Entrevista

Doctora Martínez Lara, cirujana plástica: "La violencia estética siempre ha existido y ya estamos muy hartas"

Con 25 años de trayectoria a sus espaldas, la especialista publica 'Confesiones de una cirujana plástica. ¿Por qué nos operamos?' (Libros Cúpula) en el que desmonta mitos y defiende la ética de la profesión

La doctora Maritina Martínez Lara.

La doctora Maritina Martínez Lara. / Cedida

Nieves Salinas

"El mejor cirujano no es el que más opera, es el que más pacientes rechaza". Es un dicho que circula entre los plásticos. Lo cuenta, desde Granada, donde tiene su clínica, la doctora Maritina Martínez Lara, que se estrena como escritora con el libro 'Confesiones de una cirujana plástica. ¿Por qué nos operamos?' (Libros Cúpula). Un sincero, ameno y detallado repaso a su profesión a la imagen y la autoestima; a las cirugías en menores y el brutal impacto de las redes sociales; a la violencia estética, que "siempre ha existido, pero a la que, por fin, se le ha puesto nombre" sobre ejercida contra las mujeres, precisa; al ejercicio de una carrera que, asegura, nada tiene que ver a cuándo empezó y a cómo ejercerla desde la ética. Que es posible, remarca en entrevista con El Periódico de España, del grupo Prensa Ibérica.

Licenciada en Medicina y Cirugía por la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada y con título de médico especialista en Cirugía Plástica, Reparadora y Estética, vía MIR, en el Hospital Universitario Virgen de las Nieves de la ciudad andaluza, la doctora es vocal de Ética e Intrusión de la Sociedad de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE). Con una larguísima trayectoria en la cirugía plástica en la sanidad privada, tras 25 años de profesión, la cirujana arranca su libro con una declaración de intenciones: "Podría haberme centrado en las técnicas quirúrgicas, en sus indicaciones, la evolución en el tiempo o en los cambios en la cirugía", asegura, pero, avanza en las páginas del texto, "me apetecía muchísimo reflexionar en torno a esos otros temas, que tanto me preocupan".

Y desgrana lo que le inquieta porque lo ve día a día en consulta y porque, cuenta, habla mucho con sus pacientes: la creación de la identidad y el poder de la imagen, el hecho de que hoy la belleza parezca serlo todo, la influencia de las redes sociales, los problemas que esto supone para nuestros niños y adolescentes, la comercialización y la banalización de la cirugía, la cosificación y, peor aún, la autocosificación, la perpetuación de clichés de diferencias de género o el cambio en los paradigmas de belleza.

"No lo podemos olvidar, la belleza nos obsesiona", dice en su libro. ¿Seguimos así?

Creo que sí. Tenemos etapas en nuestra vida en la que es fundamental y otras, en las que no es tan importante. Si estamos bajas de ánimo, pensamos que es porque no tenemos el aspecto que deberíamos tener. No solo nos autoevaluamos, sino que estamos evaluando constantemente a los demás. Si has adelgazado, todo el mundo te alaba. Claro que estamos totalmente obsesionadas. Además, cuanto más tenemos a nuestro alcance, parece que si no luces buen aspecto, te descuidas.

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¿Se cuidan más los jóvenes ahora o es que tienen mejor genética?

No creo que la genética haya mejorado, aunque es verdad, comparados con otros países, no salimos mal parados en España. Pero sí, hay más cuidado. Desde la ortodoncia, que hace 20 años te lo hacías solo si tenías los dientes muy mal alienados, hasta los tratamientos del acné, que ahora se hace todo el mundo. Ya es como el hábito de cuidarte, que también significa que te preocupas de ti misma. Nuestra generación también se cuidaba y nos gustaba estar estupendas. Pero no nos hacíamos tantas fotos. No creo que los jóvenes sean más guapos ahora, sino que están más pendientes de su imagen todo el tiempo.

"Hay muchas más cosas que favorecen, además de los labios, la nariz, o los pómulos. Favorece muchísimo la inteligencia, que seas divertido, interesante...Es un conjunto"

¿Qué factor cree que es el que más ha influido en esa obsesión?

El efecto de las redes sociales. La belleza siempre ha sido importante, pero ahora, es lo que más me preocupa. Continuamente nos estamos comparando con los demás. Y afecta a todos los jóvenes. También a los chicos. Ya no tienen tanta autoestima, está bajando. Culpo de nuevo a las redes, a esa presión y ese efecto perverso de los selfis y las fotos. Como ven todo el rato lo que publican los demás y se les olvida que las fotos se retocan constantemente, se obsesionan un montón y no se gustan. ¿Qué les diría?. Que no expongan tanto su imagen y que mucho ojo a cosificarse, sobre todo las chicas. Hay muchas más cosas que favorecen, además de los labios, la nariz, o los pómulos. Favorece muchísimo la inteligencia, que seas divertido, interesante... Es un conjunto. Es todo.

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En su libro, desmonta muchos prejuicios en torno a la cirugía estética. ¿Era importante?

Sí, realmente cuando me puse a pensar el contenido, más allá del divulgativo, como hago en mi blog o redes sociales, había cuestiones que me interesaban mucho y que he aprendido en todos estos años hablando con mis pacientes. Lo primero, desmontar que la gente se mete en un quirófano sin pensárselo. La mayoría de mis pacientes llevaban años dándole vueltas a operarse. No hablo de medicina estética, eso no es meterse en un quirófano y hacerse una intervención. Ahí, la gente se lo piensa.

