Imaginario de Ibiza | El oeste desde el aire: cuando el cielo aguarda a los pies

La aproximación en avión a Ibiza por el lado oeste, si las condiciones atmosféricas son favorables, representa un espectáculo de islotes, acantilados y montes verdes que corta el aliento. Vivir esta experiencia constituye el mejor augurio para una estancia temporal en el archipiélago pitiuso o reconciliarse con la isla, en el caso de los oriundos.

Es Vedrà y es Vedranell 
desde el aire. x.p.

Es Vedrà y es Vedranell desde el aire. x.p. / xescu prats

No puedes poner los pies en el suelo hasta que hayas tocado el cielo

Paul Auster

Al igual que las noches iluminadas enmascaran los defectos en las sombras y acentúan las líneas de la belleza, la lejanía, además de mostrar una visión más abierta del paisaje, exhibe su versión más sublime. Media un universo entre la sensación embriagadora de aterrizar por primera vez en Ibiza en un día claro, de sol resplandeciente, mar en calma y esa saturación de colores que subraya el contraste entre el verdor de los montes y los azules del mar y el cielo, que hacerlo en una jornada de nubes y bruma, con luz mortecina y mar plúmbeo.

No existe mejor augurio que experimentar dichas sensaciones y asimilar esa visión global de la isla, que exhibe el paraíso que fue y lo mucho que aún retiene. Desde las alturas, el urbanismo desaforado se minimiza frente al continente que lo enmarca y hasta la acromegalia de las canteras queda reducida a una mera colección de arriscadas cicatrices.

Cuando un aeroplano se aproxima a la pista de aterrizaje, ésta puede enfilarse en ambos sentidos: por el este, lo que a menudo implica sobrevolar la isla entera para acabar haciendo un giro de 180 grados a la altura de Portinatx y tomar tierra por el lado de Platja d’en Bossa; o por el oeste, encauzando la ruta directamente hacia la playa de es Codolar.

La primera opción ofrece un paseo mucho más prolongado y permite escudriñar desde el aire buena parte de los recovecos de la costa y las colinas del interior, gozando de la orografía parcialmente inmaculada de es Amunts, para concluir la fase de descenso planeando sobre el juego poliédrico que forman los baluartes de las murallas renacentistas.

Los primeros viajeros que llegaron a la isla, a partir de los años 30 y las dos décadas posteriores, solían coger el barco de línea en Barcelona, atracando en el puerto de Ibiza. Por esta razón, en su mayoría eran catalanes y franceses. Hasta finales de la década de los 50 no comenzaron a llegar vuelos regulares desde la Península y Palma.  

El oeste, aunque ciertamente breve, aún resulta más asombroso. Como puede observarse en la imagen que ilustra esta página, la primera postal que revela esta aproximación contiene los islotes de es Vedrà y es Vedranell, con la majestuosidad del primero, que mediante esta visión lateral aún resulta más impresionante y descomunal, y el trazo de herradura del segundo, completamente invisible desde tierra. Ambas rocas se alinean con el Cap des Jueu y los acantilados de Cala d’Hort, para volverse después la costa algo más baja y aparentemente accesible, cobijando una sucesión de radas a los pies de tupidos pinares.

A lo lejos, sigue la procesión de islas, con s’Espartar en toda su extensión, las motas que forman ses Bledes a su izquierda y el juego de laderas inclinadas que caracterizan sa Conillera, con la miniatura de su faro blanco, y s’Illa des Bosc, la hermana pequeña, prácticamente aferrada a ella. Y en los confines de esta perspectiva limitada por el marco ovalado de la ventanilla del avión, el Cap Nonó, que anticipa la bahía de Portmany.

El descendimiento prosigue suavemente frente al Cap Llentrisca y la costa de es Cubells, con sa Talaia de Sant Josep y los cerros que la rodean, la bahía de Porroig, el pedregal rectilíneo que define la orilla de es Jondal y el aguijón que lo clausura, el bermellón de los despeñaderos de es Bol Nou, la península de sa Caleta y los rectángulos del poblado fenicio, y, por fin, es Codolar, para tomar tierra acariciando los estanques de ses Salines.

Descender hacia Ibiza en estas condiciones es como tener el cielo a los pies.

Xescu Prats es cofundador de www.ibiza5sentidos.es, portal que recopila los rincones de la isla más auténticos, vinculados al pasado y la tradición de Ibiza

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