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Ibiza en 1911: "faltan viviendas"

Diario de Ibiza publicó ya hace más de un siglo que faltaban viviendas en la isla

Imagen de archivo del barrio de Sa Penya. DI

La escasez de viviendas en Ibiza es un mal endémico de la isla. Ya a principios del siglo XX se hablaba de ello en una noticia publicada el 30 de junio de 1911 en Diario de Ibiza. Los detonantes eran entonces el aumento de la población por los movimientos migratorios y la alta tasa de natalidad.

“El acrecentamiento de la población en nuestra ciudad es un hecho tan evidente y notorio que es innecesario aportar cifras estadísticas para que confirmen el aumento de densidad operado en estos últimos tiempos”, publicó Es Diari en 1911.

“Basta solo indicar que la corriente inmigratoria se viene realizando de un modo constante e intensamente; basta señalar el predominio de la natalidad sobre las defunciones que se registran en ella todos los años, para que por nadie se pueda poner en tela de juicio dicho crecimiento progresivo y altamente halagador (…)”, continua la noticia.

Si bien de 1883 a 1900 se consignaron 423 nuevas viviendas, en la década posterior se produjo un parón en la construcción, que no siguió creciendo al mismo ritmo que la población en la isla. Vila “rebosa de gente”, según la crónica de la época, “por los cuatro costados”. Y alertaba de los problemas de salubridad que esta situación generaba.

“Por ley natural, el crecimiento del número de individuos que pueblan la urbe debía correr pareja con el aumento proporcional de las habitaciones a ocupar. A mayor contenido, mayor continente. Pero no ha ocurrido así. Cierto que en un corto periodo de 17 años, desde 1883 a 1900, se pudo consignar la cifra de 423 casas de aumento. Pero desde dicha última fecha hasta nuestros días, el progreso por este lado ha sido exiguo. Y precisamente en esos dos lustros pasados ha sido cuando se ha podido observar el mayor acentuamiento de la población. (…) La ciudad se ha hecho insuficiente para contener a sus moradores. Su número es excesivo. La urbe rebosa de gente por los cuatro costados. La jaula es pequeña para tantos pájaros reunidos. Si es que no sobramos todos – hecho discutible- es por lo menos cierto que holgamos una buena tercia parte.

Ya entonces se hablaba también de los ahora denominados ‘pisos pateras’ cuando se mencionaba la necesidad de colocar hasta tres camas por habitación ante la falta de espacio y de las pocas viviendas que tenían habitación y retrete aparte.

“(…) Nuestras casas son calabozos estrechos, lóbregos y húmedos. La vida del hogar es en ellas imposible. Los humos y los olores de las cocinas, cuando no las emanaciones fétidas de los retretes, vienen a caer sobre los cuartos dormitorios emponzoñando los organismos. Hay que disponer de dos o tres camas más en una mala alcoba por carecerse de sitio. ¡Y menos mal las viviendas que disfrutan el lujo de alcoba y retrete; las hay que ni eso tienen! (…) En los pobres barrios de la Peña y Portal Nuevo (…) vive allí la gente a montones, en forzosa y apremiante promiscuidad, respirando un aire enrarecido, cargado de mefitismo. ¿Y después de haber estado trabajando todo el santísimo día, hallar el descanso por premio en aquellas horrendas casuchas? Extraño no es, pues, que toda suerte de infecciones, en medio de tales calamitosas condiciones higiénicas, prendan fácilmente en sus infelices moradores, y proporcionen a ellos a la lista mortuoria un excesivo contingente (…)”, concluye la noticia.

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