Coses nostres | El jaramago y las gaviotas

La ‘ravenissa’ de Ibiza es una planta endémica fácil de encontrar en el litoral pitiuso y que está protegida por la Directiva Hábitats de la Unión Europea

Ejemplar de rabanizaibicenca fotografiadoen Cala Tarida.

Ejemplar de rabanizaibicenca fotografiadoen Cala Tarida. / CAT

Cristina Amanda Tur

Cristina Amanda Tur

Existe una conexión entre la dispersión de la ravenissa de Ibiza y las gaviotas patiamarillas y se considera que son estas aves las que han hecho posible que la planta haya colonizado muchos islotes y puntos del litoral pitiuso. Científicos de la Estación Biológica de Doñana y del Institut de Ciències del Mar presentaron hace dos años una investigación que revelaba cómo las gaviotas eran capaces de dispersar semillas tras comérselas directamente o ingerir otras pequeñas aves que previamente se habían alimentado de plantas. Este estudio se realizó en Barcelona y ponía de manifiesto la capacidad de estas aves para dispersar especies de flora invasora, pero sirve también para validar la teoría de la dispersión de plantas desde las islas hasta los islotes usando a las aves marinas como vehículo.

Además, hay una segunda conexión entre este jaramago (o rabaniza) endémico de las Pitiusas y las gaviotas más omnipresentes de las islas; la ravenissa de Ibiza «se puede considerar una especie nitrófila, ya que en algunas poblaciones se encuentra creciendo en lugares con notable aporte de sustancias nitrogenadas procedentes de aves marinas», según extraemos de un trabajo realizado por los ecólogos Javier Rodríguez Pérez y Anna Traveset sobre flora de litoral. Es decir, las gaviotas no sólo pueden tener un papel importante en la dispersión de semillas con sus excrementos sino que esos mismos excrementos pueden servir para aportar nitrógeno al suelo en el que esas plantas crecen. Conexiones de la naturaleza.

Detalle de las flores con varios insectos polinizadores.

Detalle de las flores con varios insectos polinizadores. / CAT

La ravenissa de Ibiza —con el largo nombre científico de Diplotaxis ibicensis (Pau) Gómez Campo— es una especie endémica que no sólo puede encontrarse en Ibiza y Formentera, sino que también existen poblaciones menos extensas en Mallorca, Cabrera y algunos puntos de Alicante. Pertenece al grupo de los jaramagos y, más concretamente, al grupo más antiguo del género, junto al jaramago de Alborán y otras dos especies. En un trabajo de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía sobre la flora terrestre de la isla de Alborán (firmado por Juan F. Mota y otros siete autores) se señala una curiosa distribución geográfica de estas plantas «que permite trazar una línea desde Marruecos y Argelia hasta las Balears, pasando por el Sureste ibérico». Esta dis-tribución «sugiere que la crisis de salinidad del Messiniense y la desecación del Mediterráneo pudieron desempeñar un importante papel en la génesis y especiación de sus integrantes».

Diplotaxis ibicensis es una rabaniza ligada a las comunidades de litoral, que crece en acantilados, dunas y zonas marítimas de sabinar y florece ya antes de que se inicie la primavera para secarse al inicio del verano. Es un jaramago alto, que puede elevar sus flores sobre tallos de más de medio metro. Sus flores —de cuatro pétalos muy redondeados que se agrupan en esferas como botones ibicencos— miden alrededor de un centímetro y son algo más grandes que las de otros jaramagos, rabanizas o rabanillos que pueden encontrarse en las islas. Por otra parte, hay que destacar que esta rabaniza amarilla endémica es una especie de especial interés en la Directiva Hábitats de la Unión Europea. También está protegida por el convenio de Berna y figura como especie de interés especial en el Catàleg Balear d’Espècies Amenaçades i d’Especial Protecció de Balears.

PROYECTO BIOLITORAL 

La rabaniza ibicenca es una de las dos especies -junto al endemismo mallorquín Silene migjornensis- estudiada en un proyecto que llevan a cabo investigadores de la Universitat de les Illes Balears (UIB). El proyecto, denominado Biolitoral, tiene como objetivo conocer mejor su biología, así como la red de polinización asociada y la diversidad genética de las poblaciones. Y las dos especies han sido escogidas por tratarse de endemismos especialmente vulnerables a la presión antrópica a la que están sometidas. 

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