En economía no siempre dos más dos son cuatro. A pesar de que Ibiza y Formentera acumulan varios trimestres consecutivos de crecimientos en prácticamente todos los sectores productivos y de que su economía ha disfrutado de décadas de vacas gordas gracias al turismo y, en menor medida, la construcción, el nivel de bienestar de sus ciudadanos no se ha visto beneficiado en la misma medida. Esta percepción social, acentuada en los últimos años, se ve ahora refrendada con datos aportados por la Fundación Impulsa Balears, creada por la Confederación de Asociaciones Empresariales de Baleares (CAEB) y que tiene como patronos al Govern y a una veintena de empresas de la Comunitat, entre ellas dos pitiusas: Grupo Alonso Marí y Policlínica Nuestra Señora del Rosario.

El PIB per cápita sigue bajando

El responsable de esta fundación, Antoni Riera (que fuera también cerebro gris del CRE de Sa Nostra), apuntó ayer en una presentación restringida a varios medios de comunicación, entre ellos Diario de Ibiza, que la economía pitiusa creció en 2015 un 3,5%, seis décimas por encima de la media balear. Pero que el PIB per cápita (la suma de las remuneraciones de los asalariados más el excedente bruto de la explotación de las empresas), bajó un 0,2%. Este indicativo, al que también se conoce como renta per cápita, es una herramienta clave para medir el bienestar social. «Es muy importante porque conecta el crecimiento de una economía con su traducción en términos de bienestar» para el ciudadano.

Riera explicó que este indicador «mide las posibilidades de prosperar de una región y afecta a la rentabilidad de las empresas y también a los salarios y la posibilidad de carrera profesional de los ciudadanos». En esencia, si la renta o el PIB per cápita cae, y en el caso pitiuso e incluso balear el descenso acumula más de una década, «provoca que el rendimiento de las empresas se reduzca y con él las posibilidades de inversión pública, las posibilidades profesionales de los ciudadanos y por tanto la inversión de las familias en educación». Todo ello representa, por lo tanto, un descenso en el bienestar social, a pesar del crecimiento de la economía.

Falta de productividad

La Fundación Impulsa Balears achaca esta falta de correspondencia entre crecimiento económico y del bienestar social a la falta de productividad de la economías pitiusa y balear, muy polarizadas en el sector servicios. No tiene nada que ver con la inmigración o la explotación del trabajador por parte del empresario, explicaron. «Tenemos un problema muy específico en términos de competitividad», reveló Riera. «En Ibiza se observa que la inversión se traduce en crecimiento, pero poco productivo; sigue aumentando el PIB pero la productividad sigue bajando. Ibiza es la isla que presenta mayores pérdidas de productividad de Balears y eso explicaría que necesita crecer mucho más para mantener los niveles de bienestar», agregó este experto.

El descenso en el nivel de vida en Balears también resulta pronunciado. El PIB per cápita ha caído en 21,3 puntos porcentuales desde el año 2000, cuando la renta por ciudadano en las islas estaba 20 puntos por encima de la media nacional. «Ahora solo estamos 1,2 puntos por encima de la media; hemos perdido el liderazgo y ya no somos los primeros sino los séptimos más ricos y a punto de caer al octavo puesto. Rozamos ya la media española», advirtió Antoni Riera.