-Ibiza tiene sus limitaciones evidentes pero, en general, ¿qué le parece la oferta cultural de la isla?

-Creo que, dado el tamaño de la isla, hay bastantes cosas. La cultura, si no hay un público muy grande, necesita subvención porque si no no se puede mantener. Dentro del tamaño de la isla hay cosas. Me extraña que no haya galerías de arte más potentes, que sí hubo en otra época. Con más visibilidad fuera... Cuando estaba la Van der Voort, por ejemplo.... Parra y Romero abrió una galería el verano pasado. Me extraña que habiendo tantos artistas en la isla no haya más galerías, pero a lo mejor es que no hay clientes para mantenerlas. El mismo MACE es de los museos de arte contemporáneo más antiguos de España... Está muy bien la Orquesta Sinfónica, hay bastantes cines, en verano hay festivales de música clásica....

-Lleva dos años en la isla. ¿Se ha sentido bien acogido por los círculos culturales de Ibiza? ¿Ha recibido alguna crítica?

-No estoy muy metido en la vida pública, pero creo que tanto el ciclo de poesía que organizo en el MACE como traer la exposición de Miró son cosas buenas para la isla. Y no estoy viviendo de esto. El ciclo de poesía tenía un presupuesto como de 2.000 euros... Me gusta mucho hacer cosas. Trabajo también en otros sitios, ahora mismo tengo una exposición en Granada y otra en Irlanda... No conozco todavía mucha gente en Eivissa, a lo mejor vienen diez personas a la presentación del libro en Hipérbole [ríe], pero estoy encantado de presentarlo aquí.

-Sabe que en el mundillo cultural enseguida se forman camarillas: ‘O eres de los nuestros o de los otros’.

-En el mundo cultural hay mucha gente que se queja pero no hace nada. No creo que esté monopolizando el museo. Yo ya he sido director de museo y no quiero volver a serlo, quiero escribir. Pero no me cuesta ayudar al museo, me gusta, además.