El conseller de Movilidad, Albert Prats, criticó ayer duramente a «algunas discotecas concretas» que, según los datos recogidos por sus inspectores durante este verano, «amparan la actividad de los taxis pirata. Basta ya de hipocresías», sentenció Prats tras recordar que a principios de año mantuvo un encuentro con los representantes de las grandes salas para solicitar su apoyo en la lucha para frenar a los furtivos: «Entonces se desentendieron del asunto, asegurando que no tenían conocimiento».

Se trata de «una flagrante mentira», por lo que han visto los técnicos del Consell que han trabajado levantando actas contra los taxistas ilegales este verano. Según Prats, hay discotecas -que no quiso concretar- que no sólo conocen de su existencia sino que incluso «se organizan colas paralelas con los ´piratas´ en sus aparcamientos y son sus empleados los que las ordenan». El conseller compareció ayer tras una reunión con los ayuntamientos para hacer balance del verano en el sector del taxi.

A pesar de tener pruebas de esta actuación reprobable en varios locales, el conseller admitió que la institución «no puede hacer nada» para frenarla, porque la actividad de los taxistas ilegales constituye «una falta administrativa», no un delito, por lo que no se podría imputar ninguna complicidad a quien la ampara.

De todos modos, Prats dice que se han iniciado consultas con los técnicos del Ministerio de Fomento para ver de qué manera se puede aumentar la presión sobre los furtivos, un problema que «es especialmente grave en Ibiza», aunque se ha extendido a aeropuertos como Barajas o Alicante.

Aprobado al taxi

En el encuentro con los concejales municipales, Prats presentó un estudio realizado desde el Consorcio Emprenem sobre el funcionamiento del servicio del taxi, que recibe una nota media del 7,2: «Un notable», según dijo el conseller, aunque las peores notas «son para las esperas en las colas y el precio de la carrera», -ambas se quedan en un aprobado-.

Para el estudio se sondeó a 454 usuarios del servicio y se realizaron varias mediciones en los puntos más conflictivos del servicio: el aeropuerto, la parada de Bartomeu Rosselló en Vila y la del Passeig de ses Fonts en Sant Antoni. Esta última es la que acumula peores tiempos, con esperas que llegan a los 55 minutos en las puntas de demanda de fin de semana de agosto, doblando los 25 minutos que se registraron en la parada del puerto de Vila. Por contra, en la capital insular se acumulan mayores aglomeraciones en las paradas, llegando a 145 personas en un día punta, frente a las 81 que esperaban un transporte en Sant Antoni el día de más cola. Según Prats, esto se debe a que «en Portmany hay menos rotaciones en las paradas, ya que no dispusieron de taxis temporales».

El conseller cree que la mala valoración de las esperas justifica la puesta en marcha de un nuevo plan de licencias estacionales y anuncia que se ofrecerá a los ayuntamientos el mismo cupo de 136 licencias con que se inició la medida hace dos veranos: «Será cada Ayuntamiento el que decida cuántas le interesa disponer», respondió a la sugerencia de Vila de que las 64 que han operado este verano eran suficientes.

Del estudio elaborado por la institución cabe destacar también el perfil de usuario del taxi: el 42% de viajeros fueron españoles -de los cuales sólo un 8,4% eran isleños-, seguidos del 20% de ingleses. El cliente del taxi tiene una media de 29,7 años y prefiere este servicio al autobús: un 100% de no residentes usaron el taxi frente al 37,3% que se subieron a un autocar. El trayecto más demandado es entre Vila y el aeropuerto y desde la ciudad a Sant Antoni. El 15% de encuestados admitieron haberse subido a un taxi pirata y lo usaron, principalmente, para ir a alguna de las grandes discotecas de la isla.

11 denuncias a un ´pirata´

El Consell hizo balance de la persecución a los taxis ilegales, en el que destacan varios reincidentes: un mismo individuo acumuló 11 denuncias, otro contabilizó seis y hay tres casos que suman cuatro denuncias.