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Tradiciones

Santa Agnès en la intimidad

Corona suspende los actos por sus fiestas pero celebra una misa con diez personas para cumplir con el homenaje a su patrona

Santa Agnès en la intimidadJUAN A. RIERA

La crisis sanitaria impide celebrar todos los actos tradicionales de las fiestas de Santa Agnès y también se decidió suspender la misa solemne. Sin embargo, un grupo de vecinos acordó con el párroco celebrar ayer una sencilla ceremonia para cumplir con el homenaje a su patrona.

En Corona, solo hay abierta la tienda de Cas Ferrer, a unos 700 metros del pequeño núcleo rural. Su propietario, Toni Costa, pasa la mañana podando parras en el cercado de enfrente, donde puede ver si llega algún cliente.

Junto a la iglesia, el bar y el colmado de Can Cosmi lucen sendos carteles de cerrado. «Mi madre se hacía cargo de la tienda, pero ya hace un año que dejó de abrir», explica Joan Bonet, uno de los dos hermanos que llevan el popular establecimiento de las tortillas. Tras sus habituales vacaciones de diciembre, iban a volver a la actividad el 15 de enero, pero ahora dependen de la evolución del covid.

Llega una vecina a Can Cosmi y Joan le entrega un paquete. «Si el cartero no nos encuentra en casa, lo deja aquí», explica Mercedes Costa, coronera por matrimonio desde hace ocho años. Antes de partir de nuevo con su todoterreno Mercedes saluda a otras vecinas que llegan a la plaza de la iglesia. Son Cati Boned y Toñi Costa, que acuden a la misa homenaje a la patrona. «Como aquí puedes pasear por el campo sin encontrarte a nadie, estamos más tranquilas, pero los niños están limitados porque tenían actividades en Sant Antoni», detallan.

Cati y Toñi entran al templo con otros cinco vecinos y las concejalas de Sant Antoni Neus Mateu y María García. Se sientan todos, distanciados, en los bancos delanteros. El párroco, Joan Riera, Pou, llega a las once y diez y, poco después de empezar, entra un hombre y se acomoda en la última fila.

Tras la homilía, el sacerdote pide la protección de Santa Agnès y anuncia que, cuando mejore la pandemia, celebrará la misa de fiesta con la procesión correspondiente. También pospone para ese mismo día la bendición del nuevo pendón de la parroquia y dedica unas palabras de agradecimiento a la vecina que lo ha tejido, María de Cas Ferrer. El viejo estandarte, agujereado por el paso del tiempo, luce una imagen de la patrona de 360 años, pero la tela sobre la que se ha bordado tiene unos 60 años, según detalla el obrer major, Toni Tur.

Acaba la misa y José Luis Branger, sentado en el último banco, es el primero en salir a la plaza. Explica que viene desde Vila todos los viernes por la mañana. «La iglesia está abierta, no hay gente y es perfecto para mis oraciones y rezar a mis muertos», confiesa. «Luego tomo un café en Cas Ferrer o Can Cosmi y departo un poco con la gente. Echo mucho de menos mi café hoy».

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