La primera guía de viajes de Balears, escrita hace 200 años, no tuvo ayer postor y se quedó en la sala de subastas. Nadie pagó los 1.700 euros que pedía como precio de salida la casa de Barcelona Soler y Llach por un ejemplar de este exhaustivo informe sobre las islas que realizó el cónsul francés en Balears, supuestamente por encargo de Napoleón, cuarenta años antes de que naciera el Archiduque Lluís Salvador (cuya obra sobre las visitas que hizo a Balears en la segunda mitad del siglo XIX es una referencia de la literatura viajera en las islas). André Grasset de St.-Sauveur, comisario de relaciones comerciales de Francia, publicó en 1807 el libro ´Voyage dans les îlles Baléares et Pithiuses: fait dans les années 1801, 1802, 1083, 1804 et 1805´, y en él incluyó todo tipo de observaciones sobre las islas: lingüísticas, económicas, geográficas, arqueológicas, históricas y hasta sobre el aspecto de sus habitantes (morenos y de talla media, en el caso de los pitiusos). El cónsul abre las páginas que dedica a las Pitiusas con una detallada descripción de su situación geográfica, e incluso incluye la latitud de Ibiza, «llamada por los antiguos Ebusus».

El autor explica que la isla está dividida en cinco partes: «La Plaine de la Villa, Sainte-Eulalie, Balanzat, Portmany y las Salines». Los contemporáneos de Grasset pudieron conocer gracias a su precisa descripción de las Pitiusas que Ibiza tenía una fortaleza de la época de Carlos V que fue reparada durante el reinado de Fernando VI y que encerraba una catedral, seis iglesias, un convento y doscientas casas; que la villa fue fundada por los fenicios o que el puerto de la ciudad era el más importante de la isla, el número de militares distribuidos por su territorio, los principales accidentes geográficos de la costa o el número de iglesias y casas de cada quartó (jurisdicción territorial tras la conquista catalana de Ibiza en 1235).

Grasset explica que «un canal de diez millas separa la isla de Formentera de la de Ibiza. Los antiguos la distinguieron por el nombre de Pitiusa menor», y cuenta que el nombre procede de «la cantidad considerable de trigo» que se cosechaba «en esta pequeña isla». Además, agrega que su población alcanza los «doce centenares de isleños», que viven en casas dispersas por el campo. El libro de Grasset está considerado la primera guía de viajes de Balears gracias a la profusión de datos y a su exhaustividad. Además, el escritor incluye referencias eruditas para fundamentar sus observaciones: así, recuerda que el autor anónimo de un manuscrito de 1620 sobre la historia de las Pitiusas señaló que en Porto Saler parecía haber restos de una villa romana.

Grasset habla de la bonanza del clima de las Pitiusas, del que escribe que «es dulce y saludable», ya que los vientos de la mar atenúan el calor y en invierno el frío es moderado. El cónsul también se hace eco de un mito o leyenda ligada a Ibiza desde la Antigüedad que da más valor a la isla y que se une «a la excelencia de su clima»: en su tierra no se encuentran animales venenosos ni serpientes, lo que atribuye a «la calidad de la tierra», muy fértil y que da abundantes y variadas cosechas. Grasset refuerza su tesis con el hecho de que en la costa de Valencia, con el mismo clima, sí viven animales ponzoñosos.

La sencillez de los isleños

El viajero se fija asimismo en las casas de los isleños, y resalta su falta de ornamentación y la sencillez de costumbres de sus habitantes, así como que extraen «gran cantidad» de frutos y legumbres de sus huertos. Destaca la calidad de los higos y sandías pitiusos y se refiere a la sal como «el artículo principal de la riqueza de las Pitiusas». Además de agricultores, los pitiusos «son buenos marinos», añade el autor, que remarca su brava reputación derivada de su probado valor en sus enfrentamientos contra los piratas.

Al año siguiente de su aparición, el libro se publicó en inglés, alemán e italiano. El ejemplar que se subastó es una rareza, según la sala de subastas, y está ilustrado con tres grabados plegados: ´Vue de la ville de Palme´, ´Femmes de les iles Baleares´ y ´Autel des druides´.

También se pudo pujar por la primera edición de ´Un hiver à Majorque´, de 1839, en el que la escritora francesa Amandine Aurore Lucile Dupin, baronesa Dudevant, más conocida por su pseudónimo George Sand, narra sus impresiones sobre el tiempo que vivió en Mallorca junto a su amante, el compositor Frédéric Chopin. Un postor se quedó con este volumen por 2.500 euros, el precio de salida.

La sala ofreció además una obra del catalán Ramon Muntaner, escrita para que se leyera en voz alta y en la que empleó técnicas de los juglares. Este documento relata las aventuras del rey Jaime I el conquistador, el monarca que integró a las islas Balears en la Corona de Aragón, pero nadie pagó los 4.500 euros que costaba.

Soler y Llach está especializado en fotografía, numismática, libros antiguos, carteles, programas de cine y fotografía. Los artículos que no se vendieron permanecerán unos días en exposición antes de que retornen a las manos de sus dueños.