El médico nepalí Rajnish Mishra, especialista en el área de pediatría, trabaja desde hace tres años con la ONG ibicenca Via Oberta a Nepal en el país asiático. Mishra se encontraba en Nepal el día del terremoto, en el que Katmandú, su capital, y un radio de 75 kilómetros alrededor de la ciudad se vieron afectados. El médico de la ONG fue de los primeros en llegar a la ciudad de Kavre, próxima a la capital, en la que las autoridades todavía no habían podido actuar. El doctor ofrecerá una conferencia, seguida de una cena benéfica, el sábado a las 20 horas en los apartamentos Cielo Azul de es Canar.

-¿Cómo se encontraba Kavre cuando fue por primera vez?

-Cerca del 95% de las casas estaban destruidas y toda la gente dormía en el campo por temor a nuevas réplicas. Las escuelas y hospitales también estaban convertidas en escombros y no había agua potable, por lo que existía un importante riesgo de contagiarse de alguna enfermedad y coger infecciones. Era devastador, aunque tuvimos la suerte de que el terremoto fue un sábado y los niños no tenían colegio ese día. Nepal hubiera perdido su futuro si los niños hubieran estado en su clase.

-¿Qué ayudas les proporcionaba?

-Principalmente sanaba las heridas, que al haber estado tantos días sin tratar se les habían infectado. Mi prioridad fue proporcionarles antibióticos para que no fueran a más. Además, no había servicio, por lo que la gente hacía sus necesidades en la calle, aumentando el riesgo de infección. También les proporcionamos agua para que no se deshidrataran y mucha gente tenía brazos y piernas rotas. La mayoría de los heridos eran niños y personas mayores que no pudieron salir a tiempo de su casa cuando se derribó el edificio.

-¿Cómo está la situación en este momento?

-La situación ha mejorado. Se están reconstruyendo los edificios. Lo más importante es reconstruir los colegios. La gente puede vivir durante un tiempo en campamentos o en casa de algún amigo, pero sin escuelas el país se hundiría más y no tendría futuro. Ahora que se ha tambaleado Nepal debemos aprovechar para tambalear también la mentalidad de Nepal.

-¿Cómo?

-Con los niños. Tenemos un proyecto en el que queremos que Nepal cambie su mentalidad tradicional, en la que se discrimina a las mujeres. Cuando una mujer tiene la menstruación, por ejemplo, las expulsan de sus casas durante esos días y las hacen dormir en establos porque lo consideran impuro. Eso es una aberración, además de insalubre.

-¿Y en qué consiste este proyecto?

-Iré por los colegios de Kaski junto a dos doctores y dos doctoras para explicarles a los niños de entre 13 y 15 años que las mujeres tienen los mismos derechos que los hombres. Los dividiremos en dos grupos, porque se trata de temas tabú para la sociedad nepalí: los chicos irán con los doctores y las chicas con las doctoras, porque así se sienten más cómodas para hablar. Queremos sensibilizar a los menores en este tema para hacerles entender que la menstruación es algo normal. Cuando las mujeres tienen un hijo las obligan a estar 11 días en el establo con la criatura y eso, además de injusto, es un grave riesgo de enfermedades. Esto ocurre sobre todo en las zonas rurales. Los pequeños son el futuro del país, por lo que si poco a poco conseguimos que su mentalidad se modernice conseguiremos que Nepal progrese.

-Es curioso que en un país tan tradicional haya gente como usted que tenga un proyecto tan ambicioso.

-[Ríe] Tuve la suerte de haber crecido en una buena familia y desde pequeño pude estudiar. Como médico que soy he aprendido que los cerebros de los hombres y las mujeres son iguales, por lo que no se deberían producir estas diferencias y esta discriminación.

-¿Todas las familias pudientes de Nepal piensan de esta manera o son más conservadores y prefieren mantener su estatus social?

-Sí, todos tienen una mentalidad similar. El problema es que somos una minoría que intentamos cambiar la mentalidad de una mayoría rural.

-¿Hay regiones de Nepal en las que a día de hoy todavía no ha llegado ayuda?

-Sí, en las zonas más montañosas en las que el acceso es muy complicado todavía hay gente que no ha recibido ninguna ayuda. La mayoría de las ONG fueron a Katmandú, pero las regiones rurales más lejanas no han recibido ayuda. Nepal todavía está sufriendo porque además de las consecuencias del terremoto ha perdido el turismo que tenía, que al ver en la televisión los edificios derribados ya no quiere ir.

-¿Se encontraba en el país en el momento del terremoto?

-Sí,estaba en casa cuando ocurrió. Acababa de volver del hospital. Por suerte el edificio era bueno y no se desmoronó, aunque la fuerza del terremoto hizo que se uniera al edifico de al lado. En el hospital, los enfermos que estaban ingresados en ese momento salieron todos corriendo. Es el seísmo más devastador de Nepal en un siglo, fue horrible.

-¿Qué medidas tomó el gobierno nepalí para paliar esta crisis humanitaria?

-El gobierno no daba abasto. La policía rescató a mucha gente de entre los escombros, sobre todo en Katmandú, pero no estaban preparados para llegar a todas las zonas. Nosotros estuvimos ayudando en Krave porque el propio gobierno nos dijo que allí no habían podido acceder aún.

-Tiene previsto visitar en Ibiza escuelas de verano y salas de pediatría para charlar con niños durante esta semana. ¿Qué les contará?

-Al final no sé si podré ir a alguna escuela porque las de verano están terminando y el colegio normal no ha empezado, pero a los niños de pediatría les quiero contar lo que viví en el terremoto de Nepal y enseñarles a protegerse de ellos, porque es algo totalmente impredecible. También me gustaría ver como trabaja aquí la especialidad de pediatría para tomar ideas.