­La historia del padre de Nadia Nerea, Fernando Blanco, está relacionada tanto con Ibiza como con Mallorca.

A finales de los 90 (cuando estaba aún casado con su primera mujer) vivió en la isla y trabajó de dj. Aquí adquirió una vivienda en el edificio Brisol, en la avenida 8 d´Agost, inmueble que hipotecó pero que no pagó. De ahí que en 1999 se procediese a subastar su casa tras una ejecución hipotecaria. Él asegura que se dejó de pagar la hipoteca por problemas con la que era su esposa.

Fue entonces cuando se trasladó a vivir a Mallorca y nació la pequeña. Allí, la familia de Nadia Nerea llevó a cabo una intensa labor recaudatoria durante varios años. Siempre aduciendo a la costosísima y dificultosa posible recuperación de la niña utilizaron la buena fe de instituciones municipales y de personas para lograr su fin.

Era habitual verles instalar un puesto de venta de artículos donados para su causa en muchas ferias, especialmente de los pueblos próximos a su lugar de residencia durante varios años: Sencelles y Binissalem. Puestos que los ayuntamientos o la organización les cedían generosamente para su fin humanitario. Los padres de Nadia instalaron incluso una tienda permanente de Binissalem.

Una especie de mercadillo de segunda mano donde podía encontrarse prácticamente de todo: desde libros a muebles.