El grueso de las actuaciones previstas afecta al espejo de aguas de la concesión. Los responsables del Club Náutico Ibiza aseguran que no se crecerá «ni un metro cuadrado» ya que mantienen la misma zona concesional que se les autorizó «hace 45 años», cuando la renovaron por última vez. Lo que se proyecta es apurar esos límites para optimizar el uso del espejo de aguas, insisten tanto el presidente del CNI, Juan Marí, como su director, Luis Mariano Arabí.

Tras la remodelación se ocupará todo este espacio, lo que implica crecer unos 40 metros hacia el exterior, en dirección a Levante. De los alrededor de 85 metros mar adentro que se ocupan hoy se llegará casi a los 120 que abarcarán los pantalanes de hormigón flotante proyectados, algo más si se computan también los fingers flotantes -de 12 metros de largo- que delimitarán cada dos plazas de fondeo para las 32 embarcaciones de 15 metros de eslora que podrán amarrar en el exterior del pantalán.

Actualmente se dedican 14.335 metros cuadrados del espejo de aguas a los muelles -del total de la concesión, que es de 23.665 metros cuadrados-, mientras que otros 9.330 metros cuadrados quedan libres como zona exterior. Pero tras la reforma se ocuparán 22.181 metros cuadrados y se dejarán otros 2.449 como espejo exterior. Así que si el CNI hasta ahora no aprovechaba ni la mitad de la zona asignada por la APB, tras la reordenación prácticamente la aprovecha en su totalidad.

En ningún caso, insistió Marí, está previsto crecer hacia el norte, con lo que desmiente que la reforma pueda afectar a la actividad en el vecino muelle de Pescadores: «Es un malentendido», insistió Marí, y apuntó que cualquiera interesado puede conocer el proyecto en sus instalaciones.

La ampliación tampoco interferirá, aseguró, con el tráfico con Formentera si se traslada al muelle comercial porque desde el CNI consideran que queda un paso lo suficientemente ancho -más de 250 metros- para el paso tanto de pesqueros como de las embarcaciones de pasajeros y mercancías.

En cualquier caso, Marí insistió en que si el proyecto que la APB ha revisado en dos ocasiones interfiere el paso «de cualquier tráfico», no habrá problema en cambiarlo: «Estamos para ayudar a la gente, no para dificultar ni impedir a nadie la navegación en el puerto de Ibiza, al contrario», recalcó.