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Los retos sanitarios tras el 23-J: las listas de espera, la salud mental o la ley antitabaco

El sistema requiere de una hoja de ruta definida y de un pacto por la Sanidad que aleje las decisiones de la lucha partidista

Patricia Martín

La pandemia ha puesto de manifiesto la necesidad de invertir y priorizar la sanidad. Por ello, el Gobierno saliente, además de impulsar con éxito la mayor campaña de vacunación de la historia, ha puesto en marcha medidas destinadas a ampliar las plantillas, a aumentar la inversión en salud mental o a la compra de equipos de alta tecnología.

Sin embargo, aún hay muchos retos pendientes que debería afrontar el nuevo Ejecutivo, sea del color que sea, porque el sistema requiere de un pacto por la Sanidad, según reclama el Foro de la Profesión Médica, que aleje las decisiones de la lucha partidista. Estas son las principales prioridades:

1. De entrada, es necesario aprobar una hoja de ruta, que sirva para rediseñar el sistema a largo plazo, que contenga indicadores, objetivos y actuaciones a llevar a cabo. Por paradójico que pueda resultar, como la sanidad está trasferida a las comunidades, en España no existe una estrategia de estas características. Y el Plan Integral de Salud, que es lo más parecido, lleva pendiente de ser renovado desde 1986, según Marciano Sánchez Bayle, presidente de la Federación en Defensa de la Sanidad Pública. A su juicio, el plan debería estar dotado “con una financiación de carácter finalista” que sirva para acabar con las diferencias territoriales en las prestaciones.

2. A su vez, Ildefonso Hernández, portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública (Sespas) reclama que el nuevo Ejecutivo tenga presente el principio del buen gobierno, sobre todo a la hora de no dejarse influir por la industria en la toma de decisiones. Son varias las leyes que se han quedado varadas debido a la oposición del sector afectado. El ejemplo más palmario es el endurecimiento de la ley del tabaco, que han prometido hasta tres ministros y en la última etapa se diseñó un Plan Integral contra el Tabaquismo, que se consultó con los expertos, pero también se ha quedado en el cajón. Además, se ha paralizado la prohibición de los anuncios de alimentos insanos infantiles, por el veto impuesto por Agricultura e Industria.

3. El Gobierno de Sánchez ha aprobado la creación de una Agencia Estatal de Salud Pública, una asignatura pendiente desde 2011. Su tarea será decidir y coordinar estrategias para que la salud esté presente en todas las políticas, dado que desde el medio ambiente, hasta los animales o la economía, todo influye en la salud humana. Sin embargo, aún falta ponerla en marcha. Asimismo, según Hernández, sería necesario crear una Agencia de Evaluación de las Tecnologías y Prestaciones Sanitarias que sea independiente y vele porque las técnicas y metodologías que se incorporen al sistema, dado que en muchos casos requieren de gran inversión, sean realmente útiles.

4. Años de recortes y desdén han provocado un grave deterioro de la atención primaria, que no se ha recuperado en la última legislatura pese a que el Gobierno ha trasferido a las comunidades 580 millones, una montante histórico. El tiempo medio para ser atendido ha alcanzado el récord de 9,2 días, cuando en octubre de 2017 se situaba en 4,3 días. Y la imposibilidad de ver a un médico de familia en un tiempo razonable ha aumentado la presión sobre las urgencias. Por ello, las sociedades médicas reclaman que se invierta en primaria lo que recomienda la OMS: el 25% del presupuesto destinado a Sanidad, cifra que queda muy lejos del 14,9% que las comunidades prevén destinar este año, solo seis centésimas más que en 2022.

5. Unido a lo anterior, hay que reducir las esperas en todo el sistema. En 2022, ha crecido un 12% el número de pacientes aguardando a ser operados, con un tiempo medio de 122 días, un día menos que en 2019 pero con 90.000 personas más en la lista. Para ello, de nuevo, se requiere más inversión. En 2021 se invirtió el 7,3% del PIB y se debe alcanzar el 8% “para igualarlo a los países más avanzados de la UE”, según Sánchez Bayle.

6. La pandemia ha dejado tras de sí otro problema de igual o mayor magnitud: el incremento de los suicidios y trastornos mentales. Frente a ello, Sánchez ha puesto en marcha un plan dotado con 100 millones, cuya medida más tangible es la puesta en marcha del teléfono contra el suicidio. Pero hace falta incrementar el número de psicólogos y psiquiatras para acercarse a la media en la UE. 

7. Además, los especialistas creen necesario ampliar la cartera de servicios y que esta incluya la salud bucal, la fisioterapia, se contraten más matronas o se amplíen los servicios de atención temprana para niños con problemas de desarrollo.