Benimussa como antídoto
Pese a ser en origen una de las mayores alquerías de Ibiza, Benimussa representa uno de los territorios mejor conservados de la isla. Un enclave de pozos viejos, bosques profundos, cultivos en bancales y enormes casas payesas, que constituye el mejor antídoto frente el frenesí estival
Cuando necesito de paz, de tranquilidad, de sosiego, cuando muchos copetines y muchas farras me han cansado, vengo a ver a mi viejecita, y a su lado recobro fuerzas (Carlos Gardel)
Frente a la pesadumbre que provoca Ibiza durante la temporada, el residente busca desesperadamente la huida como antídoto. Benimussa, en el corazón de la mitad sur de la isla, brinda uno de los aquelarres más poderosos. Esta vetusta alquería árabe fue de las más extensas de Ibiza y, a pesar de ello, aún refleja el paisaje tradicional de la isla de forma fidedigna y, en cierta manera, el ´tempo´ de la vida antigua.
Cuando la cola de coches para entrar a Sant Josep llega hasta la gasolinera o incluso más allá y no urge la prisa, no existe mejor evasión que desviarse por el camino que arranca junto al simpático colmado Can Pep Xica. A partir de ahí se conduce despacio, con las ventanas abiertas, para percibir la intensidad de los aromas del campo y una atmósfera huérfana de agobios. Incluso cabe estacionar y tomar como ejemplo a la pequeña legión de caminantes que al atardecer, o incluso en mitad de la solanera, atraviesan este paisaje inmaculado mientras velan por su cuerpo y su alma.
Senderos y carreteras que, aun cubiertas a veces por un asfalto libre de trazas, ofrecen un sinfín de posibilidades para perderse. Primero aparecen los olivos alineados de la plantación de Joan Benet, a continuación la piedra desnuda de Es Pou d´en Benet, legado de los zahoríes de la antigüedad, con la casa payesa que preside la finca en lo alto del monte, y por fin el cruce de caminos de Can Agustinet.
Al Puig d´en Serra
Llegados a este punto caben tres opciones y todas responden con idéntica firmeza al objetivo del viaje. Tomando el desvío más a la derecha, por un camino de tierra, se alcanza la Capelleta d´en Serra. Hay que serpentear cuesta arriba varios kilómetros entre tupidos bosques, cultivos y alguna que otra casa encalada medio oculta por la vegetación. Maravillosa caminata que concluye en lo alto del Puig d´en Serra, donde se asienta el pequeño oratorio que erigió Vicent d´en Serra en 1919, a su regreso de Argel, y desde el que disfrutar de unas vistas sobrecogedoras de los estanques de ses Salines, en la lejanía.
La opción intermedia, también a la derecha, conduce hacia Cas Costas y Can Roig, dos magníficas viviendas agrupadas, con una sólida torre de defensa de planta cuadrada, y una sucesión de campos roturados y cuarteados por muros de piedra seca, repletos de almendros, higueras, algarrobos, olivos y vides. Los pastorean, de vez en cuando, rebaños de ovejas y cabras que rebuscan hierba fresca entre la tierra escarlata.Desvíos
Al descender hasta la extensa llanura las cuestas se moderan y el camino desemboca en el propio paseo marítimo de Sant Antoni, aunque hay tantos desvíos y posibilidades como para acabar en la casilla de la carretera Sant Antoni-Eivissa, en el cuartel de los bomberos de Sant Rafel o en sucesivos puntos intermedios.
La tercera opción consiste en seguir de frente, atravesar un profundo bosque de pinos y descender hasta Can Xarnebot para, a continuación, encontrar uno de los más importantes conjuntos de viviendas agrupadas de la isla: Can Toni des Trull, Cal Tio, Can Jordi, Can Torreta y Can Lluc, que siguen apiñadas como antaño y habitadas, con la excepción de la del medio, que permanece arruinada. En los alrededores, el pou de Benimussa y una sucesión de fincas extensas, algunas abandonadas y otras inmaculadas, hasta desembocar en Sant Agustí, a la altura del Pou des Rafals.
Cuando ruge la marabunta, no cabe mayor placer que perderse por los caminos de Benimussa. Como Gardel con su ´viejecita´.
Una 'venda' que llegaba hasta el mar
La venda de Benimussa, según apuntan algunos historiadores, fue poblada en tiempos árabes por el clan de los Banu Musà, insurrectos de la región de Agmat, al sur de Marruecos. Fue una de las alquerías más grandes de la isla y su territorio se extendía hasta Sant Jordi, Cas Serres, Sant Rafel, Sant Antoni y Sant Agustí, e incluso llegaba hasta el mar, en la zona de es Pouet. A partir del siglo XIV, cuando Ibiza ya era cristiana, fue dividiéndose entre diversos propietarios.
Xescu Prats es cofundador de www.ibiza5sentidos.es, portal que recopila los rincones de la isla más auténticos, vinculados al pasado y la tradición de Ibiza.
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