La obsesión creciente de las niñas y adolescentes por las cremas: se llama 'cosmeticorexia'

Aumenta el interés entre los más jóvenes por rutinas cosméticas influidos, sobre todo, por información que encuentran en internet

La obsesión creciente de las niñas y adolescentes por las cremas: se llama 'cosmeticorexia'

La obsesión creciente de las niñas y adolescentes por las cremas: se llama 'cosmeticorexia' / Pixabay

M. González

Niñas cada vez más jóvenes con productos de belleza poco acordes para su edad, que quieren celebrar sus cumpleaños con sesiones de skin care y que emplean todo tipo de cosméticos, pese a que estén indicados para personas mayores. Tienen lo que se denomina ‘cosmeticorexia’, una obsesión por el cuidado de la piel que va en aumento y que se nutre de la multitud de vídeos que se pueden encontrar en las redes sociales sobre este tipo de prácticas que las adolescentes se empeñan en imitar. De este modo, compran y prueban muchos productos cosméticos y tratamientos faciales, pero no es algo inocuo, ya que pueden causar problemas en la piel e, incluso, perjudicar negativamente la autoestima y el bienestar emocional.

“Son modas a las que la mayoría se adhiere muchas veces sin criterio”

Lidia Pérez

— Médico especialista en dermatología

“Este fenómeno responde al creciente interés en el cuidado de la imagen facial, que hace décadas las mujeres (y en menor medida los hombres) comenzaban a edades más tardías y que actualmente se inicia de forma mucho más precoz, fruto, en parte, de la influencia de campañas publicitarias, de la creciente cantidad de productos disponibles para ello y de información al alcance de cualquier usuario de todas las edades”, destaca Lidia Pérez, médico especialista en Dermatología y miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV).

“El mundo actual está completamente influido por las redes sociales y esto es, sin duda, el detonante de esta adicción que estamos viendo en los niños y adolescentes”, coincide Teresa Solano, licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad de Navarra y especialista MIR en Dermatología Médico-Quirúrgica por la Clínica Universitaria de Navarra, de la clínica de la piel Solanoderma. “Responde. fundamentalmente, a dos cosas: a la necesidad de imitar a los famosos y a la gente guapa y al acceso cada vez más precoz a las redes en personas todavía no maduras y sin un completo desarrollo de su identidad”, añade.

“Si se usan cremas inadecuadas puede haber problemas en la piel”

Teresa Solano

— Especialista en Dermatología Médico-quirúrgica

“La ‘cosmeticorexia’ es una obsesión patológica (frecuente e intensa) por la compra y el uso excesivo de este tipo de productos con el fin de encajar en los roles de belleza y reducir así el malestar que producen imperfecciones naturales de la piel, cabello, etc.”, expone Jorge Buenavida, psicólogo de BluaU de Sanitas. “La presión social y los estándares de belleza idealizados generan una preocupación constante por el envejecimiento cutáneo, llevando a individuos, incluso a edades tempranas, a buscar soluciones cosméticas para prevenir signos de la edad”, prosigue: “Este comportamiento en ocasiones se agrava por la omnipresencia de imágenes retocadas, y por lo tanto no reales, en redes sociales y medios de comunicación, creando expectativas de la apariencia física inalcanzables de forma ‘natural’”.

“La falta de educación sobre el uso adecuado de productos dermatológicos y la influencia de la publicidad contribuyen al fenómeno de la ‘cosmeticorexia’. La percepción errónea de que más productos o una aplicación más frecuente conducirán a resultados mejores conlleva un uso excesivo y a la búsqueda constante de nuevos productos. Por otro lado, cabe destacar, que estos comportamientos, al disimular, esconder o ensombrecer partes naturales de nosotros mismos, dificultan la aceptación de nuestro aspecto físico”, añade el psicólogo.

“Puede derivar en problemas de autoestima, ansiedad o depresión”

Gerardo Martín

— Jefe de dermatología del H.U. Sanitas Virgen del Mar

“Es cierto que en la consulta se ha observado una creciente tendencia en la que niñas, pero especialmente las adolescentes, muestran un interés precoz en prácticas relacionadas con el cuidado de la piel y el maquillaje”, apunta Gerardo Martín, jefe del Servicio de Dermatología del Hospital Universitario Sanitas Virgen del Mar. “Este fenómeno podría atribuirse en parte a la exposición temprana a contenidos en redes sociales que enfatizan la importancia de rutinas cosméticas desde edades muy tempranas. Sin embargo, el uso excesivo o inapropiado de productos provoca consecuencias negativas en la piel”, sostiene.

“Yo he tenido un aumento de consultas por estos problemas”, afirma la doctora Dolores Sánchez-Aguilar Rojas, dermatóloga en el HM Rosaleda, que afirma que “algunas madres preguntan qué crema puede utilizar su hija porque la niña ahora ve muchos vídeos en las redes sociales al respecto y quiere ponerse cremas”. “El riesgo de todo esto es la información que les llega sobre productos para utilizar de alguien que no son más que influencer, cuya formación académica y cuyo conocimiento es cero en la mayoría de los casos, a veces mediatizado por las esponsorizaciones que hay detrás”, advierte.

