Existen numerosos motivos por los que el fumador debe intentar dejar el tabaco. Para conseguirlo, hay varias técnicas y consejos que se pueden llevar a cabo, si bien lo primero y más importante de todo son las ganas. El fumador debe estar convencido de que quiere abandonar este hábito.

La tarea que el fumador tiene por delante no es sencilla. Puede sufrir síntomas como inquietud, ansiedad, somnolencia, incremento de apetito o irritabilidad, pero cualquiera puede superarlo.

Una vez convencido, el fumador puede seguir consejos como las siguientes:

Comentarlo a familiares y amigos

La gente que rodea al fumador es fundamental para que éste logre su objetivo. Resulta muy importante que la familia, los amigos y los compañeros de trabajo le apoyen. Tienen que ayudarle en los momentos difíciles, pero siguiendo sus consejos previos. No se puede esperar que sean los demás quienes sepan lo que se ha de hacer.

Hacer nuevos planes

El fumador debe pensar qué hará en esos momentos en los que era más propenso a fumar. Tal vez, es conveniente cambiar los hábitos que antes acompañaba con un cigarrillo. Por ejemplo, si siempre se fuma al tomar café, habrá que dejar de tomar café o sustituirlo por otra bebida.

Otra idea es sustituir por caramelos, por ejemplo, aquellos lugares en los que habitualmente tenía cigarrillos, como puede ser el coche. También deberá pensar qué tener en las manos y en la mente cuanto habitualmente pensaba y tenía un cigarrillo. Buscarse un hobby es una buena opción.

Cambiar el estilo de vida

Resulta conveniente cambiar los hábitos como las horas de comer, los lugares en los que se sienta o comenzar a hacer ejercicio. Además, tener algún alimento saludable o un pajita en la boca en lugar del cigarrillo puede ser un buen hábito en los primeros días.

Retirar lo relacionado con el tabaco

Es imprescindible retirar de la vista todo lo que tiene que ver con el tabaco. Los ceniceros y los mecheros hay que guardarlos y tenerlos lo más recogidos posibles para que no se vean. Por supuesto, debemos tirar las cajetillas de tabaco que aún tengamos.

Establecer fechas y metas

Es imprescindible establecer una fecha concreta a corto plazo para dejarlo -alrededor de dos semanas- y no resignarse si se cae en un error puntual una vez sobrepasado la fecha. Debe servirnos de experiencia y analizar qué ha pasado para recaer, con el fin de no reincidir.

Lo que nunca se debe hacer es fumar un cigarrillo porque pensemos que no nos afectará. Hay que tener claro que para lograr el objetivo la abstinencia debe de ser total.

Tampoco debemos pensar en los días que quedan por delante y puede recompensarse si se consiguen éxitos. Por ejemplo, puede apartar el dinero que gastaría si siguiera fumando y con ello, comprarse algún capricho.

Apuntarse a programas

Los centros sanitarios ofrecen programas a los que apuntarse para dejar de fumar. En ellos se aconseja sobre medicamentos y productos que consumir para acabar con la adicción a la nicotina, como los conocidos parches, la gomas de mascar o los aerosoles. Además, existen otros medicamentos con receta que ayudan contra la abstinencia.