«Los terroristas han debido estar en la isla durante semanas para saber que el cuartel de Palmanova era el más vulnerable», según destacó ayer un representante de los sindicatos policiales. Tanto las organizaciones representativas de la Policía Nacional como de la Guardia Civil rechazaron ayer que se hubiera podido caer en la «relajación» por parte de los agentes de la Benemérita, al considerar que tras un atentado como el del día anterior en Burgos «todos debían estar en estado de máxima alerta», pero sí se admitió la falta de medios con que en muchas ocasiones se ven obligadas a trabajar los Cuerpos de Seguridad del Estado.

Respecto a la elección del objetivo, se recordó que las instalaciones de Palmanova eran provisionales, lo que hacía que los medios para garantizar la seguridad fueran menores que en otros cuarteles, a lo que se suma el estar ubicadas en plena zona turística, con miles de personas circulando por sus proximidades.

El llamamiento a que se adopten nuevas medidas para elevar los niveles de seguridad de policías y agentes de la Benemérita fue encabezado por la Unión de Oficiales de la Guardia Civil, que envió una carta al ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, reclamando la creación de un observatorio destinado a revisar los protocolos y medidas de protección de estos Cuerpos.

Además, se destacó que la segunda bomba que no llegó a estallar estaba en un vehículo por cuyas inmediaciones estuvieron circulando inicialmente numerosas personas, entre ellas el propio president Francesc Antich o los periodistas allí desplazados.