El paseo de Vara de Rey y la Marina están cambiando de piel. La actividad comercial y, con ello, el paisaje humano de estas zonas está sufriendo la mayor transformación de la última centuria. Siempre hubo tiendas que cerraron y otras que abrieron, pero lo novedoso son los precios estratosféricos que se están pidiendo ahora por alquilar estos locales tradicionales, hasta alcanzar los 15.000 euros aproximadamente al mes en el caso de los más grandes y mejor situados en el paseo, según los insistentes comentarios de todos los comerciantes consultados.

De hecho, la dinámica, salvo excepciones, consiste casi siempre en que el propietario no vende, sino que alquila el inmueble, pero multiplicando notablemente el importe del nuevo contrato para aprovechar que la zona se ha convertido en una nueva 'milla de oro'. La Librería Vara de Rey, buque insignia del panorama comercial de este paseo, no es sino un caso más.

La tienda de fotografía Ibifoto, situada a escasos metros, cerrará también próximamente para trasladarse a la calle Obispo Huix. Termina así un negocio con 24 años de vida. «En febrero se nos termina el contrato y el alquiler lo suben de un tal modo que no lo podemos asumir», asegura la encargada del local, Pepa Ribas, que empezó vendiendo cámaras cuando aún no existían siquiera las digitales y todo funcionaba con carrete y revelado químico.

Pese a internet y a las ventas online, el negocio sigue funcionando, «porque en una tienda se da un servicio postventa que en internet no te dan». Pero contra lo que no pueden competir es con un alquiler «desorbitado».

Otro local que vive sus últimos días después de haber estado abriendo al público desde 1950 es Casa Domingo, la popular tienda de confección, cerca del antiguo Cine Serra, otro de los históricos establecimientos que ya no existe y se convertirá en un hotel de cinco estrellas. Casa Domingo, según explica su propietaria, Pepita Guasch, cierra dentro de un mes, una vez que han muerto sus padres y en vista de que sus hijos «trabajan en otras cosas» y no le tomarán el relevo.

Aunque hay quien asegura en su vecindario que el precio que pedirán es de cinco cifras, Guasch afirma: «La gente habla mucho, pero yo, oferta en firme no he tenido aún ninguna. La pondremos en alquiler, pero aún no hay ofertas».

¿Cuál es el futuro de este paseo? La dueña de Casa Domingo es optimista: «Vara de Rey tiene un gran futuro. Creo que abrirán cosas muy interesantes, aunque no me gustaría que todo fueran bares», afirma. El mismo temor que expresan todos los entrevistados.

Tampoco cree que la peatonalización del paseo sea culpable de esta situación, aunque «el Ayuntamiento se equivoca al no querer hacer actividades aquí».

«Perdonen que les interrumpa», señala una clienta de la tienda que oye la conversación. «El Ayuntamiento ha quitado la alegría sobre Vara de Rey. Antes se hacía todo aquí, porque es el centro de Vila y ahora no se hace nada. Ha quedado un paseo precioso, pero sin alegría», afirma visiblemente enojada.

Justo al lado, la antigua tienda Mayurka ya está cerrada y, según coinciden en afirmar varios comerciantes de la zona, será explotada próximamente como cafetería.

Quien no tiene previsto cerrar es Ca n'Alfredo, el restaurante abierto en 1934 que dirige Joan Riera. Mientras lee la prensa del día sentado en una de las mesas, no duda en afirmar: «Ahora hay una fiebre terrible. La gente se cree que Ibiza es El Dorado». «¡Y un cuerno!», advierte. Riera opina que Vara de Rey «se convertirá en un paseo de lujo». «La gente de aquí no podremos ni acercarnos a Vara de Rey», afirma.

Según señala, uno de los locales que han cerrado cerca de él ha sido alquilado por 12.000 euros al mes, «aunque la propiedad pedía 15.000», la misma cifra que otras fuentes aseguran que pide la Librería de Vara de Rey por su establecimiento.

Una clienta de la emblemática librería que sale de ella con el Diario de Ibiza bajo el brazo hace su propio análisis del cierre: «No me creo que un negocio como este no gane dinero». «Mírelo, si está lleno a todas horas y estamos en invierno», afirma mostrando su interior. «Lo que pasa es que el dueño se habrá cansado y habrá recibido alguna oferta, pero si tiene dificultades por la bajada de ventas, antes podría haber hecho un ajuste de personal», considera.

Adiós al Café Pereyra

Otro espacio emblemático que desaparecerá para siempre a mediados de marzo: la cafetería Pereyra, en el histórico edificio que fue inaugurado en 1898, como pregona su fachada en lo alto. El motivo consiste en que es entonces cuando termina el contrato de alquiler, según informa el encargado que hay detrás de la barra y confirma luego el propietario del local, Pedro Matutes. La cafetería no puede continuar «porque tendrán que hacerse obras también allí» para poder acceder al interior del inmueble, donde prosiguen las obras de rehabilitación. «Todavía durarán un par de años más», calcula Matutes.

Aunque no descarta que el nuevo local, una vez inaugurado, incluya también una cafetería, lo cierto es que es imposible deducir a qué se dedicará el actual edificio cuando terminen las obras. «Será muy polivalente» es lo máximo que concreta Pedro Matutes, quien recuerda «a lo largo de su historia, el Teatro Pereyra ha tenido muchos usos, hasta veladas de boxeo», afirma. «La prioridad de la reforma era sencillamente que el edificio no se cayera», explica.

El paseo de Vara de Rey y su entorno más inmediato se encaminan, según Zenón Helguera, presidente de la Asociación de Empresarios y Profesionales, hacia «un cambio de modelo, basado en el turismo de lujo, show» que caracteriza a la isla desde hace unos años, y que después de haberse apoderado del puerto de Ibiza, extiende sus tentáculos ahora el interior. Helguera lo resume de manera muy gráfica. A su juicio, el prototipo es la relojería de lujo que tiene Wesselton en la Marina: «Tienen tres dependientas y sólo entra un cliente al día». «Es el tipo de comercio que hay por ejemplo en los Campos Elíseos de París», añade.

«Se están pidiendo entre 12.000 y 16.000 euros por locales de 80 y 90 metros cuadrados y el comercio con cajas normales tiene problemas para hacer cajas que hagan frente a estos alquileres», explica.

Helguera, que está al frente de la inmobiliaria Vis, destaca que no se opone a la instalación de terrazas en el paseo, pero afirma que «no sólo los ricos han de poder tomar un café en Vara de Rey».

No muy lejos de allí, pero ya en la calle Vicente Cuervo, otra conocidísima tienda, la bombonería Daskalides, con 32 años de existencia a sus espaldas, tiene también los días contados (ver página 6). Junto al Colegio de la Consolación, el colmado Can Cosmi ha cerrado ya.

La transformación de estos barrios de la ciudad está siendo inusualmente acelerada. Los cambios que antes sucedían en varios años o décadas ahora ocurren semanas. La piel de Vara de Rey muda a ritmo de vértigo bajo la ley de la oferta y la demanda.