La playa de ses Salines se ha convertido, un año más, en un puesto de venta ambulante en prácticamente toda su totalidad. El arenal está plagado de vendedores que no solo ofertan pareos y bolsos de imitación, además de comida con el riesgo sanitario que esto conlleva. Este verano han dado un paso más y han optado por adueñarse del territorio, que es público, para colocar sus sombrillas y alquilarlas a los turistas por diez euros, que es el precio máximo que pueden cobrar los concesionarios.
Además, si lo que quiere el usuario es quedarse con la sombrilla, se la venden por 20 euros, según confirmó uno de los vendedores ayer. Hay quienes aseguran que estos vendedores esperan a los que quieren que sean sus clientes en la pasarela de madera que da acceso a la playa. Es allí donde les ofrecen el servicio, además de la posibilidad de compra del resto de productos que cargan a hombros.
Por su parte, desde el Ayuntamiento de Sant Josep explicaron a Diario de Ibiza que «la Policía Local no tenía constancia ni denuncias sobre este tipo de hechos», por lo que desde ayer mismo iniciaron un «control» específico para detectar casos así.
Masificación
Ses Salines es una de las playas más masificadas de la isla durante la temporada turística y los vendedores ambulantes lo saben. Son muchos los que, día tras día, se pasean de un lado a otro para hacer negocio con sus ventas ilegales.
Esta es una de las quejas más repetida por los turistas, que incluso ponen reseñas en portal como TripAdvisor. «Playa con demasiada venta ambulante, resulta al final hasta molesto. También acude muchísima gente y estás pegado a otro grupo», escribe uno de ellos. «Cuando estuve me decepcionó por la cantidad de vendedores ambulantes», relata otro.
