Las coincidencias en los crímenes de la venezolana Karina Rosales, en mayo de 2012, y la boliviana Rilma Liliana Velásquez, hace poco más de 15 días, han abierto nuevas hipótesis en las investigaciones policiales y judiciales. Las dos sudamericanas fueron degolladas, en ambos casos desapareció su teléfono móvil y no sufrieron agresiones sexuales.

Por si fuera poco, Francesc Ribas, el policía local de Sant Josep detenido y encarcelado desde hace casi tres años como presunto autor de la muerte de Rosales, insiste en que es inocente y acusa a otro hombre del asesinato. Este diario ha podido saber, de fuentes de la investigación, que este individuo del que habla Ribas está siendo investigado en el crimen de Velásquez.

La Guardia Civil arrestó a la pareja sentimental de la boliviana, un hombre que tiene antecedentes por malos tratos. Sin embargo, le dejaron en libertad porque el posicionamiento de su teléfono móvil le situaba en Sant Josep en el momento del asesinato. El cadáver de la boliviana fue descubierto el pasado 15 de junio en su casa, en la calle de la Mar, en el centro de Sant Antoni.

Fue precisamente su pareja la que llamó a la Guardia Civil, que le arrestó como presunto autor de la muerte. Sin embargo, a los dos días le dejaron en libertad debido a que su móvil le ubicaba en Sant Josep en el momento en el que supuestamente se produjo el asesinato, lejos del lugar del suceso.

Hablaron con un empresario

Los investigadores del instituto armado tomaron declaración a las otras personas que compartían piso con Velásquez, al menos una pareja, al parecer también de origen sudamericano. Los agentes se entrevistaron asimismo con un empresario radicado en Formentera, una de las últimas personas que vio con vida a la mujer, que le iba a ofrecer un puesto de trabajo, según explican las fuentes consultadas. La víctima trabajaba de limpiadora y sus condiciones de vida eran muy humildes. El suceso causó gran conmoción entre la comunidad boliviana de la isla.

Ahora, aparece una nueva línea de investigación que relaciona a un hombre con los dos crímenes, el de Velásquez y el de Rosales, según ha podido saber este diario de fuentes conocedoras de ambos casos. La juez que se encarga del asesinato de Velásquez ha establecido el secreto de sumario, por lo que la información oficial que ha trascendido es casi nula. Por el momento, no se ha informado de que se haya producido ninguna detención más.

Mientras tanto, el sospechoso de los dos crímenes, según una de las hipótesis que se barajan, está en libertad y continúa en su puesto de trabajo, han confirmado a este diario fuentes conocedoras de su situación.

Toda esta información no ha llegado seguramente a los oídos de Francesc Ribas, un veterano agente de la Policía Local de Sant Josep que está recluido en un centro penitenciario madrileño.

El fiscal solicita para él doce años de prisión por un delito de homicidio. El juicio comenzará el 7 de septiembre y se celebrará en una sala de la Audiencia Provincial, en los juzgados de Palma. El tribunal dirigirá la vista oral y los magistrados redactarán la sentencia, pero los encargados de emitir el veredicto de culpabilidad o inocencia serán los miembros de un jurado popular, anticipan fuentes próximas al caso.

El representante del Ministerio Público explica en el escrito de acusación, al que ha tenido acceso este diario, que Ribas y Karina Rosales, nacida en Valencia (Venezuela) en 1973, mantenían una «relación de especial amistad» y que la acogió en su casa, que está cerca de la localidad de Sant Josep.

El 11 de mayo de 2012 estuvieron juntos y poco antes de las cinco de la tarde fueron a Sant Antoni, donde Karina tenía «asuntos personales». Según la acusación pública, la llevó a un lugar situado en el kilómetro 4,5 de la carretera que conduce a Santa Agnès desde la villa de Pormany. El fiscal sostiene que discutieron y que Ribas golpeó a Karina con dos piedras y que después, «con ánimo de arrebatarle la vida», le causó una amplia y profunda incisión en el cuello con un cuchillo.

Después, siempre según la Fiscalía, tapó el cuerpo con un tablón de madera que encontró en la casa abandonada que está junto al lugar del crimen y se marchó. Dos días después unos excursionistas descubrieron el cadáver y la Guardia Civil arrestó a Ribas.

Al menos otros dos sospechosos

Los agentes tomaron también declaración a varios hombres con los que la venezolana mantenía relaciones, entre ellos un andaluz y un colombiano, que se convirtió hace tres años en el principal sospechoso. No trascendió entonces que se hubiesen entrevistado con el hombre al que Ribas acusa del asesinato y al que también se relaciona con el crimen de Velásquez, según una de las hipótesis que cobra fuerza.

La defensa del policía local presentará varias pruebas para demostrar su inocencia, como el ADN recogido de una colilla encontrada en el lugar del crimen y un pelo, que al parecer no se corresponden con la sangre ni el cabello de Ribas, que fumaba tabaco de liar, no cigarrillos (la colilla era de un cigarro). Además, intentarán demostrar que se encontraba en otro lugar en el momento del asesinato. Por su parte, es posible que el agente defienda su inocencia y exponga sus propios argumentos.

En esta nueva línea de investigación se está analizando la forma en la que se cometieron los dos asesinatos, pues ambas mujeres fueron degolladas de una manera similar.