prevé una buen ejercicio, sobre todo después de que en 2022 se superaran todas las previsiones. Pero hay una amenaza, también generalizada, que le priva de una confianza absoluta: cómo completar la plantilla de cuatro trabajadores que necesita para dar un buen servicio.

«El año pasado nos costó muchísimo encontrar personal. Ahora mismo, nos conformamos con que una persona sepa inglés y venga a trabajar», confiesa Bea.

En la misma tesitura se encuentra el restaurante Promenade, en el Passeig de ses Fonts, donde el trasiego de maquinaria y trabajadores revela que abren de manera inminente. «Empezamos el jueves para aprovechar la fiesta de La Movida en la playa de este sábado», detalla Manel Panizo, uno de los cocineros de este establecimiento.

"El año pasado nos costó muchísimo encontrar personal. Ahora mismo, nos conformamos con que una persona sepa inglés y venga a trabajar"

Sin vivienda

Carlos Prats, el propietario del Promenade, tiene la suerte de contar con muchos trabajadores que repiten temporada, como el propio Panizo. «Pero hay una pareja de camareros que aún no saben si podrán volver, porque no encuentran habitación», lamenta. Para afrontar todo el verano, necesita una plantilla de doce personas, a la que le faltarían los dos trabajadores en sala que aún no tiene garantizados.

«El año pasado, por culpa del problema de la vivienda, ya tuve que prestar una habitación en casa de mi madre para salir del paso», recuerda. Para esta temporada ha tenido que acondicionar un piso entero para garantizar un techo a una parte del personal.

"El año pasado, por culpa del problema de la vivienda, ya tuve que prestar una habitación en casa de mi madre para salir del paso"

Al igual que el Promenade, varios restaurantes de temporada del Passeig de ses Fonts ultiman los preparativos para abrir sus puertas esta semana.

Aunque aún se ve poco movimiento de turistas, muchos prevén un fin de semana de buena facturación. Además del llenazo que se espera el sábado con La Movida, la vuelta a Ibiza en Mountain Bike, que tiene su epicentro en Sant Antoniy se celebra desde el viernes hasta el domingo, se traducirá en una avalancha de cicloturistas.

Aprovechando la mañana

Entre los pocos negocios de temporada que ya han levantado su persiana se encuentran, sobre todo, los souvenirs, como la tienda en la que trabaja Óscar Botella, en el carrer Sant Mateu. El viernes, comenzó su cuarta temporada en este negocio, aunque no consecutiva, y aprovecha una mañana de poco movimiento para acabar de limpiar todos los estantes de la tienda.

«Me da la impresión de que el año pasado ya había más movimiento [al inicio de la Semana Santa]», detalla. Así y todo, tiene plena confianza en que el balance final será todo un éxito. «Ya se ha dicho que hay más reservas que en 2022, así que llegará dinero», bromea.

La imagen del West End por la mañana sigue siendo el páramo habitual en invierno, aunque destaca el ajetreo que se percibe en el interior del Shenanigans, en la esquina de la calles Santa Agnès y Vara de Rey (el antiguo Capone). Kelly Richards y tres de sus compañeros han empezado a trabajar esta misma mañana para adecentar el local y organizar la apertura para el viernes.

«Ahora estamos muy animados y tenemos grandes expectativas, porque ya hay plena normalidad. La temporada pasada, aunque acabó siendo muy buena, aún había la incertidumbre por el covid y no sabíamos qué esperarnos al principio», recuerda Richards.

Las golondrinas

En la zona de las golondrinas del puerto de Sant Antoni, de momento, solo hay dos empresas con casetas abiertas. Es el primer día de la temporada para Es Vedrà Charter, donde Coco atiende a dos turistas que piden información.

A pesar de las expectativas generalizadas, él rebaja la euforia. «Al sector de la náutica le fue bien la pandemia, porque era la única oferta disponible y vino buena clientela. En cambio, el año pasado ya vinieron más fiesteros», precisa.

Barbara Thomas empezó la temporada a finales de febrero en la caseta de Aquabus, para aprovechar la llegada de los turistas del Imserso. «Tenemos una excursión que sale del puerto de Vila a Formentera, con todo incluido, que es un buen reclamo para ellos», detalla.

Al margen del programa de vacaciones para jubilados, Thomas ha empezado a recibir los primeros turistas, especialmente británicos y bastantes universitarios italianos, además de algún francés. «Los últimos días han sido muy animados, pero venían aquí a preguntar por las party boats y no empiezan hasta junio», explica. A Thomas le ha sorprendido que aún no ha visto a ningún alemán.

En la oficina de información turística de Sant Antoni del Passeig de ses Fonts, en la antigua sede del Ayuntamiento, detallan que también les ha llegado algún holandés, y sudamericanos.

En la cercana calle Progrés, Francisco Martínez también se adelantó y el martes pasado abrió las puertas de Berli Cruiser Agency, donde ofrecen excursiones en barco, jet sky, buceo y «todos las actividades turísticas». «Ahora nos vienen más familias que grupos de amigos», detalla. Si el año pasado ya se mostró satisfecho, para este espera «todo un renacer». De hecho, no tiene fecha para el final de temporada: «Mientras haya gente, aquí estaremos».

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