Recetas para vagos: bolas sabor pizza

El sabor de Italia en tu cocina, y en un plis plas

Recetas para vagos: bolas sabor pizza

Recetas para vagos: bolas sabor pizza

R. P.

¿Sabías que la pizza también se puede comer en bolitas? Pues sí, hay múltiples formas de llevar el sabor de Italia a tu cocina y, por supuesto a tu boca. Tranquilo que aquí solo te mancharás un poco las manos, pero poco más.

La receta solo tiene tres ingredientes y se prepara tanto en airfryer como en freidora normal. Apunta, necesitarás doscientos gramos de queso mozzarella, tomate frito y cinco cucharadas de almidón de maíz (maicena).

Para preparar las bolas coges un bol y lo echas todo allí. Ahora toca mancharse las mancos, porque tienes que mezclarlo todo con ellas hasta que te quede una masa compacta. Con ella harás bolas y lo llevarás a la airfryer o a la freidora, hasta que queden doraditas.

Y listo, ya tienes unas deliciosas bolitas con todo el sabor de la pizza.

Plato icónico

La pizza, ese platillo icónico de la gastronomía italiana, ha conquistado los corazones y los paladares de personas en todo el mundo. Su historia es fascinante, y su diversidad de sabores y formas de preparación la convierten en una de las comidas más populares y versátiles en la actualidad.

El origen de la pizza se remonta a la antigua Roma, aunque su forma más cercana a la que conocemos hoy se desarrolló en Nápoles, Italia, en el siglo XVII. En ese entonces, la pizza era una especie de pan plano al que se le agregaban ingredientes simples como tomate, aceite de oliva y queso. Este platillo se vendía en las calles y se convirtió en un alimento rápido y económico para la población.

Sin embargo, el gran cambio en la historia de la pizza se produjo con la incorporación del tomate, que en un principio era visto con recelo en Europa debido a su relación con la planta de la mandrágora, considerada venenosa. Pero, con el tiempo, el tomate se convirtió en un ingrediente esencial de la pizza. La Margherita, una de las pizzas más emblemáticas, fue creada en honor a la reina Margherita de Italia en 1889 y presentaba los colores de la bandera italiana: rojo (tomate), blanco (mozzarella) y verde (albahaca).

La pizza se exportó a los Estados Unidos a finales del siglo XIX y, desde entonces, ha evolucionado en innumerables direcciones. La pizza neoyorquina, con su masa delgada y doblada al comerla, es famosa por su sabor y versatilidad. Por otro lado, la pizza estilo Chicago, también conocida como "deep-dish", se caracteriza por su masa gruesa y bordes altos que pueden albergar abundantes ingredientes y salsas. Ambas variedades han dejado una huella imborrable en la cultura gastronómica de América.

La diversidad de ingredientes y estilos de pizza es asombrosa. Desde las clásicas Margherita y Pepperoni hasta opciones más creativas como la pizza hawaiana con piña y jamón, la pizza de pollo al curry o la vegetariana repleta de verduras frescas. Esto refleja la capacidad de la pizza para adaptarse a los gustos locales y personales, convirtiéndola en un lienzo culinario que se presta a la experimentación.

Versatilidad

La pizza es una comida versátil que se adapta a cualquier ocasión. Puede ser un almuerzo rápido, una cena elegante, una opción de comida para llevar o una elección para fiestas y eventos. Las pizzerías y restaurantes que sirven este manjar se encuentran en prácticamente todas las ciudades del mundo, y la entrega a domicilio es un servicio común que permite disfrutar de la pizza en la comodidad del hogar.

El proceso de preparación de la pizza es una forma de arte culinario. Comienza con la masa, que puede variar en grosor y textura. La masa tradicional de pizza se hace con harina, agua, sal, levadura y aceite de oliva, y es amasada y dejada reposar antes de ser estirada en una forma circular. La elección de ingredientes para cubrir la masa es donde la creatividad se desata. La salsa de tomate, el queso mozzarella y otros ingredientes como jamón, champiñones, aceitunas, pimientos y anchoas se agregan según la preferencia del comensal.

Una de las técnicas culinarias más importantes para cocinar la pizza es la utilización de un horno de leña. Este tipo de horno, que alcanza altas temperaturas, produce una cocción rápida y uniforme, lo que resulta en una masa crujiente en el exterior y suave en el interior. La pizza se coloca en una pala y se introduce en el horno, donde se cuece en cuestión de minutos.

La pizza también ha dado lugar a una serie de debates sobre cuál es la mejor forma de disfrutarla. Algunos defienden la tradición de comerla con las manos, mientras que otros prefieren el uso de cubiertos. La elección entre doblarla o comerla plana también es motivo de discusión. Cada estilo tiene su encanto y dependerá en última instancia de las preferencias individuales.

Además de su sabor y versatilidad, la pizza tiene un impacto cultural y social significativo. Es un alimento que reúne a la gente, ya sea en cenas familiares, salidas con amigos o en celebraciones. También es un elemento destacado en eventos deportivos y fiestas, y ha trascendido fronteras y barreras culturales para convertirse en un fenómeno gastronómico global.