Fiestas en Ibiza: El parque temático de Santa Agnès

La Asociación de Vecinos de Corona celebra este fin de semana una nueva edición de la ‘Festa de sa Sitja’. Sa Rota d’en Coca se convierte estos días en un parque temático sobre los antiguos oficios del bosque con los que los agricultores conseguían un complemento para subsistir.

Vídeo de la 'Festa de sa Sitja' de Santa Agnès

Josep Àngel Costa

Josep Àngel Costa

Josep Àngel Costa

Un reto surgido de una charla entre jóvenes ha acabado convirtiendo una colina de Santa Agnès en todo un parque temático de la etnografía ibicenca. También en una cita anual que ya es una tradición indispensable para los vecinos del pueblo, al igual que las matanzas, y que atrae cada vez a centenares de personas del resto de la isla.

La aventura comenzó 15 años atrás en sa Rota d’en Coca, una loma en el desvío de la carretera de Corona hacia Sant Mateu. Como el resto de colinas llenas de pinos de la zona, conserva muchos restos de la explotación forestal de décadas pasadas. En una tierra de secano y sin huerta como el Pla de Corona, los hombres conseguían una fuente complementaria a la agricultura con los oficios del bosque. Además de la leña, producían carbón vegetal, cal o pega, a partir de hornos de piedra seca que levantaban a mano.

El propietario de sa Rota d’en Coca, Toni Boned, Besora, junto a sus amigos, tras una de esas charlas animadas se marcaron como reto restaurar una barraca, la cabaña donde se resguardaban los carboneros mientras vigilaban que no prendiera la sitja, así como la plaza sobre la que se construían estos hornos de carbón.

Dos mayores del pueblo ya fallecidos, Toni des Pujolet y Miquel d’en Trull, se sorprendieron de ese afán restaurador que consideraban estéril. ¿Porqué no se ponen a hacer carbón, ya que tienen a punto todo el resto? Para ellos, los jóvenes habían perdido el tiempo.

La fiesta en el monte

De los piques de esa charla, surgió un nuevo reto que generó la ‘Festa de sa Sitja’ en sa Rota d’en Coca: los dos mayores se acabaron ofreciendo voluntarios a montar la carbonera, tras largos años sin que se prepara ninguna en el pueblo, y enseñar la técnica a Besora y sus amigos.

Una vez apilada la leña y tapada con tierra y piedras, tocaba la parte que, en principio, podría resultar más fastidiosa, pero que resultó ser todo lo contrario. El horno se mantiene encendido varios días, con sus noches, y hay que estar atento a que no se forme llama. Esas jornadas de vigilancia derivaron en una acampada de fiesta, hasta el punto que los amigos decidieron repetir. Año tras año.

Fueron creando nuevos retos, como el horno de leña para ir cocinando las coquetes. Se trata de masa de pan casero que preparan al momento y rellenan de sobrasada, una delicia que es una de las grandes atracciones de la ‘Festa de sa Sitja’. Dos semanas antes de la cita la Asociación de Vecinos de Corona prepara la matanza para surtir a la fiesta. En esta ocasión, el cerdo les ha provisto de 160 kilos de sobrasada y unos cincuenta de botifarró.

En los últimos años, también han levantado un horno de cal, que lograron cubrir con una cúpula en la última edición de este encuentro popular, a finales de febrero de 2020, poco antes de que empezara el estado de alarma por el covid. Anteriormente, ya se habían propuesto construir un forn de pega o enquitrà, que también fue y un éxito y obtuvieron brea de primera calidad. «Era la silicona antigua. Se usaba para pegar suelas o impermeabilizar toldos y barcos», detalla Pep Tur Bonet, Turbo.

El reto de este año

Turbo fue uno de los encargados de proteger el horno de cal con la cúpula, gracias a las indicaciones de uno de los últimos mayores del pueblo que trabajaron en los bosques. Lamentablemente, ya falleció, al igual otros que pudieron asesorar al grupo de sa Rota d’en Coca.

De hecho, este año, para su último reto, han recurrido a los recuerdos de gente de 85 y más de 90 años que llegaron a ser testigos de la elaboración del enquitrà de ginebra (alquitrán de enebro), pero no han encontrado a nadie que hubiera llegado a prepararlo.

«Mi abuelo tenía una olla con enquitrà de ginebra que usaba para curarse heridas y también la de los animales para que no se infectaran. También se ingería para la gripe o para la circulación», recuerda Besora. «A mí me dijeron que su sabor era terrorífico. Tenían que hacer bolitas que metían dentro de sobrasada para poder comérselo», precisa Turbo.

Programación

La elaboración del alquitrán de enebro «será completamente experimental, porque cada testimonio nos ha contado una historia diferente», confiesan. A lo largo de este fin de semana, se desvelará si el nuevo horno da resultado.

En cambio, después de 13 ediciones de la ‘Festa de sa Sitja’, ya tienen suficiente experiencia para garantizar que, en unos días, habrán conseguido carbón. Como es tradición, la fiesta, abierta a todos los interesados, comienza el viernes por la mañana con el encendido de la carbonera protagonista. El honor, en esta ocasión, recayó en la directora del colegio de Corona, Teresa Marí, muy agradecida por el detalle que ha tenido con ella la asociación de vecinos.

Durante todo el fin de semana, se llevará a cabo un taller de restauración de piedra seca con Vicent Serra, Palermet. Además, y como novedad, el etólogo Roberto Contaldo ofrece demostraciones de arado tradicional con dos caballos hispano-bretones, una de las atracciones en las que más participan y disfrutan los niños. El monitor del taller de muebles de la Fundación Adrià Rubio, también mostrará cómo se encuerdan las sillas ibicencas.

La parte gastronómica contará con torrada de sobrasada, frita de cerdo a precios populares el sábado y paella el domingo. El sábado, a partir de las 19 horas, sa Rota d’en Coca acoge, por primera vez, un encuentro de glosadors de todo Balears, en un encuentro folclórico en el que tampoco faltará una ballada pagesa.

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