Esto, practicamente un charco, es todo el agua del embalse de Tentudía, en Badajoz. La situación es crítica. Nueve pueblos y sus campos que deberían beber de este secarral. Hay cortes de agua y vendrán más. La sequía vacía embalses y restringe el riego. En el Delta del Ebro, llena los arrozales de sal. 500 hectáreas afectadas. Daños por sequía, y en plena cosecha, por el pedrisco caído el fin de semana. A las pérdidas por falta de agua se unen las ocasionadas por animales hambrientos. Como estos ciervos, que encontraron su comida en una finca en Jaén pero destrozaron una veintena de pistachos.