"Es muy habitual, también, recurrir a la cirugía en las crisis, como los divorcios. Y ahí las mujeres lo llevamos peor"

Es decir, que realmente no todo el mundo quiere operarse.

Para empezar, ni pueden. Es verdad que ya llevamos unos años que, si antes, el rango de edad que se operaba el pecho era a partir de los treinta y tantos años, después de los embarazos... progresivamente han ido entrando más veinteañeras, pero todavía esa franja de 35 a 40 y tantos, sigue siendo la más frecuente. Es muy habitual, también, recurrir a la cirugía en las crisis, como los divorcios. Y ahí las mujeres lo llevamos peor. Aunque lo hayamos decidido nosotras, nos sentimos mal.

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Admite que, cuando empezó, no le gustaba operar a menores. Y que luego cambió.

Al principio pensaba que en un menor de edad, aunque tuviera la autorización de sus padres, no se sabía bien lo que quería. No nos gusta operar a menores, ni lo hacemos. Distinto es que alguien tenga una malformación, o una mama rarísima y los padres te dicen que lo lleva fatal. Con el tiempo, me di cuenta de que hay casos en los que es una faena no tener un aspecto normal.

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Denuncia la presión que se ejerce sobre la imagen de las mujeres y también habla de la violencia estética.

Sí, claro. Ha existido siempre, pero, como tantas cosas, como hemos identificado lo que es la violencia de género, el acoso escolar... ahora le estamos poniendo nombre. Ahora la vemos más porque las mujeres estamos hartas de que se nos valore desde el punto de vista estético. Estamos muy hartas. Ahora se ha acuñado ese término porque nos irrita muchísimo. Tienes que tener buen aspecto, estar delgada o mantenerte joven, porque si no quedas fuera de juego. Si engordas, te estás dejando. Estoy cansada de decir a la gente que no tiene por qué estar tan delgada. Cada uno tiene su peso. Su cuerpo.

'Confesiones de una cirujana plástica. ¿Por qué nos operamos?'

Maritina Martínez Lara

Libros Cúpula

216 páginas / 18,95 euros

¿Qué cambios ha visto en estos años de profesión?

La cirugía no se debe notar. Veo en muchas mujeres un aspecto uniforme, que es más de tratamientos de estética. Patrones de mujeres a partir de los 40 años y que tienen todas una cara muy parecida. Hace años no existía el bótox y el lifting tenía mala prensa porque era muy marcado. O estiraban mucho por los lados y quedaba muy artificial, La cirugía ha evolucionado mucho y ahora hay muchas técnicas que no se notan. Igual que la moda del pecho grandísimo, que ya no todo el mundo quiere, aunque la de mama sigue siendo la cirugía más demandada. Está empezando a cambiar la tendencia. Hay chicas jóvenes que ya piden implantes más pequeños. Ya no todas buscan la copa C.

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Y en los hombres, ¿qué está viendo?

Siempre es minoritario. Creo que no llega al 10% de intervenciones en mi consulta porque tienen la autoestima más alta que las mujeres, que esa es otra, porque se nos educa así. En los hombres, en cirugía facial, he visto mucho la corrección de bolsas.

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Cuenta que no siempre opera a sus pacientes. Que ha rechazado a varias.

Intento mantener la ética. Nunca voy a aceptar cirugías que sean, por ejemplo, para satisfacer a una pareja. Digo a la paciente que por ahí no. Sobre todo si es una persona que en ese momento no está bien anímicamente y no se va a quedar como espera, o tiene un índice de complicaciones que no puede asumir, le digo que no es el momento.

"La autoestima es lo que nos apreciamos. Aunque no sea objetiva. Es como nos valoramos"

Un aspecto sobre el que reflexiona mucho es la autoestima. ¿Qué supone para usted?

La autoestima es lo que nos apreciamos. Aunque no sea objetiva. Es como nos valoramos. Depende de muchas cosas, pero está claro que nuestro aspecto influye muchísimo en la autoestima. Si te corriges las bolsas que te dan aspecto de cansancio, ya no te miran pensando que estás triste. Y tú misma, cuando te ves, tienes otra percepción. Te ayuda un montón, los plásticos lo vemos todos los días.

La cirujana plástica, en su consulta de Granada.

La cirujana plástica, en su consulta de Granada. / Cedida

Es miembro de la SECPRE, que lleva años denunciando la mercantilización de la cirugía plástica y las clínicas 'low cost'. También el intrusismo.

Cuando empecé ponías tu consulta, poco a poco, no había redes... Los pacientes tenían referencias directas del profesional. Todo fue cambiando y las empresas a hacer publicidad a gran escala. La gente se lo creía. Empezó a comercializarse la cirugía con financiaciones y se vendió como lo que no era. Hay grupos hospitalarios que contratan a cirujanos plásticos como negocio; incluso las aseguradoras a veces presionan un poco. Eso disminuye el margen de quien trabaja para esas empresas y apenas ve al paciente. Nada más contrario a lo que es un acto médico. ¿Me voy a poner yo ahora a trabajar en una clínica 'low cost' con mi experiencia?. Pues no. Los cirujanos debemos tener la libertad de decidir si operamos o no al paciente, por más que nos presionen. El valor en un cirujano está en los pacientes que rechaza. Por eso, el intrusismo nos preocupa un montón. Queremos que quien ejerza esté facultado para hacerlo, que tenga la especialidad.