«Dependemos al 90% del corazón de las personas. Hay mucha gente necesitada, pero afortunadamente también existen personas buenas con dinero», dice Viviana Amancio, voluntaria encargada del almacén de alimentos de Cáritas Sant Antoni desde 2016.

Con unas estanterías más vacías que llenas, ayer mostraba una gran sonrisa al recibir los más de 220 kilos de alimentos donados por los restaurantes de San Antoni que han participado en el llamamiento de la Asociación de Bares, Restaurantes y Cafeterías de la Petita i Mitjana Empresa d'Eivissa i Formentera (Pimeef). Los cerca de 220 kilos de alimentos que llegaron al almacén a última hora de la mañana irán destinados tanto a la cocina del comedor de esta entidad benéfica en Sant Antoni como a los lotes que diariamente reparte entre las familias más necesitadas.

Con una experiencia de casi cinco años, Viviana Amancio calcula que esta donación puede estirarse durante dos días. Las cifras son penosas. Si hace un año se repartían lotes de comida a unas 20 personas, ahora el número de personas ha aumentado a 60 y los días de la semana de recogida han pasado de dos a cuatro.

Para lograr mantener esta demanda de productos básicos, Silvia Iglesias, trabajadora social de Cáritas, corrobora que el 70% de los ingresos de esta entidad proceden de donaciones particulares. «Mantenemos la actividad con la venta de ropa de segunda mano y con las donaciones de particulares y empresas. Hay personas que van a un supermercado y hacen una compra para nosotros», explica. Estas aportaciones son el principal sustento de Cáritas Sant Antoni ante la disminución de las subvenciones públicas y en especial de la ayuda procedente de la Unión Europea.

Además de alimentos como tomate frito, pasta, arroz, sardinas en lata, harina, pollo, azúcar, zumos de frutas para los niños, café para los desayunos y meriendas o comida preparada para quienes ni siquiera tienen una cocina, Viviana Amancio alerta sobre la necesidad imperiosa de donar pañales para bebés y todo tipo de productos de higiene personal.

El cerrojazo de los restaurantes también se nota en el descenso de donaciones, ya que cuando están abiertos muchos aportan platos preparados, productos de alimentación, e incluso invitan a comer a personas con necesidad.

La situación es tan grave que los datos de este centro de Sant Antoni lo dicen todo: en la primera semana de 2020 atendieron a 245 personas; en la misma fecha de 2021 la cifra es de 600. En estos fríos números se encuentran las familias que recogen dos veces al mes un lote de alimentos -que ha pasado de cinco a tres kilos-, los usuarios del comedor social (unos 15 al día) y las 30 o 40 personas que utilizan las duchas o el servicio de lavandería. Aunque la mayor parte de quienes recurren a esta ayuda son hombres mayores de 50 años, Silvia Iglesias apunta que en los últimos meses ha bajado la edad de los usuarios y ha aumentado el número de mujeres. Aproximadamente el 80% de los usuarios proceden de los Servicios Sociales de Sant Antoni y Sant Josep, dada la cercanía de Cala de Bou.

A la acción solidaria de los propietarios de los restaurantes de Sant Antoni y de mayoristas de alimentación se sumarán los restaurantes de Ibiza cuyos productos irán a Cáritas y a Carritos Solidarios, y los de Santa Eulària. Pimeef intentará también organizar esta iniciativa en Formentera.

Verónica Juan, presidenta de la asociación de restauración de la Pimeef, considera que esta acción «sirve para animar a otras empresas y particulares a donar».

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