“Reciben información de ‘influencerso’ con conocimiento cero”

Dolores Sánchez-Aguilar

— Dermatóloga en HM Rosaleda

“La ‘cosmeticorexia’ puede originar diversas consecuencias negativas para la salud de la piel. Por un lado, el uso excesivo de productos cosméticos y activos antiedad, impulsado por una obsesión por prevenir el envejecimiento, normalmente causa irritación y sensibilidad cutánea. Por otro, la aplicación exagerada y la combinación inapropiada de productos comprometen la barrera cutánea, llevando a la sequedad, descamación e incluso brotes de patologías como el acné y la dermatitis perioral”, advierte Martín. “Además, este concepto a menudo conduce a la experimentación constante con diversos productos sin la orientación adecuada, lo cual incrementa el riesgo de reacciones adversas y brotes de patología dermatológica inducidas por cosméticos”, añade.

También habla de “otras consecuencias no dermatológicas” y que tienen que ver con la salud mental, “al presentarse una obsesión excesiva con la apariencia y el cuidado estético. Esto podría llevar a problemas de autoestima, ansiedad, depresión y trastornos alimentarios”.

“Desde el punto de vista psicológico, este fenómeno lleva a la formación de una autoimagen distorsionada y a la búsqueda constante de validación ocultando aspectos naturales de la apariencia física”, apunta Buenavida. “La presión social y la obligación autoimpuesta de cumplir con estándares estéticos poco realistas perjudica negativamente la autoestima y el bienestar emocional, pudiendo derivar en adoptar comportamientos relacionados con la ‘cosmeticorexia’. Ante esta situación, es clave fomentar la educación en salud mental, el fomento de la autoestima basada en lo que somos y no cómo lucimos o nos vemos y promover la aceptación de la diversidad en la apariencia para contrarrestar estos efectos perjudiciales en el desarrollo psicológico de los y las jóvenes”.

“Lleva a la formación de una autoimagen distorsionada”

Jorge Buenavida

— Psicólogo de BluaU de Sanitas

“Ya desde la adolescencia e incluso antes comienzan a interesarse en “rutinas” de cuidado facial. Incluso niñas en edad preadolescente y adolescentes organizan beauty parties como alternativa de diversión para la celebración de sus cumpleaños o como parte de otros eventos en los que se aplican cosméticos faciales y mascarillas diversas”, afirma Lidia Pérez. 

A través de las redes sociales, “los usuarios reciben constantes estímulos publicitarios y acceden, comparten y diseminan vídeos y publicaciones sobre la utilización de productos concretos e instrucciones detalladas sobre tratamientos para el cuidado de la piel, generando modas a las que la mayoría se adhiere sin criterio, simplemente influidos por personajes concretos”, prosigue. “Dicha información resulta, en muchas ocasiones, incorrecta por imprecisa e incompleta y, en algunos casos, está influida por intereses puramente comerciales (incluso en profesionales de la salud)”, dice la experta, que también advierte que “la aplicación inadecuada de productos incorrectamente indicados en según qué piel puede producir distintos problemas, entre ellos una dermatitis perioral o periorificial, una dermatitis de contacto, brotes de lesiones acneiformes o agravar enfermedades dermatológicas preexistentes”.

En las redes sociales proliferan vídeos sobre cuidado de la piel con información incorrecta a veces

Las consecuencias en la piel dependerán, además, del producto que se utilice. “Si se trata de ponerse una crema hidratante no habrá ningún problema, pero si, por ejemplo, alguien utiliza cremas que lleve medicamentos como retinol, salicílico, glicólico y muchos más, puede haber problemas en la piel y en vez de ser beneficioso puede ser perjudicial”, afirma Teresa Solano. “No es algo que yo vea habitualmente porque los niños y adolescentes no vienen solos a la consulta, pero es verdad que a veces las madres me preguntan por alguna crema para sus hijas ya que ellas están preocupadas porque quieren cuidarse ya la piel”, apunta. “Yo siempre les digo a los padres que no hace falta hacer ningún tipo de tratamiento si no tienen un problema dermatológico. Como mucho, una hidratante suave para los meses de invierno que la piel está más seca y una protección solar si hay exposición al sol. Diferente es si hay un problema dermatológico como el acné, dermatitis seborreica o cualquier otro trastorno de la piel que puede aparecer en la adolescencia. Por supuesto que en estas situaciones debe tratarse la piel”, afirma, al tiempo que recalca que “hay que individualizar el tratamiento en cada persona y lo que le va bien a tu amiga, compañera o prima puede no ser lo adecuado para ti. Otro problema añadido es el coste económico que tienen estos supuestos tratamientos y solemos ver gente que ha gastado mucho dinero por estar mal asesorada”, subraya.

“Hay gente que tiene alguna patología propia de la edad, como acné, y quieren empezar a tratarse, pero es que el acné tiene que verlo el dermatólogo, porque no todas las pieles son iguales, por lo que se recomendará el tratamiento oportuno, que a veces requiere de algún producto de apoyo dermocosmético y a lo mejor de algún tipo de medicación”, explica: “Después, el uso de cosméticos o de productos tópicos sin ningún sentido o sin saber qué principios activos o qué excipientes tienen, en alguna ocasión, puede ser perjudicial”.

Los cuidados de la piel facial, independientemente de la edad, dependen de su estado de salud. “En el caso de que la piel padezca una enfermedad dermatológica, habrá de aplicarse el tratamiento concreto que pueda resolverla o mejorarla, acompañado de los productos de limpieza y cuidado adecuados”, insiste Lidia Pérez. “En caso de que la piel facial no padezca ninguna enfermedad concreta, sus cuidados variarán en función de lo que sea necesario para cuidar (y también para prevenir) según la edad del paciente. En pieles sanas adolescentes es suficiente con indicar unas buenas instrucciones de limpieza diaria y con la aplicación de algún producto ligero que cuide y proteja la barrera cutánea y que brinde protección frente a la radiación ultravioleta diurna”.

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