El magistrado Santiago Pinsach decretó ayer el ingreso en prisión provisional y sin fianza de José Ribas Riera, que reconoció en su declaración, como ya había manifestado ante la Guardia Civil, que mató a tiros a Gert-Jan Buijs, esposo de una sobrina suya, al que disparó tres veces con una escopeta de caza. El titular del juzgado de Instrucción 4 de Ibiza le imputa un presunto delito de homicidio, según informó el Tribunal Superior de Justicia de Balears.

«Estaba muy alterado y nervioso, pensé que se iba a abalanzar sobre mí», declaró Ribas ante el juez. Añadió que se había asustado porque pensaba que su sobrino político, que medía casi dos metros, le iba a agredir. Cuando el holandés se marchaba por el camino, Pep de ses Eres cogió una escopeta de caza que tenía en la finca y le disparó dos tiros, uno en la espalda y otro en el pecho; después, le remató en el suelo con un tercer disparo en la sien, según ha podido saber este diario de fuentes próximas al caso. El cadáver quedó tendido sobre la tierra, en medio de un gran charco de sangre. A continuación el homicida fue a buscar a un vecino, le explicó lo que había hecho y le pidió que le llevara al cuartel de la Guardia Civil de Can Sifre, donde se entregó.

Hace quince días, la víctima, de origen holandés y de 34 años, había acudido a un bufete de abogados para solicitar asesoramiento jurídico, puesto que, según explicó a los letrados que le atendieron, su tío político se había apropiado de un dinero obtenido de la herencia que correspondía a toda la familia, y se lo había gastado «en vicios».

Una solución «por las buenas»

Buijs y su esposa pretendían recuperar la parte del dinero que les correspondía y querían arreglar el problema «por las buenas», según explican fuentes que conocen el caso.

Este conflicto y su voluntad de llegar a un arreglo llevó a Buijs el pasado lunes al almacén que habitaba Ribas en la finca de ses Eres, cerca del polvorín, en el municipio de Sant Josep. El homicida confeso, natural de Sant Jordi, de 65 años de edad y conocido como Pep de ses Eres, dormía con frecuencia en ese viejo almacén, en ocasiones acompañado por uno de sus hijos.

Al encontrarse, la víctima y el agresor comenzaron una fuerte discusión, motivada por el dinero de la herencia, como ya había ocurrido otras veces, pero en esta ocasión Ribas fue a por su escopeta y mató a su sobrino.

Los investigadores no tienen ninguna duda de que el crimen fue consecuencia de la disputa por la herencia.

Un letrado del despacho HHT admitió ayer que Buijs había acudido con su esposa a pedirles asesoramiento. Al parecer, explicaron que su tío había engañado a sus tres hermanos con un contrato de compraventa de una finca, que firmó sin la autorización de los demás. Existe una sentencia judicial que anuló esa transacción.

La familia se presentará como acusación particular en el juicio. Ribas se sentará en el banquillo para ser juzgado por homicidio, que es el delito que le imputa inicialmente el juez, o por asesinato. La calificación dependerá de si se considera que el crimen se produjo o no con alevosía y ensañamiento, según explicaron ayer fuentes judiciales.

Ribas vivía casi siempre solo, alejado de su esposa y de sus cuatro hijos, en unas condiciones de dejadez absoluta, explican los vecinos. El almacén de ses Eres no tiene ni luz ni agua, mide apenas 30 metros cuadrados y en los alrededores se encontraban el día del crimen muchos muebles y objetos esparcidos por todas partes.

Buijs era muy conocido en Sant Jordi y en Can Bellotera, donde le llamaban Gerardo. El lunes decidió subirse a su Nissan pick-up y se dirigió hacia la finca del tío de su esposa. «Iba a hablar con él para ver si se había pensado la oferta que le habían hecho, porque si no renunciaba por las buenas al terreno en favor de su sobrina, se lo iba a quitar el banco por las malas», comentó el martes un vecino de la zona. Otros hermanos ya habían cedido también sus derechos sobre la finca a la sobrina, que asumiría las cargas económicas que pesaban sobre ella.

El funeral de Buijs, que deja viuda y dos mellizos de cinco años, se celebró ayer por la tarde en la iglesia de Sant Jordi.