Premios Princesa de Asturias

Elisalex Lowënstein, Panji Kajani y Amina Swedi: "Llevará tiempo y esfuerzo, pero erradicaremos el hambre"

Los voluntarios de Mary’s Meals están convencidos de que "pequeños actos de amor mejoran el mundo"

Elisalex Lowënstein, Panji Kajani y Amina Swedi.

Elisalex Lowënstein, Panji Kajani y Amina Swedi. / Muel de Dios

Elena Fernández-Pello

Panji Kajani tiene un plan. Es sencillo, pero ambicioso. "Proporcionar una comida al día a todos los niños en edad escolar es el punto de partida, a partir de ahí comenzamos a construir: la educación les proporcionará destrezas y esperanza, nuevas generaciones educadas, y con ellas las comunidades florecerán, los países mejorarán y tendrán los recursos necesarios para mantener su estabilidad". Así lo cree este voluntario de Mary’s Meals, que está al frente de los proyectos que la organización, premio "Princesa de Asturias" de la Concordia, tiene en marcha en Zambia y Zimbabwe. Kajani tiene la certeza de que "llevará tiempo y esfuerzo, pero erradicaremos el hambre; no sé si nosotros lo veremos, pero estoy seguro de que lo haremos".

Él y el resto de los voluntarios de Mary’s Meals están decididos a lograrlo, aunque sea tan trabajoso como en Kenia, un país que intenta "reconstruirse, dejando atrás el colonialismo y las catástrofes naturales" que lo han asolado. La directora de la organización en ese país, Amina Swedi, se detiene en Turkana, una de sus regiones más extensas, azotada por los conflictos armados en los territorios limítrofes de Etiopía y Uganda y por el cambio climático, que está arrasando el agua y los recursos naturales. El de Turkana es el nuevo gran proyecto que ha movilizado a Mary’s Meals, avanza su presidenta en España, Elisalex Lowënstein. Ella llegó al voluntariado "puramente por amor" y está convencida, como sus compañeros, de que "pequeños actos de amor mejoran el mundo".

Panji Kajani, Amina Swedi Elisalex Lowënstein recogerán esta tarde en el Campoamor el premio que estaba previsto que recibiera personalmente el fundador de Mary’s Meals, Magnus MacFarlane-Barrow. Él tuvo que suspender su viaje a última hora por una infección pulmonar que lo retiene ingresado en el hospital.

Lowënstein habla de Magnus MacFarlane-Barrow con admiración. "Es un hombre muy tímido, muy alto, de casi dos metros, profundamente religioso, con un amor enorme a la infancia, mucha cabeza y que se apoya mucho en la gente", refiere. Ella lo conoció durante una peregrinación a Medjugorje, en Bosnia Herzegovina; tenía 68 años y acababa de enviudar, lo escuchó hablar de su organización, que comenzó a trabajar allí, con la población empobrecida por la guerra de los Balcanes. Lowënstein, que es medio alemana, medio italiana y por encima de todo española –aquí vive desde hace más de 50 años y sus hijos y nietos son españoles, como lo era su marido–, le ofreció su colaboración para traer Mary’s Meals a España. Ahí empezó una nueva etapa en la vida de Elisalex Lowënstein. Actualmente hay varios grupos de voluntariado en España: en Barcelona, Madrid, Valencia, Sevilla, Canarias, también en Cantabria... Aún no en Asturias. Es muy fácil hacerse voluntario, asegura, animosa . "No hay más que apuntarse a través de la página web, con un grupo de amigos e ir viendo qué podemos hacer", explica. A veces son cosas tan sencillas, comenta, como organizar una merienda, una cena, aprovechar para vender el libro de MacFarlane-Barrow o, como uno de sus colaboradores, donar un stock de alpargatas para recaudar dinero con su venta en mercadillos. "Se puede cambiar el mundo con pequeñas acciones en familia, entre amigos", afirma. Ella, a sus 79 años, lo intenta y sus nietos también.

El dinero recaudado –esta misma semana recibieron mil euros recaudados en el colegio de Meres– va a las comunidades en las que Mary’s Meals tiene sus proyectos. "Las solución siempre es local, aunque seamos una organización internacional", indican. Las causas de la pobreza y del hambre "son múltiples y variadas" y en cada lugar se requiere una intervención específica. Mary’s Meals lo tiene en cuenta, incluso "la comida es distinta, atendiendo a las distintas necesidades y sensibilidades", indica Swedi.

Con la complicidad de los agentes locales, profesores y de los colegios, que es dónde los niños reciben su plato diario de comida, y de las madres, que la cocinan, Mary’s Meals ha conseguido alimentar cada día a 2,4 millones de escolares en 18 países, un millón de ellos en Malawi, donde su proyecto ha ido creciendo desde 2002 hasta convertirse en el más grande de la organización. Ahí es donde Lowënstein está deseando regresar para reunirse con esas madres, a las que alaba la valentía y el ansía de conseguir un futuro mejor para sus hijos, y con esos niños, "tan deseosos de estudiar".

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