El servicio de Radioterapia del hospital Can Misses aplicó este tratamiento a un total de 229 pacientes, según la memoria del año pasado. Esto significa un aumento del 8% respecto a 2017, cuando se sometieron a este tratamiento 212. El responsable del servicio, el doctor Alberto Noé, asegura que la unidad «se ha estabilizado» tras tres años de funcionamiento y cree que las cifras no oscilarán mucho en los próximos años.

El año pasado, sin embargo, se redujeron ligeramente las primeras consultas: de 266 a 261. Esto, que en un principio parecería una contradicción con el incremento de pacientes, no es así. De hecho, es lo habitual en un servicio, gestionado por la UTE Policlínica Miramar Juaneda, que lleva ya un tiempo funcionando, afirma Noé, que explica que esto se debe a que algunos de los enfermos atendidos en 2018 requirieron este tratamiento por segunda vez. En muchos de los casos, por «nuevas localizaciones» de un tumor, justifica. Y a estos pacientes no se les contabiliza como nuevas primeras visitas.

El año pasado se redujo, en cambio, el número de pacientes que el servicio derivó a Mallorca para recibir braquiterapia: de ocho en 2017 a sólo tres el año pasado. Uno de ellos fue enviado directamente a Palma para este tratamiento tan específico, que consiste en colocar en la zona afectada por el tumor una especie de semillas radiadas. Los otros dos pacientes primero se sometieron a radioterapia en Can Misses y, después, complementaron ésta con la braquiterapia. Estos son los únicos pacientes del servicio de Eivissa que se envían fuera de la isla, indica su responsable.

Por el momento, la sanidad pitiusa no se ha planteado la posibilidad de poner en marcha esta técnica en el hospital ibicenco, ya que son muy pocos los pacientes que la necesitan.

Tres enfermos de cáncer rechazaron la radioterapia después de la primera consulta, indica la memoria, dos más que el año pasado. Esto no es tan extraño como podría parecer. El jefe del servicio de Radioterapia explica que, en algunos casos se trata de hombres afectados por un cáncer de próstata que, antes de radiarse, deciden buscar «otras alternativas». Uno de los temores de los hombres es que las sesiones puedan afectar, en el futuro, a su virilidad, ya que uno de los posibles efectos secundarios del tratamiento en el aparato reproductor masculino es la disfunción eréctil.

Rechazar el tratamiento

Pero éste no es el único motivo por el que algunos pacientes renuncian a la radioterapia. Alberto Noé señala que algunos de los que han optado por no someterse al tratamiento los dos últimos años eran extranjeros, personas que tenían a su familia fuera de la isla y que, finalmente, optaron por «regresar a sus países» para tratarse. En el servicio señalan que, finalmente, ninguno de ellos volvió a Ibiza para el tratamiento.

Este año, 44 enfermos han recibido radioterapia paliativa, siete menos que el año pasado. En otros 13 casos, sin embargo, la radioterapia «no estaba indicada», prácticamente los mismos que en 2017. «A veces hay una delgada línea que separa la indicación o no del tratamiento y, al final, el comité optó por no aplicarlo a estos pacientes», explica el responsable del servicio del hospital ibicenco.

En cuanto al tipo de tumores, «se sigue la tendencia del año pasado», indican desde el Área de Salud de Eivissa y Formentera. El más tratado es el de mama, con 59 casos, seguido del de próstata, con 30. Un total de 22 pacientes sufrían un cáncer de recto, otros 16 de pulmón, 14 de cabeza y cuello y otros 12 enfermos se sometieron a radioterapia como tratamiento a algún tipo de cáncer ginecológico.

Este año no habrá ninguna novedad en el servicio, indica su responsable, que destaca que el año pasado ya se puso en marcha el tratamiento con intensidad modulada, una técnica avanzada. «Para incorporar novedades dependemos del hospital de referencia de Son Espases. Tenemos los mismos tratamientos», afirma el jefe del servicio, que hace mucho hincapié en que no hay lista de espera. «Los pacientes aguardan el tiempo necesario para los trámites técnicos necesarios para las sesiones», comenta Alberto Noé.