Como no daban con el escondrijo donde se ocultaba, los investigadores de la Guardia Civil optaron por seguir el vehículo que utilizaba para desplazarse, de alta gama, cuyo mantenimiento parece que no descuidaba el detenido. Shane Looker concertó una cita con el taller oficial en Ibiza y acudió a la hora para la revisión. Informados de ello, los agentes le esperaban a la salida para ponerle los grilletes.

Looker nunca llegó a cumplir lo que anuncio al Sunday Mirror en febrero de 2015. Entonces afirmó a través de su abogado que tenía la intención de entregarse cuando hubiera «ordenado» sus asuntos. También se declaró «inocente» del «horrible» asesinato de la joven, admitió que la conocía y que pagó por su compañía.