La herpetóloga y portavoz de la plataforma SOS Salvem sa Sargantana Pitiusa, Antònia Maria Cirer, destaca la gran implicación de los voluntarios en la campaña, «que están saliendo debajo de las piedras» ante la plaga de serpientes, una especie invasora introducida en los últimos años con los viejos olivos decorativos importados de la Península.
«La respuesta que ha dado la gente de Eivissa es espectacular y esto debe hacer reflexionar a la Administración», apunta. Cirer recuerda que el papel de los voluntarios se limita a reducir la presión poblacional de ofidios con el control mediante trampas, mientras que el Consorci per a la Recuperació de la Fauna Salvatge de les Illes Balears (Cofib), dependiente del Govern, es el organismo responsable de la estrategia para combatir la plaga y su control científico.
Papel preventivo
La labor ciudadano cuenta con casos como el de un voluntario de la vénda de Cas Ripolls, en Sant Joan, que ha llegado a atrapar hasta 35 serpientes con cinco cepos. También se encuentran numerosos casos de trampas donde todavía no se ha capturado ningún reptil, sobre todo en la zona de Sant Josep. Así y todo, Cirer resalta su importancia por su papel preventivo.
Tanto Cirer como el resto de la comunidad científica advierte en los últimos años de que la lagartija autóctona de las Pitiüses, (Podarcis pityusensis), corre serio riesgo de extinción por la proliferación de la culebra de herradura y otras serpientes invasoras que se alimentan de ellas.
