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crisis energética u la subida de la luz y las pequeñas empresas

Un negocio de Ibiza echa el cierre por el aumento de la factura de la luz

El aumento de los precios de la luz ha repercutido especialmente en aquellos negocios que necesitan maquinaria que consume mucha energía y a los que la crisis de precios ha puesto con el agua al cuello

Sa Botiga se encuentra en el antiguo camino de Puig d’en Valls. Vicent Marí

Emprender un negocio nunca ha sido fácil y empezar de cero no es un camino de rosas, pero hasta que uno no lo sufre en sus propias carnes, no es consciente de los dolores de cabeza y de la pérdida de calidad de vida que comporta tomar una decisión de estas características, especialmente si no se cuenta con un potente músculo financiero que respalde esta aventura.

Una de las cámaras frigoríficas del interior de la tienda. | VICENT MARÍ

Es algo que ahora ya conocen de primera mano Pau Tugués y Sandra Aguilera, que en las próximas semanas echarán el cierre al negocio que iniciaron con otros dos socios: Sa Botiga de Can Turet, una tienda de productos ecológicos y de proximidad situada en Puig d’en Valls, y que ya han anunciado que tiene los días contados.

Cuando la factura de la luz condena tu negocio

«Los gastos se han disparado y hacen inviable el proyecto, y el principal gasto que tenemos es este», comenta Pau Tugués mientras señala las cámaras frigoríficas, un elemento imprescindible en cualquier comercio de alimentación: «La subida del precio de la luz ha sido un mazazo. Desde que abrimos el negocio en abril hasta ahora, la factura se ha triplicado, y esto no hay quien lo soporte».

Pau y Sandra destacan que las cámaras frigoríficas son de última generación, de bajo consumo, y adaptadas a la nueva y más estricta normativa, que obliga a que estén completamente cerradas para que no se pierda el frío y tengan una mejor eficiencia energética. Son muy eficientes y gastan poco, pero gastan, y tienen cinco: una para bebidas, otras dos para productos lácteos y frescos, otra para charcutería, y una quinta en el almacén. La infraestructura indispensable para un comercio de estas características.

«La subida de la luz ha sido el golpe más duro, pero a eso hay que añadir también el incremento del precio de todos los productos de alimentación. La factura de los proveedores no ha parado de subir en todos estos meses», comenta Tugués. «Lo hemos hablado con otros comercios y nos cuentan que antes los proveedores te subían el precio anualmente, pero ahora suben los precios a cada pedido y o lo repercutes tú también en tus productos o te quedas sin margen de beneficio», explica Tugués.

Amarga decisión

Tomar la decisión de cerrar el negocio ha sido duro, ya que se trata de un proyecto muy querido por todos los socios, en el que han trabajado de manera gratuita durante meses. «Todos tenemos otros empleos», comenta Sandra Aguilera, «y veníamos aquí a trabajar gratis. No podemos pagar a un empleado y hemos echado todas las horas necesarias para tirar esto adelante». Cuenta también que los muebles de madera que hay en la tienda los hicieron ellos mismos, y que este espacio es prácticamente un hijo suyo.

Aguilera lamenta las enormes dificultades a las que se enfrentan aquellos que quieren emprender un negocio, algo que solo está al alcance de quienes ya cuenten con un mullido colchón económico que les permita afrontar sin despeinarse dos años de pérdidas, antes de poder consolidar su marca y hacerse un hueco en el mercado: «Todo está montado para que no hagas nada. Las trabas que encuentras, los trámites, las cuotas de autónomos, los gastos… todo son piedras en el camino. En este negocio nos hemos juntado dos familias para echar a andar un proyecto, hemos intentado hacer algo por nuestra cuenta pero no ha podido ser».

Su socio, Tugués, se muestra convencido de que hay un nicho de mercado para una tienda de productos ecológicos en Puig d’en Valls, porque estos productos tienen cada vez mayor demanda, pero cree que les ha faltado tiempo para consolidarse. Una vez han llegado al final de este camino, ¿valió la pena? ¿Les ha servido de algo la experiencia? «¡Nos ha servido para arruinarnos!», bromea Tugués, que, más serio, asegura: «Claro que se aprende. De todas las experiencias y de todo este tiempo, del contacto con los clientes, se aprende muchísimo».

Sa Botiga de Can Turet ya no repone género y actualmente vende sus existencias hasta el día de cierre. Sus propietarios están intentando traspasar el negocio, con la esperanza de que alguien pueda tener los recursos suficientes para retomar esta tienda y proseguir con el proyecto.

La Pimeef reclama que el 'escudo social' energético se amplíe a empresas

Tras las ayudas anunciadas por el Gobierno central de la creación de un bono social a la electricidad para ayudar a los consumidores más vulnerables, la Pimeef reclamó al Govern balear que las amplíe e incluya también este ‘escudo social’ a las pequeñas y medianas empresas de las Pitiusas. Así, tras una reunión de la Mesa del Diálogo Social convocada por la presidenta Francina Armengol, el presidente de Pimeef, Alfonso Rojo, pidió que el bono energético a familias se extienda a las empresas «sobre todo a aquellas que tienen una gran dependencia del consumo energético, como pastelerías y panaderías, pizzerías o empresas que tengan muchas cámaras frigoríficas, como bares, carnicerías o pescaderías».

Del bono social energético aprobado por el gobierno se pueden beneficiar los hogares cuya renta se sitúe entre 1,5 y 2 veces el Indicador Público de Renta de Efectos Múltiples (Iprem), y que es de 16.212 euros anuales para un adulto o de 23.318 euros anuales para un adulto y un menor. Será necesario tener contratada la tarifa regulada.

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