Imaginario de Ibiza | De Algeciras a es Freus, navegando entre dos aguas

De pie delante del mar maravillado de la propia maravilla: Yo soy un universo de átomos y un átomo en el universo

Richard Feynman

Dentro de dos semanas, en este tránsito acelerado que parece llevar el tiempo, se cumple ya una década de la muerte de Paco de Lucía, tal vez el músico más extraordinario alumbrado por nuestro país a lo largo de todo el siglo XX. El guitarrista nació en Algeciras, ciudad de pescadores y estraperlo frente el peñón de Gibraltar, con la sombra de Ceuta en el horizonte, donde colisionan las corrientes del Atlántico y el Mediterráneo.

La más famosa composición del hijo de Antonio Sánchez y Lucía la Portuguesa, ‘Entre dos aguas’, una rumba flamenca mil veces imitada y versionada, se recrea en este choque de mares y universos. La grabó a dos guitarras, junto a su hermano Ramón de Algeciras, y con Eduardo Gracia arrancando desde el silencio con ese mítico fraseo de bajo, al que se va superponiendo el bongó de Pepe Ébano, en sustitución por vez primera de las palmas rumberas.

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Música de frontera y salitre, integrada en el álbum ‘Fuente y Caudal’, quinto LP en solitario del artista, que se publicó en 1973 con escaso éxito de ventas. El entonces representante de Paco de Lucía, Jesús Quintero, el Loco de la Colina, estaba tan enamorado de ella y convencido de su éxito potencial, que logró engatusar a los ejecutivos de la discográfica para que la publicaran como sencillo al año siguiente. ‘Entre dos aguas’ acabó vendiendo 300.000 copias y obtuvo el single de oro, convirtiéndose en la canción más emblemática de su autor.

Hoy, medio siglo después, sigue erizando la piel a todo aquel que la escucha y carece de un corazón de hojalata. Y aunque fue concebida para el paso del Estrecho, constituye la banda sonora perfecta para esos enclaves donde las aguas se encuentran y trazan una frontera bicolor. En las Pitiusas, no existe lugar más entre dos aguas que el paso de es Freus, que separa Ibiza y Formentera. En la imagen, tomada al albor del velo del atardecer, se vislumbra a lo lejos la procesión de islotes alineados frente a la torre de ses Portes, con sus faros flanqueando el canal: los escollos d’en Caragoler, ses Illes Negres, es Penjats, es Porcs, s’Espalmador y s’Espardell, hasta que Formentera se adueña del horizonte.

Antes, en el primer plano, la orilla de es Cavallet, también entre dos aguas: la del mar que arrastra la arena en un eterno vaivén, y la de los estanques salineros, con su retícula irregular, paralela a la playa. Todo el entorno del Parque Natural de ses Salines ofrece escenas de abrumadora belleza, pero tal vez ninguna como la panorámica que se avista desde los senderos que reptan entre la frondosidad de la ladera del Puig des Corb Marí, desembocando aquí y allá sobre los acantilados orientales que se asoman a es Freus. ¿Qué otro lugar de la tierra pitiusa permita evocar como un automatismo la melodía del maestro de Algeciras?

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Xescu Prats es cofundador de www.ibiza5sentidos.es, portal que recopila los rincones de la isla más auténticos, vinculados al pasado y la tradición de Ibiza

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